lunes, agosto 31, 2009

CELOS.

¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!.

Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616)

Foto de Google-images

Carlos Sotomayor salía del restaurante acompañado de Sara, una belleza rubia despampanante, la misma mujer que desde hace años amo en secreto, la causa de mis desvelos. La llevaba cogida por la cintura y se disponían a subir a un BMW que les esperaba en la puerta del local.

La verdad es que nunca me cayó bien ese Carlos: demasiado altanero, embaucador y cínico, salía siempre airoso de cualquier reto.

Me descubrió observándole sentado en mi mesa, y él sonrió triunfalmente al intuir mi envidia. No pude soportar su mirada y me juré acabar con él enseguida. Su sonrisa se heló súbitamente al leer la terrible decisión reflejada en mi rostro.
Pensado y hecho: cogí los treinta folios escritos que había apilados sobre mi mesa y los rompí. Luego puse una hoja nueva en la Olivetti y escribí: Capítulo 1º

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viernes, agosto 28, 2009

MEMORIA INFAME

Imagen de Google

MEMORIA  INFAME

Recuerdo  un día a finales de primavera de esos azules impregnado de aromas que te llenan la cabeza de sueños con la certidumbre de verlos realizados en breve. Me dirigía a una casa situada a la entrada del pueblo a llevar una capacha de verduras de mi huerta: tomates, pimientos, papas, y unas brevas de la higuera que había plantado mi abuelo cuando yo era un niño.

Al acercarme lo vi sentado en la escalera frente a la puerta, jugueteando con un gatito que lo desafiaba panza arriba; él le hacía cosquillas y el minino le mordía y arañaba las manos, mostrando unos finos colmillos en sus fauces abiertas, los ojos mirándole fijos y las uñas extendidas como garfios. 

Tres escalones daban acceso al cobertizo, en cuya madera se enredaban los sarmientos de una parra, creando un techo de hojas de variados tonos verdes, de entre las cuales colgaban unos racimos de pequeñas y compactas uvas, aún inmaduras, vigiladas de cerca por una avispa que revoloteaba de un lado a otro.
Empotradas en el blanco muro de la fachada había unas ventanas cuadradas a cada lado de la puerta donde, escondidas tras unas rejas y flanqueadas por blancos visillos, se asomaban unas macetas de geranios y violetas.
El lado izquierdo de la casa estaba cubierto por una madreselva que alcanzaba al tejado y se aferraba a las tejas de           arcilla roja recubiertas de musgo y manchadas de rodales parduscos por las lágrimas de los años. En el lado derecho, a tres metros de la casa y rodeado de macetas, se hallaba un pozo con brocal de encalada argamasa, cubierto con una galleta de madera sobre la cual descansaba un cubo de lata asido a una soga de esparto.

Lo saludé cuando estaba ya a un par de metros y el hombre se me quedó mirando sonriendo, sin dejar de acariciar al felino con su mano fuerte y sarmentosa, que delataba la dureza con que la vida la había tratado. Tenía el pelo abundante y todo blanco; los ojos vidriosos, cercados por profundas ojeras; la cara llenita, cuarteada de arrugas y tostada por los jornales echados durante años en los campos.

Buenos días tenga usted — le dije, y él me miró en silencio antes de responder.
Buenos días, en qué puedo servirle.
Soy su hijo. ¿No me reconoce?

Y el anciano que me mira muy serio, cribando sus recuerdos, no hallando aquéllos que le unen a mí. Tras unos segundos de doloroso silencio, mueve la cabeza y dice;

Y cómo está usted

No me ha reconocido, no se acuerda de que toda su vida la dedicó a cuidarme, ni que su familia era lo más grande que tenía, y que todo lo había dado por sus hijos.

Estamos bien, padre; los niños en el colegio y tu nuera preparando el almuerzo. Te he traído unos tomates y pimientos del huerto para que veas qué grandes se crían y te los comas en ensalada o fritos. Cuando venga mi mujer le dices que te los prepare —Sé que me va a decir que no: nunca se fue con desconocidos; pero yo le invito— ¿Quieres venir a casa a almorzar con nosotros? Mucho se alegrarán de verte tus nietos, y podrás jugar con ellos y contarle historias… Ésas que hace años me contabas a mí cuando yo era un chiquillo.

