domingo, julio 22, 2018

EL POBRE


                                                   

Los que me conocen dicen que soy un hombre conflictivo, que cuando no tiene un problema se lo inventa, que si tengo un pasado lleno de borrones, que miro a la gente con los cristales opacos del orgullo y la soberbia, que miro debajo las alfombras…  ¡Vaya tela!  ¡Si yo sólo he reclamado esporádicamente mis derechos!

Por ejemplo, sin ir más lejos: lo que me sucedió hace poco  con una mujer rica que  regresó de las vacaciones.
Resulta que desde hacía cuatro años  y para poder llegar a fin de mes con mi pensión, devaluada a causa del 15 % de pérdida de poder adquisitivo, al no ser actualizada con el IPC anual tal como manda la Constitución (Artículo 50. Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad), yo me  colocaba cada día en la puerta de una casa señorial situada junto a la  iglesia, y la dueña salía cada mañana a eso de las doce, me saludaba con un escueto “Buenos días”  y me entregaba un euro, con el cual yo me iba a Mercadona y compraba una barra de pan y una lata de atún, o un litro de leche (o de vino, para echarle ánimo y perder la vergüenza.)
 Pero hete aquí que el otro día  regresó de pasar un mes de vacaciones en Canarias y, tras mi  saludo amable interesándome por su estado y el de su familia, ella me entregó el acostumbrado  euro.

 Yo miré la moneda moviendo la cabeza y escuché dentro de mí una voz que decía: ¡No lo permitas!, son cuatro años de antigüedad; tienes derechos adquiridos.

—Señora, disculpe, pero ésa no es la cuenta —le dije.

Y ella  lanzó su mirada contra mí con los ojos saltándole de las cuencas y los labios estreñidos  con tanta rabia que me encogí y me cubrí la cara con los brazos.
—¿Pero cómo se atreve? ¡Encima que le doy un euro cada día…! — me espetó
—Pues a eso me refiero, señora —alegué yo muy serio y compungido—, que me falta el euro de cada día que ha faltado usted. Yo he estado en mi puesto, clavado como una farola, iluminando su puerta con mi presencia. Según mis cuentas, usted me debía haber dado treinta y un euros con el de hoy…
Y ella con los ojos encendidos como los faros de los Amarillos, y las venas del cuello hinchadas como rabos de lagartos, las montañas rusas  bajando y subiendo y respirando fuerte y agitadamente, ¡Ah... ah..., ah...! (Yo creí  que ella tenía un orgasmo). Y de pronto, exclamó:
— ¡¿Habrase visto?! Pero qué te has creído, imbécil! ¡Que te den!
Y me dejó plantado.
 ¡Joé, qué modales!, pensé. ¡Yo que creía que la riqueza iba acompañada de la educación y cultura! Y la vocecita que me decía: ¡No te cortes, díselo! Y colocando las dos manos junto a la boca como altavoz grité:
¿Sí?¡Pues entonces búscate a otro pobre, que con éste no presumes más de riqueza  ni de buenas obras ante los vecinos! ¡Ea!, ya está dicho.

Y me fui.

Cuando me acercaba a mi casa, salió de detrás de un contenedor de basuras la señora Depresión. Se abalanzó a mí y aferró mi garganta, ahogándome y dejándome sin fuerzas, encogido, angustiado y lagrimoso. Y la vocecita que antes me azuzaba ahora se pasó al otro bando y me reprochaba: ¿Pero qué has hecho, idiota? ¿Adónde vas a ir ahora, quién te va a dar de comer, quién te dará trabajo?
Llegué a mi casa arrastrándome y deprimido (¡Claro, si llevaba a cuestas la  Depresión!) y entré y me  senté en la cocina, crucé los brazos sobre la mesa y hundí mi cabeza en ellos para disimular  mi pena.
 Mi mujer, que es muy lista, se dio cuenta enseguida de que me pasaba algo y me preguntó:
—¿Qué te pasa, cariño?
— Nada.
— Venga, cuéntamelo.
—Que he perdido mi puesto de  trabajo
—¡Joé! Cómo ha sido eso.
— Pues ya ves: Mi genio.
—Bueno, pues ya encontrarás otro.
—¿A mi edad? Soy un desgraciado, si supieras cuánto lamento no poder darte todo lo que quisiera y te mereces… Me gustaría ser una persona rica y famosa, algo así como Etoo, Iniesta, Casillas o Zapatero… O el Rey, para darte un palacio donde vivieras como la Reina, que es lo que te mereces.
Y ella que me acaricia la mejilla y dice:

—No seas bobo, ¡con lo que yo te quiero así!

¡UF! ¡UF! Esas cosas no se pueden decir así de golpe en un día como ese. ¡Mira, mira!: tengo la piel  como el  papel de lija, los vellos como puntas de alcauciles.
Y al oír eso me levanté, la abracé y, recordando una frase que leí el otro día en la feria del libro, le dije:

— “No te quiero por cómo eres, sino por cómo me siento yo cuando estoy contigo.”

