martes, marzo 26, 2013

LAS TORRIJAS



                                           arriba, torrijas con miel; abajo, con azúcar y canela


Las torrijas son unos dulces que se comen tradicionalmente en Semana Santa.
Algunos programas gastronómicos televisivos enseñan recetas tan sofisticadas  que muchas mujeres prefieren comprar las torrijas, ahorrándose sorpresas y trabajo. Se encuentran en pastelerías y panaderías.
Pero  nada tan fácil y divertido  como hacerlas uno mismo.

INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS:

 16 rebanadas de pan de torrijas. (También se puede hacer con pan normal).
Aceite de oliva, tres huevos,  I/2 vaso de vino blanco, 1/2 litro de leche, miel, pan, azúcar y canela

Se eligen dos platos grandes y llanos y en uno se echan tres huevos batidos
En el otro, la leche mezclada con el vino.
Se pone aceite en  una sartén en el fuego.

Se cogen las rebanadas de pan y se bañan en el plato de leche, y luego se le da una vuelta en  el huevo. Después se fríe, procurando que no se pasen. Una vez frita se sacan y se colocan en un plato.
 Entonces se ofrecen varias opciones: Si le gusta con miel,  se le añade miel
Si prefiere azúcar con canela, se le añade azucar y se espolvorea con canela.
¡Et voilá!
                           ¡Ojo!, no confundir las torrijas con una torrija. 
Las torrijas son unos dulces que se comen en Semana Santa; torrija es la que te entra después de comerte un plato de ellas

miércoles, marzo 20, 2013

¡ESTAMOS EN PRIMAVERA!


Después del desapacible  y lluvioso día  de ayer, hoy nos ha llegado la primavera y nos ha traído una mañana cálida y un cielo completamente azul. 
 Nos han despertado  un par de gorrioncillos que  se han  instalado en una maceta de la ventana del dormitorio y, después de desayunar, mi esposa y yo hemos ido a dar una vuelta al centro urbano, donde hemos comprado algunas cosas para reemplazar las desgastadas por el uso. 
El aroma del azahar de los naranjos de la calle Larga impregnaba el aire, para gozo de nuestros sentidos, y hemos paseado durante  un par de horas por el parque y las calles, viendo diversos escaparates.

Hace unos días,  me deshice del viejo equipo de música, el cual necesitaba dos bafles nuevos y la reparación de la platina, cuya factura superaría sin lugar a dudas la que yo pagué por el conjunto hace 20 años, y  ayer, Día del Padre, me han regalado un tocadiscos, modelo retro,  que me permitirá seguir escuchando mi colección de discos de los años 60-70
Al llegar a mi casa, he abierto la  ventana de mi pequeña oficina, donde paso la mayor parte de día, y mientras escribía esta nota y   navegaba por Internet, disfrutaba de la música de unos discos de vinilo que compré hace 50 años. Y aún se escuchan bien, como pueden ustedes apreciar en este vídeo.

lunes, marzo 11, 2013

MIEDO A SER LIBRES





Ayer  abrí la puerta de la jaula  y me quedé un rato observando qué hacían  mis pájaros ninfas con su libertad.
Las pobres aves nacieron enjauladas en una tienda de mascotas, y así llevan el año largo que hace que están conmigo. Yo quería que ejercitasen  sus alas  revoloteando libremente por la casa. Cerré las ventanas del exterior y les abrí la puerta del jaulón.

Curiosamente ellas no aprovecharon la oportunidad que les brindaba de ser libres: la hembra se quedó dentro del nido y el macho salió a reconocer el exterior de la jaula. Gritaba mucho para llamar a la atención, pero no se decidía a volar.Acostumbrado a trepar por la reja sin poder usar sus alas, continuaba trepando y bajando por ella sin pensar en usarlas.
Sólo  cuando le acerqué las manos echó un corto vuelo, muy nervioso y asustado, sin atreverse a entrar y conocer las habitaciones de la casa. Al instante regresó a posarse en la jaula.

Preferían permanecer entre rejas,  alimentándose con lo que sus amos quisieran darle, a tener que enfrentarse a la vida en un mundo libre pero competitivo.

Esa actitud me llenó de tristeza al encontrar gran similitud con nuestra Historia.
Hace  35 años, a nuestra querida España  le abrieron las rejas de la dictadura y el oscurantismo  y le concedieron la oportunidad de volar en libertad  para desarrollarse y ampliar conocimientos, asociándose  con otros países libres en el proyecto del bienestar de la humanidad.
Pero es duro constatar que los españoles no hemos sabido aprovechar esa oportunidad. Hemos gritado mucho para llamar la atención sobre las injusticias y deficiencias, logrando mejoras sustanciales en nuestros derechos y deberes. Pero después de un corto vuelo hemos tenido miedo y hemos regresado a la jaula, a la seguridad de las rejas, prefiriendo vivir de la ración controlada de pienso que la Europa capitalista nos proporciona con altos intereses antes que lanzarnos a descubrir nuevas formas de  organizarnos y desarrollarnos, eliminando el sistema corrupto de las castas políticas que nos ha mantenido engañados  con falsas promesas y nos ha convertido en esclavos de la banca.