Y el anciano  niega con la cabeza; luego dice que no, que está bien allí, que pronto vendrá a verle Antonio, su hijo. No me reconoce, no se acuerda de que fui su niño, su preferido, aquél que llevaba siempre consigo a trabajar al huerto o a cualquier otro sitio, el mismo al que cuando se encontraba con algún amigo le echaba una mano en el hombro y decía muy orgulloso: Éste es mi hijo. 

Ni siquiera recuerda a lo más grande que el mundo ha parido: su adorada esposa, mi madre. La pobre trabajó como una mula para sacar adelante a sus cinco hijos; pero todo fue en vano, pues poco a poco los fue perdiendo: el uno se fue muy lejos, a Australia, tan lejos que no pudo ahorrar para el viaje de regreso. El otro a Francia, que aunque también era lejos hubiera venido si no hubiera caído enfermo; pero los otros dos en accidente murieron, aplastados entre la chatarra de un coche, chillando entre retorcidos hierros. Eso la volvió loca, y la Dama Enlutada se la llevó al poco tiempo.

Sólo quedo yo, testigo del amor y desvelos que de ellos he recibido... Bueno, quedamos dos: mi padre y yo, y esa buena mujer que Dios me ha concedido por esposa, la que ha parido a mis hijos. La misma que a la hora del almuerzo le traerá pan, una cazuela de comida caliente y media botella de vino, le arreglará la casa y le cubrirá de cariño.

Me siento a su lado en el escalón, le ofrezco un cigarro, se lo enciendo y le digo:
—Tienes que venirte a casa, papá, aquí no podemos cuidarte como te mereces... Y te pierdes la compañía de los niños.

Pero él no responde y sonríe. Se gira un poco para acariciar a Tomy, el mastín que guarda la casa, que apareció de súbito en la puerta y se puso a mirarme con la cabeza alzada y gruñendo delante de mi viejo cuando me vio llegar, dispuesto a morir defendiéndolo, y que al reconocerme se ha tumbado a su lado y permanece tranquilo moviendo el rabo. Tomy, un animal que devuelve con interés usurero el cariño recibido de su amo a lo largo de sus diez añitos.

—Bueno, me voy. Cuídese, padre. Luego vendrá a verle su nuera, y tal vez mis hijos.
     —Vaya usted con Dios, caballero. Gracias por el tabaco.


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sábado, agosto 22, 2009

¿FOROS O BLOGS?

Imagen de Google


Hace cuatro años, más o menos, inicié este blog con la idea de construir una especie de álbum donde mostrar mis fotos, mis textos en forma de cuentos o artículos y, principalmente, para conocer a personas que tuvieran las mismas inquietudes e intereses con quienes intercambiar opiniones y conocimientos.
Pero debo reconocer que el comienzo fue duro y en mi blog no entraba nadie, ni siquiera prometiéndoles una cena para después. Y entonces yo, que tengo miedo a la soledad, decidí entrar en los foros literarios para gozar de la compañía de los usuarios.

Mi entrada fue un éxito para mí en Yoescribo.com, pues enseguida me vi arropado por cientos de amig@s de todos los países, que leían las pamplinas que yo escribía y me animaban a continuar y mejorar. Incluso te daban la posibilidad de publicar tu novela o poemario si la presentabas a un concurso del foro, donde la obra que mayor número de votos sacara era la que se llevaba el premio: la publicación de la misma y 3000 euros.

Todo fue bien hasta que comenzaron las votaciones y se levantó la polémica: nadie comprendía que una sola obra fuese bajada y votada más de mil veces mientras las otras no pasaban de media docena. Comenzaron las críticas y acusaciones de tongo en los foros de debate y al final retiré mis textos y me fui. Era un foro buenísimo, y en él conocí a algunas personas que luego encontré en otros foros y aún siguen batallando por ahí; pero comprendí que es muy difícil, pero que muy difícil, que alguien elija leer tu novela entre una lista de más de cinco mil pertenecientes a los usuarios registrados.
Aparte de cuatro o cinco amigos, a quienes yo recomendé mi obra, nadie la leyó.

