Cada día trae su propia huella, y el de ayer nos regaló a mi Carmen y a mí, luces y sombras. Os cuento:
Hace unos días la doctora me recetó una ecografía, y me la hicieron en un hospital concertado de El Puerto. Despues le recetó a mi esposa lo mismo, y tuvimos que ir ayer a Puerto Real, con los trastornos queso conlleva: Solo funciona una linea de autobuses que va desde El Puerto al hospital, y eso tres veces al día. Llegamos a las tres de la tarde al hospital y a la media hora ya estábamos de nuevo en la parada del bus para regresar a casa.
¡Debíamos esperar dos horas y media! Hasta las seis no salía otro.El taxi cuesta ya más de 25 euros y la verdad a mí me duele regarlarle eso a un taxista que en diez minutos nos ha llevado otras veces.
Estábamos pensando en si quedarnos a esperar, coger el taxi o el tren desde Puerto Real cuando llegó un autobus para Cádiz. Allá nos fuimos. Prefiero gastarme 50 euros en pesacaíto frito que en 25 en un taxi. Teniamos toda la tarde por delante.
En Cádiz, mi Carmen entró en infinidad de tiendas como hacn los turistas: mirarlo todo sin comprar nada. Hasta que unos zapatos la atrajeron y la convencieron para traerlos a casa. Merendamos café y dulces ( Somos diabéticos, pero es que Cádiz hace perder el juicio a cualquiera.
Luego dimos una vuelta y regresamos en el catamarán para ver anochecer desde el mar. Estuvimos 50 minutos esperando al autobús, que normalmenta pasa cada media hora, y luego se presentaron tres seguido, Mala sueete que tenemos nosotros, que vamos a bañarnos a la playa y ese día no hay agua.
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