domingo, enero 28, 2024

LAS AMISTADES, PARA ESO ESTÁN

 

¡Buenos días, amig@s!

Ya estamos otra vez en domingo.¡Cómo pasan las semanas y los meses! Ya tengo otra factura de la luz para pagar el día 30. Y parece que fue el lunes cuando pagué la de diciembre.

La vida es un asco. Menos mál que tenemos amig@s que nos la hacen más llevadera. Por ejemplo: mi amiga la farmacéutica.

Ayer recibí una postal del Fuji llama, en  Japón. Lla enviaba un turista al que acompañé un día haciendo de guí de mi ciudad, por 50 eurillos, que no viene mla para invitar a mi carmen a comer. No entendía ni una sola palabra del texto. Y mi mente privilegiada pensó:

«Llévale la postal a la farmacéutica. Ella está acostumbrada a decibralas recetas médicas, cosa que no entienende noi los médicos que la recetan»

Y allá que fui.

La Licenciada en Farmacia tomó en sus lindas manos la postal, la leyó con cuidado y entró dentro del local. Tres minutos más tarde me entregó un bote de  jarabe para el estreñimiento diciendo:

Tómate una cucharada después de la comidas y otra después de cenar.

Acaba de comenzar el domingo y ya he ido al servicio tres veces. Pero ustedes no se preocupen por mí: pasen un día muy feliz, que parece que estamos en primavera.

 

viernes, enero 26, 2024

CON LA SANIDAD HEMOS TOPADO












 


Cada día trae su propia huella, y el de ayer nos regaló a mi Carmen y a mí, luces y sombras. Os cuento:

Hace unos días la doctora me recetó una ecografía, y me la hicieron en un hospital concertado de El Puerto. Despues le recetó a mi esposa lo mismo, y tuvimos que ir ayer a Puerto Real, con los trastornos queso conlleva: Solo funciona una linea de autobuses que va desde El Puerto al hospital, y eso tres veces al día. Llegamos a las tres de la tarde al hospital y a la media hora ya estábamos de nuevo en la parada del bus para regresar a casa.

¡Debíamos esperar dos horas y media! Hasta las seis no salía otro.El taxi cuesta ya más de  25 euros y la verdad a mí me duele regarlarle eso a un taxista que en diez minutos nos ha llevado otras veces.

Estábamos pensando en si quedarnos a esperar, coger el taxi o el tren desde Puerto Real cuando llegó un autobus para Cádiz. Allá nos fuimos. Prefiero gastarme 50 euros en pesacaíto frito que en 25 en un taxi. Teniamos toda la tarde por delante.

En Cádiz, mi Carmen entró en infinidad de tiendas como hacn los turistas: mirarlo todo sin comprar nada. Hasta que unos zapatos la atrajeron y la convencieron para traerlos a casa. Merendamos café y dulces ( Somos diabéticos, pero es que Cádiz hace perder el juicio a cualquiera.

Luego dimos una vuelta y regresamos en el catamarán para ver anochecer desde el mar. Estuvimos 50 minutos esperando al autobús, que normalmenta pasa cada media hora, y luego se presentaron tres seguido,  Mala sueete que tenemos nosotros, que vamos a bañarnos a  la playa y ese día no hay agua.

martes, enero 16, 2024

EL REGALO

 

 

 iMAGEN DE LA RED, LIBRE DE DERECHOS


¡Buenos días, amig@s!

Que me he enterado, gracias al topo que tengo en La Zarzuela, de que cuando vino el 31 de octubre Juan Carlos I al palacio de El Pardo para celebrar en familia el cumpleaños de la princesa, recibió un paquete con una carta que decía así:

«Estimado Señor:

En el cumpleaños de su nieta, me place enviarle este pequeño regalo esperando le acompañe en sus ratos de soledad en Dubai, Podrá hablar con él y contarle sus penas y proyectos. Y si le molesta la charla, podrá decirle sin ningún problema lo que me dijo a mí delnte de las camaras de televisión:

¿Por qué no te callas?

Atentamente, Nicolás Maduro, Presidente de Venezuela»



Abrieron la caja y encontraron un loro muy colorido.

— ¡Ay qué bonito!— Exclamó la princesa— ¿Dice que habla?

— ¡Abajo la Monarquía! ¡Viva la República!— Dijo el loro.

Todos se quedaron pasmados y mudos.

— ¡Que lo maten!— Ordenó el Emérito

— Nooo, sólo faltaba eso. La Ministra teresa Ribera, los ecologistas y los de Podemos nos tildarían de asesinos y de ir contra el medio ambiente. Mejor lo condenamos a vivir en el corral con las gallinas— aconsejó La reina Leticia.


Y así fue. El loro permanecía solo y triste en aquel mundo extraño para él. Las gallinas venían a observarlo y murmuraban frases ininteligibles. Hasta que un gallo grande se acercó y le puso la pata encima. El loro se revolvió rápido y, levantando un ala, exclamó:

— ¡Quieto ahí! Yo estoy aquí por política, no por maricón