Luego fui a Bibliotecas Virtuales, el mejor de los foros literarios que había entonces, donde se desmenuzaban los textos y se hacían buenas críticas constructivas. Allí un tal Panchitor, excelente maestro y corrector de textos, acuñó la palabra “arrugas” referida a los pequeños errores ortográficos, a los tiempos de los verbos y otras minucias. Al final el administrador decidió realizar una gran reforma, algo que no gustaba a los usuarios (que son los que hacen funcionar un foro), a los que orgullosamente dijo que él era el dueño y el que no estuviere contento bla,bla, bla…
Tal actitud provocó que todos los que escribían en el subforo de Prosa y Cuentos, unos cincuenta, se marcharan y fundaran su propio foro.

De allí me fui a otro, El Recreo, donde desde el primer momento tuve que luchar contra la censura previa, algo que no me gustaba nada. Debes enviar tu relato a la web y si es del agrado del administrador lo publica, en caso contrario recibes un correo diciendo que lamentablemente el contenido no es aceptable para su publicación. Es cierto que si estás registrado puedes colgar un relato o cuento directamente dentro del subforo "Cuéntame un cuento", donde un moderador decide lo que es bueno o malo para las mentes sensibles de los participantes, incluso te puede editar lo que escribas, sea cuento o comentario. Tengo el dudoso honor de ser el único expulsado de ese foro, acción ejemplar aplaudida por los usuarios. ¡Es que soy un
enfant terrible!

Por último me referiré al foro que se fundó por los usuarios fugitivos de Bibliotecas Virtuales, Prosófagos.com, dirigido por una de ellos y apoyada por tres o cuatro amiguit@s, donde es cierto que se analizan a fondo los relatos y se les hace una crítica constructiva que ayuda a crecer literariamente; pero últimamente han convertido el lugar en un selecto club donde los miembros se autopromocionan entre sí, y donde el usuario que no vaya en la línea de ese reducido grupo ni les babosea con halagos es acusado de "bronquista" (distinto a bronquitis, ojo, que ésa sí aceptan que la puede padecer cualquiera) o lapidado a reproches e invitado a irse a crear su propia página
. Llegan a afirmar que (sic) "la auto depuración de ciertos usuarios conflictivos es buena para el foro."

Todo esto viene a cuento porque en el último año se viene notando un enorme crecimiento de los blogs personales y un abandono o descenso en la participación en todos los foros literarios, cuyos dirigentes, como avestruces que esconden la cabeza bajo el ala para no ver la realidad, se mantienen animándose mutuamente en subforos que nada tienen que ver con la Literatura: hablando de sus viajes, fotos, tiempo de café, temas generales, etc.

Nada más patético para un foro autodenominado “literario” que ver cómo van
llenando páginas y páginas de fotos de copas con sus rodajitas de limón o tartas de cumpleaños, concursando entre ellos para mostrar quién prepara mejor una cena, o presumir de conocer todo sobre preparar un cóctel.

La verdad es que he visitado en estos días esos cuatro foros y he visto gran cantidad de usuarios nuevos mientras que algunos más antiguos, que escriben tan bien que varios de ellos verán sus novelas publicadas en los próximos meses, se han ido o participan muy poco.
Eso me recuerda a los Testigos de Jehová: siempre son nuevos los que llaman a la puerta, los veteranos se han cansado ya de tanto rollo, tantas normas, y se han marchado; pero siempre llegarán nuevos ilusos.

Los administradores de páginas webs y foros no quieren aceptar que ha sido la soberbia, la dureza con que han tratado a quienes con sus aportaciones daban vida al foro lo que les ha alejado de ellos. Aún siguen culpando a los demás de la nula participación o del mal funcionamiento del foro.

Peor para ellos.

Deberían saber que hoy la mayoría de la gente que siente deseos de escribir, de plasmar en un folio o en la pantalla blanca las ideas que acuden a su mente abierta y creativa, sin limitaciones o normas, no necesitan de ellos: pueden crear su blog o página personal para expresarse libremente, donde reciben más visitas y lecturas que en aquéllos. Aquí, por ejemplo, recibo un promedio de nueve mil visitas al año, soy feliz y he encontrado decenas de amig@s con quienes comparto ideas e ilusiones.

En el blog de una amiga he encontrado esta frase, que le viene como anillo al dedo a este tema:
"¡Estoy tan cansado de polémicas, de exclusividades, de fanatismos! En tu casa puedo entrar sin vestirme con un uniforme, sin someterme a la recitación de un Corán, sin renunciar a nada de mi patria interior. Junto a ti no tengo ya que disculparme, no tengo que defenderme, no tengo que probar nada..."
Antoine de Saint-Exupery.

lunes, agosto 17, 2009

ASONANCIA

La Autora de estos poemas es mi amiga María Gabriela Camino, alias SISíFA, poeta y escritora , a quien tengo el honor de presentaros, amig@s, por si tenéis a bien visitar su precioso blog.

