domingo, agosto 02, 2009

¡BUITRES!

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Quema el sol sobre las cumbres de Algar, cantan las chicharras en las encinas de la dehesa.

Por la vereda que conduce al cortijo caminan dos niños: uno es Juanito, tiene cinco años; su hermana María tiene nueve y va cargada con una talega sobre la espalda. Regresan de hacer las compras en el pueblo: garbanzos remojados, aceite y tocino, que el pan y la harina ya la obtienen sus padres en el molino de Carvajal. Van cogidos de la mano, mirando con recelo hacia los lados, presagiando quizás el peligro.


De pronto se oye un murmullo seguido de una explosión de ruidos: son un ejército de buitres que al verlos emprende el vuelo con sus enormes alas y se elevan hasta las nubes, oscureciendo súbitamente el cielo.
Los niños se detienen y se miran asustados; Juanillo inquiere con la mirada a su hermana y ésta le abraza y sonríe: “No pasa nada, son los pajarracos de los canchos, que bajan cuando ven algún animal muerto. Ellos no atacan a los vivos”


http://www.raices.org/portal/images/stories/rivera/oscar_05.jpg.


Y ambos continúan su marcha un poco sobrecogidos, con la mirada fija en el bulto sanguinolento que atraviesa el camino, despojos que a las carroñeras aves habían atraído.


No es una vaca, ni un zorro ni un cochino: con ropas va vestido el cadáver, y éstas no la usan los bichos.

Pasaron los niños a su vera, sus cuerpecillos por el miedo encogidos, y no reconocieron la cara horriblemente desfigurada por los picotazos de las aves que desde el cielo lamentaban la presencia de los niños con sus graznidos.

—Mamá, ¿quién era el muerto? preguntaron los niños al llegar al rancho.
—Un hombre, hijos. Qué más da: un cazador furtivo, un contrabandista, un maletilla o un rojo, que a todos ellos persiguen a tiros los guardias, y los mayorales de los cortijos. Ésa es la justicia que impera en este sitio.— responde la madre mientras, en cuclillas ante la chimenea, remueve en la sartén el guiso de migas hecho con trozos de pan duro que guarda en una bolsa.Luego iremos a avisar al cortijo para que entierren al pobrecito.

Y los niños salen al porche y miran el cielo: ya no hay buitres en lo alto. El Sol ciega los ojos, el calor agobia hasta a las moscas; los canchos están vacíos. En el valle, la manada de toros pasta al borde del río, y a lo lejos, por donde ellos han venido, una bandada de aves negras se amontona revoloteando en el camino.
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18 comentarios:

  1. Yo recuerdo que cuando era pequeño, allá por los años 50, los buitres venían a comer los despojos y cadáveres de cerdos muertos en una epidemia que se presentó. Los chavales esperábamos a que estuvieran repletos y entonces acudíamos con piedras y palos a intentar cazarlos. Ellos tomaban carrerillas y levantaban el vuelo pesadamente. Nunca me olvidaré ese espectáculo y el poco sentido del respeto al equilibrio ecológico que nos enseñaban. Hoy, cunado voy por las sierras y montes, me quedo extasiado mirando con los prismáticos su vuelo. Tú, con tu exposición magistral, me lo has recordado y hacho vivir… ¡Qué tiempos aquellos!

    Un abrazo y gracias por el relato

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  2. ¡Qué bella escritura para tan cruenta imagen! Consigues extraer la belleza hasta de la bestialidad. Todo un talento.
    Un abrazo.

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  3. Sobre Olvera vuelan día sí, día no. Hay gente a la que molesta su visión, por resultar ave avisadora de que morirse es tan fácil como respirar, pero a mí me gusta perderme en su vuelo, e irme con ellos con los ojos allá donde me lleven, aunque no halla rampas :-)

    Buen texto, Juan, besos

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  4. "haya", anda que estoy yo también.... la caló

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  5. Jamás he visto uno en mi vida. Me impresionan un poco...será por tanta película bizarra donde le muestran el peor costado.
    Un abrazo

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  6. Hola, Antonio: iniciamos la semana con calor, el del ambiente y el de mi hijo pequeño que ha venido con su esposa galleguiña.
    Bellos recuerdos los de nuestra infancia. Entonces la Naturaleza no estaba acosada y dando las últimas arcadas como en el presente. Ahora para ver buitres hay que ir a las reservas naturales donde están protegidos. Yo los he visto en el Parque de Monfrague, en Cáceres. En los años en que sitúo el relato, 1948, había tantos que una vez pasé cerca de ellos creyendo que era una manada de pavos, y no fue hasta que echaron a volar que no me di cuenta de lo que eran.
    También los menciono en mi novela.
    Gracias por tu visita, amigo. Un abrazo.

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  7. "Hay gente a la que molesta su visión, por resultar ave avisadora de que morirse es tan fácil como respirar"...