Y entonces ella, que jamás había oído esa frase y creyó que era mía, se derritió. Dejó caer al suelo el vestido y lanzó el sujetador al aire —que vino a caer sobre la olla exprés—, las bragas volaron sobre el frigorífico y dejaron a San Pancracio sin perejil... Total, que tuve que hacerle el amor allí mismo. Y después del revolcón, aún sudorosos ambos,  le prometí buscar trabajo cuanto antes.

Ahora que lo pienso: tengo un par de poesías publicadas en el libro de poemas que me traje de Sigüenza: creo que eso sirve  para mi currículo y me será más fácil encontrar un nuevo trabajo.
 ¿Se imaginan la cara de papa hinchada de orgullo de mi  jefa mostrándole a sus amigas en la puerta de la iglesia al salir de misa el libro de poemas, y presumiendo de tener en su puerta un  pobre "poeta"?

Sí, ya sé: pensarán ustedes que  carezco de dignidad, de orgullo, que es  una vergüenza  tener a mi familia así… ¿Pero qué quieren que haga? En Andalucía siempre ha sido así. Nada ha cambiado: con la Monarquía, la Dictadura, o con la Democracia, gobierne la Derecha o  la Izquierda…, el obrero andaluz  siempre ha sido humillado y obligado a vivir de las limosnas.
 Y todos tan contentos; nadie se levanta... De casi ochocientos mil  habitantes que tiene la Bahía de Cádiz, con una tasa del 30 % de parados, sólo unas seis mil personas salieron a la calle a protestar por  la mala situación que vivimos, los recortes de derechos y  la falsa  Democracia que impera en España.
Y no voy a ser yo, a mi edad, quien cambie eso.



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jueves, julio 05, 2018

LOS CUENTOS DEL ABUELO



No podía día faltar entre mis publicaciones una obra dedicada a la juventud, por eso he elegido de 

entre mis archivos quince cuentos juveniles donde destacan la amistad, la solidaridad, el amor puro y 

el respeto a las personas y a los animales. A vuestros hijos le encantará, a vosotros, que ya habéis 

leído alguno de ellos, me consta que también.

Os presento LOS CUENTOS DEL ABUELO, que encontrarás ahora en Amazon en ebok, y  la semana que viene también en  formato papel.


"El Cachorrito" es la historia de un niño que se encuentra un perrito abandonado en un contenedor de basuras y como sabe que sus padres no quieren animales en su vivienda lo esconde en un jardín y trata de criarlo.
"Miguelín" es un niño travieso que no quiere estudiar, y solo obedece a su abuela. El director del colegio idea la forma de echarlo del centro cuando acabe el curso; pero Miguelín se hace famoso y es entrevistado en televisiones y radios.
"Amigos" es una historia de amor: el que siente Juan por su amiga Lola, quien no le corresponde y le humilla acostándose con Carlos. Juan sabe que ella es libre de amar a quien quiera, no es suya. Intenta seguir siendo amigo de Lola; pero no es buena idea.
"Julieta" cuenta la historia de una niña, hija única de un matrimonio adinerado, que desaparece de su casa.
"El asfalto", donde un perro nos habla mientras corre por la carretera en busca de su amo.
"La niña y el monstruo", es la historia de Flor, una niña que pasea por campo y es secuestrada por un caballero misterioso que intenta violarla.
"La niña valiente" se enfrenta al horrible monstruo que la ha poseído.
"Mohamed" es un niño que mira desde una roca del acantilado el mar que momentos antes se ha tragado la patera en la que viajaba junto a sus padres.
"Alí" es un niño árabe que conoce la Nochebuena en un centro de acogida, y tal como le han sugerido, pide un deseo.
Y seis cuentos más


martes, julio 03, 2018

CUANDO ESPAÑA DESPIERTE


 YA ESTÁ MI NUEVA NOVELA PUESTA A LA VENTA EN AMAZON EN DOS FORMATOS: EN EBOK PARA LEER EN LIBRO ELECTRÓNICO Y EN PAPEL.

 LA PUEDES ADQUIRIR PINCHANDO EN ESTE ENLACE:

 PORTADA EN FORMATO EBOK





PORTADA EN LA EDICIÓN DE PAPEL, 475 PÁGINAS


SINOPSIS:

Un grupo de jubilados presencia desde la tribuna del Congreso de los Diputados el desarrollo de un debate parlamentario. De pronto uno de ellos lanza una botella, supuestamente de agua, al centro del hemiciclo, que obliga a intervenir a varias dotaciones de bomberos y fuerzas de seguridad. Ya en prisión, el anciano recibe la visita de Ana, una joven periodista, becaria de un importante periódico nacional, que le propone contar su vida para intentar comprender la razón que impulsa a un septuagenario a cometer tal crimen, en vez de disfrutar sus últimos años de vida tranquilo y sin penurias. A partir de ahí, el preso desvela una vida riquísima en experiencias propias en su deambular como emigrante por el mundo.