Imágenes de sensualart.ning.com.




Yo no sabía

Que mi nombre en tu boca

Era la suma de todas las palabras de amor.













asonancia


En esta noche fría

Nada rima con esta soledad sin medida

Desazón con quebranto por supuesto no rima

Aunque sí desencanto

Pero no lo consigo

En esta noche helada

Nada rima conmigo

Me dijeron las hadas

Que tal vez mi destino

Es ser un verso libre

Que no tiene sentido

Cómo rimar las olas

La música del viento

La armonía secreta

De tu cuerpo en mi cuerpo

La poesía inconclusa

De tu boca en mi seno

De tu lengua en mi ombligo

Nada rima con eso

Nada rima conmigo

La fatal asonancia

De los sueños perdidos

O tal vez la distancia

O tal vez el olvido

Me rompieron las alas

Otra vez amor mío

Nada rima con nada

Nada rima conmigo.




Son tus manos

Las que nunca se fatigan

De buscar en mi cuerpo

La belleza inventada

Por tu amor.

viernes, agosto 14, 2009

EL BAR ANDALUCÍA

Caras tristes y cansadas por la decepción y el trasnocheo las que me acompañaban este medio día en el Bar Andalucía.

Y además se fue la luz. ¡Vaya tela!

Antonio, el dueño del bar, que luce reluciente cráneo y espesa barba, me miraba con ojos ausentes, mientras por bajini maldecía a la compañía Sevillana por dejar sin corriente eléctrica a la barriada.


Tiene Antonio frente al mostrador en un estante unos libros apilados que jamás podrá leer, pues no lo dejan un momento tranquilo los clientes. Entre ellos distingo La pista del Lobo, Ángeles y Demonios, y dos tomos sobre el vino.En el de Ángeles y demonios sobresale una hoja marca páginas casi por la mitad del libro: "Lo está leyendo mi mujer", me dice.


La culpa de todo la tiene el Cádiz, que perdió anoche, por 1—3 el primer partido del Trofeo Carranza. "¡Tiene cohone la coza, en el primé partío, eliminao!", dicen a mi alrededor los forofos del equipo, hinchas gaditanos que sólo van al estadio cuando viene el Real Madrid o el Barça, y claro, así no se puede mantener un equipo en primera división. Y ahora, como está en segunda B, tampoco irán a verlo porque ya no vienen equipos de gran categoría.


—Esta noche, el Sevilla contra el Valencia— anuncia uno.

—Entre ellos está el campeón— responde otro.


Y Antonio que mira la nevera y el congelador calculando el desavío que va a sufrir si no arreglan pronto la avería del transformador de la esquina.


— Antonio, pon una cerveza para mi esposa, sin alcohol, y para mí un vino fino —le digo.


Y el hombre no tarda en servirnos, y como no le funciona el microondas, que es donde calienta las tapas, va y me pone un platillo con el chorizo, le hecha un chorro de alcohol y le mete fuego.





















Y es que el Bar Andalucía de mi amigo Antonio es lo mejor del mundo entero: una cerveza con una tapa de chorizo a la brasa, 90 céntimos.

Y lo mismo te cuesta la copa con un platito de gambas a la plancha o cocidas, un plato de caracoles o de pescadito frito. No es de extrañar que siempre esté lleno y esté abierto hasta las tres de la madrugada.


— Juan, el lobo se va a morir de viejo y no voy a poder leer tu libro. —me decía mientras encendía el chorizo.


Entonces, una mujer entrada en los cuarenta, que tomaba el aperitivo con su marido sentada en una mesa, dice:

—Tanto presumir la gente de vitrocerámica, lavavajillas y otros tiestos, ¿qué van a comer hoy si no pueden guisar? ¿Cómo se van a bañar para quitarse las mugres que dan estas calores si todo el mundo tiene calentador eléctrico? Yo tengo butano, señores, y a mucha honra, y que a nadie se le ocurra venir a mi casa a guisar o calentar pucheros.

Y se queda mirando a un hombre que la está escuchando mirándola muy fijo y le espeta:

—¿Tú tienes algo que alegar?