    Hola, Ana,pues es verdad, nada más fácil que olvidarse de respirar para morirse.Eso le pasó a mi abuelo: el pobre se olvidó de cómo se respiraba(últimamente se olvidaba de todo) y la palmó con 88 años.
    Cualquier día vas a ver en Olvera al Buitre Mayor del Reino, que irá a conocerte y a darte un beso.
    Gracias por tu valiosa aportación.
    Besos

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  8. Hola, Claudia: es verdad que en el cine sólo lo muestran alimentándose y como presagio de la muerte; pero son aves que "limpian" los campos de cadáveres y eliminan así la posibilidad de epidemias y enfermedades.El Hombre casi los ha exterminado poniendo veneno en los cebos de las trampas para matar conejos, lobos y zorros: los buitres se comían a los animales envenenados y morían también. Hoy sólo existen en lugares protegidos.
    Un beso fuerte, amiga.

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  9. g.l.r
    Muchísimas gracias por tan halagador comentario.Con él me obligas a esforzarme por mejorar para merecerlo.
    Un abrazo.

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  10. Blogger Ana Márquez dijo...

    "haya", anda que estoy yo también.... la caló

    La caló y la resaca, querida, que me he enterado de que hya muchas fiestas en Olvera, con grupos de rok, rap y de toda clase de música.
    Seguro que te has pasao un pelín con el rebujito.

    Pero no te importe,guapa, la vida son dos días y a mí me da igual que me digas te doy un brezazo que un bezazo, pues yo cuando tres cubatas bebo me siento mal y digo te quiero en vez de me muero.
    Otro beso.Ya van dos seguidos, ¡vaya, voy a tener que dejar de darte créditos y cobrarlos!

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  11. La vida descrita en tus letras, mueren unos para que sobrevivan otros. Trágico pero real.
    Un saludo.

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  12. Darilea, bienvenida a este lugar.
    Bueno,la verdad es que ésa es la vida de los buitres: comer cadáveres; lo malo es que en el caso este del relato ese hombre no debía haber muerto así.Los contrabandistas del tabaco,los cazadores furtivos,los aprendices de torero o activistas del máquis eran abatidos sin juicio ni defensores, y abandonados en las cunetas.
    Muchas gracias por tu visita y comentario.Espero que vuelvas a menudo. Saludos.

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  13. Anónimo1:35 p. m.

    Genial relato.
    Hace dos años fui a un pueblecito de Málaga, Cañete de la Sierra creo que se llamaba o Cañete la Real, a excavar. Mientras trabajábamos, bien en lo alto volaban en círculos los buitres, y con el calor que hacía siempre bromeábamos sobre quién caería primero.
    Las fotos que has puesto me han recordado el lugar, con paredes de rocas a un lado, por donde subimos un día.

    Saludos!

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  14. Hola, Kiran ya estoy contigo:
    Entiendo que perteneces a algún grupo que buscaba restos arqueológicos en algún yacimiento malagueño.Eres joven, deduzco, y te gusta la aventura en la naturaleza.Te felicito, y confieso me das envidia: esas cosas las recuerdo de mis años adolescentes.
    Contrariamente a las águilas, que anidan también en los árboles, los buitres ocupan sienmpre las cumbres más altas, las rocas inaccesibles para los humanos.Aún se ven muchos en algunas sierras andaluzas y extremeñas, pero están protegidos porque su población disminuye sin remedio por culpa de intereses agrarios.
    La foto está sacada de una página de internet y tomada en el parque natural de Monfrague, Cáceres.
    Muchas gracias por tu visita, que espero se repita (¡Anda, con rima y todo!
    Saludos

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  15. Anónimo1:50 p. m.

    Jajajaja, sí, participé en un campo de trabajo de arqueología :) Soy historiadora realmente, y un secreto: subiendo por aquel monte me hice un esguince, no soy muy diestra yo en el medio natural ;) Sin embargo, lo intento, que no es poco :)
    Y sí, los buitres que anidaban en esa sierra estaban tan protegidos que incluso un grupo se dedica a ponerles una especie de "papilla para buitres" cuando no pueden encontrar comida solos. De hecho subimos tan alto en la sierra, que veíamos restos de nidos abandonados y cogimos algunas plumas que aún guardo.


    Saludos y gracias por la visita!

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  16. Pues no sabía yo eso de las papillas, buena idea y mucho amor por los animales tienen ésos amigos.
    No eres tú sola la que se cae por la sierra, yo lo he hecho dos veces, y ¡eso dueleeeee!
    Saludos, gracias a ti por mostrarme tanta simpatía y amabilidad..

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  17. No había visto yo este de los buitres, Ya no va quedando ni buitres que limpien la carroña que dejamos los humanos, ahora los carroñeros le han quitado el sitio a los buitres. La historia de tu pueblo, el lugar donde tu lobo encontró la pista. Un abrazo.

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