 Lo que está sucediendo hoy en España no tiene nombre, es vergonzoso, escandaloso: aquí los corruptos campan a sus anchas, son impunes ante la Ley,  nadie  los encarcela ni los echa de sus poltronas,  ni ellos dimiten. Todo vale para gobernar, si no se ganan las elecciones se busca el apoyo de otros para buscar mayorías y echar al ganador,  incluso gracias al voto de un acosador de mujeres. Seguimos manteniendo vicios del pasado, gobernando con chulería y despotismo,  amenazando con el empleo de la fuerza, machacando a los que usan su derecho a manifestarse en la calle, borrando de un plumazo los derechos adquiridos, eliminando a los jueces molestos y cerrando la boca de la prensa investigadora.
                                                                                                                        

domingo, marzo 03, 2013

DE PRINCESAS Y ASPIRANTES VA LA COSA...


Esta noche, mientras esperaba a Morfeo, recordaba un cuento de Calleja que leí en mi niñez. Dice así:

Érase una vez un rey muy poderoso y rico que tenía una hija muy bella. Todos los príncipes de la tierra acudían al palacio a pedir su mano. El Rey, que no quería alejarse de su hija, emitió el siguiente bando por todo su reino:

« Ante Dios y  todos mis vasallos, prometo lo siguiente: La princesa será concedida en matrimonio al que encuentre estas tres  cosas: Nada, No nada, y ¡Ay,ay ay!».

 Y todos los pretendientes regresaron a sus países decepcionados, pues intuyeron que el Rey no deseaba entregar a la princesa y por eso pedía cosas imposibles de hallar.
Pero hete aquí que Perico, un pastorcito que cuidaba un centenar de ovejas,  bajó de la montaña para comprar víveres  en la tienda de la aldea y escuchó el bando del paje real:

«La princesa será concedida en matrimonio al que encuentre estas tres  cosas: Nada, No nada, y ¡Ay,ay ay!».

¡Caray, qué oportunidad para dejar de ser pastor y convertirme en príncipe!, exclamó Perico. Y se puso a pensar en qué podían ser las tres cosas que pedía el rey.

Cuando fue a llenar su cantimplora en una fuente se le cayó el tapón en el agua y vio que éste  no se hundía sino que flotaba. ¡NADA!, exclamó lleno de júbilo.
Seguidamente arrojó una piedra al agua y ésta  se fue al fondo:
¡NO NADA!
Y el pastorcito guardó en su mochila los dos preciados trofeos. Ya sólo le quedaba encontrar una cosa para poder aspirar a la mano de la bella princesita.

Al cabo de tres días de intensa búsqueda se dio por vencido: era imposible hallar una cosa que se llamase Ay,ay, ay.

Abatido, se sentó bajo una encina para comer el pedazo de pan y tocino que llevaba en la mochila: ¡Qué pena, con lo cerca que estaba de casarme con la princesa! Debo poner los pies en tierra; un pastor está condenado a guardar ovejas toda su vida – pensaba el chico.
Le dio el último bocado a su bocadillo, bebió un trago de agua de su cantimplora y luego se  tumbó sobre la hierba para echar la siesta.
De pronto sintió un escozor tan fuerte que se le saltaron las lágrimas,  y dio un brinco gritando: ¡AY,AY,AY...!

¡Se había tumbado sobre un rodal de ortigas y tenía el cuello y las orejas  hinchadas!

De pronto tuvo una idea: cogió un manojo de ortigas, una piedrecita y el corcho de su cantimplora y se fue a la ciudad para ver al Rey.

Los guardias del palacio no querían dejarle entrar, pero él comenzó a gritar diciendo que traía las tres cosas que pedía el Rey. Una multitud de personas se congregó en la plaza  al instante y el rey no tuvo más remedio que salir a verle.
–Veamos qué traes ahí – dijo el monarca
Y el pastorcillo sacó el tapón de corcho, lo arrojó al estanque del palacio y dijo:
–Majestad, ¿el corcho nada o no nada?
El Rey respondió: Nada.
Luego el chico sacó la piedrecita y la arrojó al estanque.
– Majestad, ¿la piedra nada o no nada?
– No nada.
 Y por último el pastorcillo sacó su ramo de ortigas y golpeó con él el rostro del monarca.
– ¡Ay, ay, ay...! ¡Maldito seas, te voy a matar!– gritaba el rey.

– Majestad esas son las tres cosas que vos pedíais para conceder la mano de vuestra hija.

Y todo el mundo se quedó pasmado ante el ingenio del pastor. El rey no pudo negarse a cumplir su palabra delante de la multitud que presenciaba la escena. La princesa estaba encantada de tener por esposo a un hombre tan inteligente, tan joven y apuesto y se entregó a él. Y fueron felices y comieron perdices, y colorín colorado este cuento se ha acabado.


 Y como todo cuento, éste tiene su moraleja. Yo te la explico, y  si no te gusta la dejas.
Seis siglos más tarde en un lugar llamado España, el Rey quería casar a su hija y la envió a las Olimpiadas de Atlanta para encontrarse con Udargarín.

¿Qué le exigió el Rey a Urdagarín como dote para la Infanta?
 Nada
¿Aportó algo Udargarín a la Corona?
 No, nada.
Y qué dijo el Rey al enterarse de que el juez podía encarcelar a su yerno y a su hija?


¡Ay,ay, ay  maldito seas, yerno, yo te cuelgo, joío, mala sangre....!