—Sí, yo alego lelojes y toda clase de electlodomético.


Hace veintisiete años que llegué a este barrio, desde entonces conozco a Antonio y visito su bar: el mejor del mundo.


No tiene aire acondicionado ni camareros con pajarita ni veladores íntimos; pero allí nos hallamos como en familia, estamos bien atendidos, conversamos y nos reímos y nos vamos a casa satisfechos. Muchas familias acuden con sus niños a degustar sus tapas.

martes, agosto 11, 2009

EL VALLE DE HECHO

Mi amiga Margarita acaba de regresar de unas cortas vacaciones y me dedica esta foto del Valle de Hecho, una zona que señala la frontera francesa por el norte, y a los cuarteles militares de Jaca y Sabiñánigo, donde mi hermano mayor hizo el servicio militar a mediados de los años 50, en el Regimiento de Cazadores de Montaña, a pocos kilómetros al este.
Me decía mi hermano que el regimiento esquiaba en la montaña, impidiendo el paso clandestino de personas y mercancías; pero que los experimentados guías siempren encontraban un paso.
El destacamento de Jaca también fue famoso porque en él se rebeló dos veces, contra la Dictadura de Primo de Ribera y la Monarquía, uno de sus capitanes. La primera vez fue encarcelado y luego indultado, pero en la segunda ocasión fue fusilado.
El eco de los disparos del pelotón que lo ejecutó resonaría sin duda en estos valles. Y la sangre republicana que se vertía por los orificios de las balas regaron la verde pradera.

En su honor, los gerrilleros del máquis pusieron su nombre a una de sus brigadas: Brigada Antifacista Fermín Galán.
De esa brigada habla mi novela "La pista del lobo."

¡Gracias , Margarita, por tu regalo!





Contemplaba un niño desde un mirador, cogido de la mano de su padre, el grandioso valle de Hecho, admirando la belleza de sus verdes tonos y altos cerros con sus grandes ojos muy abiertos.


¿Ves, hijo, aquellas cumbres blancas pegaditas al cielo? De allí proceden esas aguas cristalinas que viste en el arroyuelo; ellas dan vida al terreno. Bajan impetuosas con el deshielo y forman ese río tan bonito que pasa por el pueblo. En esos altos prados pasó su vida pastoreando el abuelo.Y ahora nos está mirando desde lo más alto, en alguna parte sobre aquellas nubes.

¿El abuelo? Quiero subir para verlo, papá.

Lo verás algún día; todos lo haremos. La vida, hijo, es tal como este valle: comienza suavemente y se endurece con el tiempo; en medio de los obtáculos, poco a poco vamos subiendo. Hasta alcanzar la cima, donde se acaba el proyecto. Es entonces cuando miramos el entorno y descubrimos que estamos solos, que la vida está abajo en el llano, y no merecía la pena tanta lucha, tanto esfuerzo, y que podíamos vivir con menos y haber pasado con la familia más tiempo. Tu abuelo se fue al monte por sus ideas, y en él desapareció.

" Cambiarlo todo para que todo permanezca igual", ¡qué pena!

No te entiendo, papá.

No importa, hijo, ya lo entenderás .

domingo, agosto 09, 2009

I ENCUENTRO LITERARIO INTERNACIONAL "LETRAS DE LA POSADA" EN MONTELLANO



Sábado 8 de agosto de 2009, un día para recordar.

A las siete y media de la tarde, a la misma hora en que en El Puerto comenzaba la corrida de toros, yo paseaba por las calles de Montellano, pueblo sevillano ubicado a poco más de cien kilómetros de mi casa, donde había ido para asistir al Primer Encuentro Internacional Literario “Letras de la Posada”.

















Aprovechando las últimas horas de sol, me di una vuelta por el pueblo para conocerlo un poco y hacer algunas fotos para el recuerdo. A las ocho ya estaba de vuelta en el bar del hotel tomando una cerveza muy fresca, fue entonces que comenzó a llegar la gente para sistir al festival poético.


Algunos participaron virtualmente: en los días previos al encuentro habían enviado montajes de videos en los que recitaban sus poemas y leían sus relatos desde países tan lejanos como México, Cuba, Nicaragua o Argentina,que fueron proyectados en una gran pantalla durante el acto.
Entre ellos me sorprendió escuchar a mi amiga Mado, de Ciudad de México.



















