miércoles, septiembre 30, 2020

LA SANIDAD CONCERTADA, EN ANDALUCÍA.


 Hoy tengo cita con la doctora que me ha estado atendiendo con éxito e intenta descubrir el origen de la enfermedad que a punto a estado de enviarme al otro barrio. "Artritis reumatoide" fue su diagnóstico, y para confirmarlo me envió a hacerme unos análisis de sangre y orina en junio. Fui a mediados de julio a su consulta para saber el resultado, y ¡oh, sorpresa! El laboratorio del Hospital Santa María de El Puerto no realizó ni la mitad de los estudios solicitados. La doctora, creyendo que fue un olvido del laboratorio, me envió a repetirlos y fui hace diez días. Hoy acudo de nuevo a la consulta convencido de que tampoco han hecho los análisis. ¿Motivo? 


La propia enfermera que me extrajo la sangre de una manera tan bestial que me provocó un gran derrame en el brazo, me dijo:
"Algunos análisis de datos de los que pide la doctora no tenemos medios para realizarlos". Y es la jefa de Extracción. La vez anterior, en junio, me hizo lo mismo.

Sí señores, esta es la calidad de Sanidad concertada que ofrecen a los pacientes andaluces. 

Tenemos hospitales con la más alta tecnología en Andalucía, muchos extranjeros de los países nórdicos vienen aquí para realizarse trasplantes e instalarse prótesis diversas, y sin embargo nos envían a los concertados. 

A doce kilómetros de mi casa está el Hospital Universitario de Puerto Real, el más preparado de la provincia. Y sin embargo me obligan a ir al hospital de El Puerto, sí o sí, donde por lo visto no tienen lo medios para realizar con éxito un análisis de sangre ordenado por una de sus doctoras. ¡Vivir para ver! 

Miren como tengo el brazo diez días después de haberme sacado la sangre. La semana pasada el cardenal me cogía medio antebrazo. 
La experta enfermera no pierde tiempo en buscar la vena, ella pincha directamente y luego mueve la aguja de un lado a otro hasta encontrarla. También puede cortar la vena , ¿no? Pues eso. 
Y no protestes ni alces la voz porque actualmente la Ley protege a los sanitarios y por la mínima llaman a Seguridad, te echan fuera y encima te multan. 
Veremos hoy como acaba esto. Buenos días.

martes, septiembre 01, 2020

EL REENCUENTRO





Después de estar ocho días de vacaciones, sin verla ni decirle nada, sin tocarla suavemente sin que Carmen se diera cuenta, yo intuía que ella estaba esperándome en casa, disgustada, rumiando su venganza. 
La verdad es que yo temía enfrentarme a ella, pues era una de esas que divulga los secretos cuando se enfada. Y ella me conoce a fondo, lo sabe todo de mí.

La pasada noche me desperté a las tres para ir al baño. Me levanté despacito para no despertar a Carmen y fui al servicio sin encender la luz, aprovechando la claridad que entraba por la ventana.

Me senté en la taza para no orinar afuera, ya que apenas entraba la luz que reflejaba la farola que había en la plaza. Y la vi. Allí estaba... 
Yo hice como si no me hubiera percatado de su presencia y miré al frente, observando mi silueta reflejada en el espejo. Ella guardaba silencio, esperando quizás un reencuentro furtivo en la intimidad del cuarto de baño.

La observé sin dejar de mirarme en el espejo, mirando de reojo y sin mover la cabeza; ella permanecía atenta, sentada en el suelo junto al lavabo, ocultándose tras las toallas. La luz que entraba por la ventana se reflejaba en sus ojos, y me pareció ver el odio en ellos.
Yo sentía temblar todo mi cuerpo, me jugaba mucho en ese momento, no podía ignorarla... Tenía que tomar una decisión.
Al fin me decidí.

Aparté la toalla de baño, me incliné despacito y la cogí por la cintura. Luego la coloqué suavemente de espaldas en el suelo, en medio de la sala. Sentí como ella se estremecía al colocarme sobre ella, sus ojos se movían de lado a lado antes de quedarse inmóvil, extasiada.

Yo fingí el orgasmo y luego exclamé: ¡Oh, Dios, qué he hecho! Mi pobre Carmen va a sufrir mucho cuando se entere...
Enfadado, me aparté de ella, y la empujé sin recato hasta el rincón. Ella continuó bajo el efecto del éxtasis y ni me miró siquiera cuando salí del cuarto de baño. Dos kilos más.
¡Puta báscula!