Y a mi amigo y compañero del Colectivo Aldaba, Miguel Ángel Rincón, que no pudo asistir porque actuaba en otro municipio a la misma hora. El encuentro se celebró en la acogedora sala del Hotel La Posada, cuyo propietario,el amigo Tomás, también participó leyendo una aventura del personaje principal de sus novelas: Salmorelli.


























Todos los participantes fuimos obsequiados con un Diploma en recuerdo de este maravilloso encuentro y luego compartimos la velada en los jardines tomando unas copas acompañadas con tapas especialidad del hotel La Posada.
Mi recuerdo cariñoso a mi amigo Manuel García Sánchez, y familia, con quienes disfruté escuchando sus anécdotas y me reí mucho con sus chistes.




































También tuve el placer de conocer a Mari, la fiel lectora de los blogs amigos, que tanto nos anima con sus comentarios.

Desgraciadamente el reloj no se detenía, y hacía fresco a esas horas en el jardín; a la una de la madrugada me vi obligado a dejar tan grata compañía y regresar al Puerto.































Mertchy, al finalizar su presentación fue obsequiada con un ramo de flores y un objeto de porcelana.


















Para finalizar esta crónica, deseo expresar mi agradecimiento a los organizadores del Encuentro por su amable invitación a participar en el acto y por todas las atenciones recibidas durante el mismo.
Así mismo quiero agradecer al Exmo Ayuntamiento de Montellano y a todas las personas que han colaborado por hacer que el Encuentro Literario fuese una realidad.



viernes, agosto 07, 2009

QUISIERA SER POETA

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Quisiera ser poeta para decir lo que siento con las palabras más bellas. Describir nostálgicos atardeceres de nubes sangrientas suicidándose en el mar; noches oscuras de brillantes estrellas y la luna, pudorosa ante nuestras caricias, ocultándose en las nubes, llena de vergüenza…


Soy un hombre sencillo de maneras y creencias, soñador de sueños imposibles, humillado ante tu belleza, y quisiera ser poeta para decirlo.

Poder describir el efecto de la brisa sobre tu cabello, la mirada celeste de tus ojos misteriosos brillantes por el deseo, el palpitar de tu corazón, la aureola encendida de tus senos, entrecortado el aliento mientras los contemplo.


Tus nalgas de terciopelo, cálidas, acogedoras, amorosas… estremeciéndose con mis besos.

Tu cara, ¿qué decir de ella, de su expresión embriagada de amor y deseo? Tus labios carnosos entreabiertos anhelando un beso mientras yo, tembloroso y perdido en tus ojos, cierro los míos y muero de gozo.


Las mariposas volando escandalizadas al irrumpir tú en el prado corriendo ante mí entre los jaramagos; las amapolas cediéndote el paso y los saltamontes saltando. Y más lejos, en el bosque, desde lo alto del pino, canta la tórtola mientras observa cómo nos amamos.


Quiero hablar del mar como lo hacen ellos, los poetas, que conocen a las olas y los vientos, y saben lo que sienten las velas blancas de los veleros que surcan el horizonte cuando las acarician ellos.

Hablar de las gaviotas y las golondrinas que acompañan mi descanso veraniego, las unas en la arena dorada de la playa; las otras en el patio de mi casa, anidando bajo un techo.


Quisiera decir sobre tu boca y la locura de tus besos lo que nadie ha dicho antes, ni los vivos ni los muertos, al sentir tus labios húmedos abrazando los míos y tu lengua curiosa explorando mis sentidos, mi corazón enloquecido mientras descubro tus más íntimos secretos.


Y sobre ese instante sublime en que se pierde la noción de las cosas y el sentido, olvidando que estamos vivos, que no importan las hipotecas, ni los hijos ni sobrinos, ni las letras que no sean amorosas, ni el caluroso verano ni el invierno frío… de todo eso quisiera hablar de manera bella, como hacen los poetas, para que mis palabras permanezcan aun cuando yo me haya ido.



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miércoles, agosto 05, 2009

TABERNERO


Desde hace unos días vengo leyendo poemas que no llego a enteder: palabras rebuscadas y demasiado cultas para mí, me obligan a tirar de diccionario mientras que sus versos se dispersan en el aire y no llegan a emocionarme.

Por ello hoy quiero rendir homenaje a un autor que en algún momento de mi vida dejó huella en mi alma con sus palabras.


El poema Tabernero lo vi interpretar magistralmente por un hombre desaliñado que representaba el papel de borracho. Fue en el año 1962 bajo la carpa de un circo, el día de San José, horas antes de la cremá de las fallas, en Gandía(Valencia)
Su actuación recibió más aplausos que todas las demás. Y aún hoy, casi 50 años más tarde, me parece estar viéndolo. Era delgado y alto, un poco desgarbado; tenía el pelo alborotado y los ojos brillantes, como de haber llorado. La chaqueta abierta y la camisa casi afuera, con el nudo de la corbata aflojado. Trastabillaba al andar. Y decía:


Tabernero, que idiotizas
con tus brebajes de fuego,
sigue llenando mi copa
con tu maldito veneno,
hasta verme como loco
revolcándome en el suelo.
Sigue llenando mi copa,
buen amigo tabernero.


Cuando me veas borracho,
canturreando un tango obsceno
entre blasfemias y risas,
armar camorra a los ebrios,
no me arrojes a la calle,
buen amigo tabernero,
ten en cuenta que me embriago
con tu maldito veneno.


Yo quiero matar el alma
que idiotiza mi cerebro,
muchos se embriagan con vino
y otros se embriagan con besos.
Como ya no tengo amores,
y los que tuve murieron,
placer encuentro en el vino
que me brinda el tabernero.


Todos los que son borrachos
no es por el gusto de serlo,
sólo Dios conoce el alma
que palpita en cada ebrio.
¿No ves mi copa vacía?
Echa vino, tabernero,
que tengo el alma contenta,
con tu maldito veneno.
Sigue llenando mi copa,
que yo no tengo remedio

Música: Miguel Cafre y Fausto Frontera
Letra:
R. Olivier

domingo, agosto 02, 2009

¡BUITRES!

http://mediateca.educa.madrid.org/

Quema el sol sobre las cumbres de Algar, cantan las chicharras en las encinas de la dehesa.

Por la vereda que conduce al cortijo caminan dos niños: uno es Juanito, tiene cinco años; su hermana María tiene nueve y va cargada con una talega sobre la espalda. Regresan de hacer las compras en el pueblo: garbanzos remojados, aceite y tocino, que el pan y la harina ya la obtienen sus padres en el molino de Carvajal. Van cogidos de la mano, mirando con recelo hacia los lados, presagiando quizás el peligro.


De pronto se oye un murmullo seguido de una explosión de ruidos: son un ejército de buitres que al verlos emprende el vuelo con sus enormes alas y se elevan hasta las nubes, oscureciendo súbitamente el cielo.
Los niños se detienen y se miran asustados; Juanillo inquiere con la mirada a su hermana y ésta le abraza y sonríe: “No pasa nada, son los pajarracos de los canchos, que bajan cuando ven algún animal muerto. Ellos no atacan a los vivos”


http://www.raices.org/portal/images/stories/rivera/oscar_05.jpg.


Y ambos continúan su marcha un poco sobrecogidos, con la mirada fija en el bulto sanguinolento que atraviesa el camino, despojos que a las carroñeras aves habían atraído.


No es una vaca, ni un zorro ni un cochino: con ropas va vestido el cadáver, y éstas no la usan los bichos.

Pasaron los niños a su vera, sus cuerpecillos por el miedo encogidos, y no reconocieron la cara horriblemente desfigurada por los picotazos de las aves que desde el cielo lamentaban la presencia de los niños con sus graznidos.

—Mamá, ¿quién era el muerto? preguntaron los niños al llegar al rancho.
—Un hombre, hijos. Qué más da: un cazador furtivo, un contrabandista, un maletilla o un rojo, que a todos ellos persiguen a tiros los guardias, y los mayorales de los cortijos. Ésa es la justicia que impera en este sitio.— responde la madre mientras, en cuclillas ante la chimenea, remueve en la sartén el guiso de migas hecho con trozos de pan duro que guarda en una bolsa.Luego iremos a avisar al cortijo para que entierren al pobrecito.

Y los niños salen al porche y miran el cielo: ya no hay buitres en lo alto. El Sol ciega los ojos, el calor agobia hasta a las moscas; los canchos están vacíos. En el valle, la manada de toros pasta al borde del río, y a lo lejos, por donde ellos han venido, una bandada de aves negras se amontona revoloteando en el camino.
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