viernes, marzo 18, 2022

LAS SIRENAS

 





Cuando era niño me contaron que había unos seres mitad humanos mitad peces, de gran belleza, que enamoraban a los marineros y, seducidos, se los llevaban a las profundidades marinas para acabar con ellos.
Era un cuento muy famoso, tanto que existe un monumento a las sirenas en Madrid y en el puerto de Copenhague.
Ahora que soy adulto escucho el canto de otras sirenas: las de Ucrania. Estas no enamoran sino que llaman la atención de los ciudadanos. Es un canto que alarma a los habitantes, hiere sus corazones y encoge sus tripas, despierta el miedo y el llanto de los niños indefensos, envuelve de terror las almas de mujeres y ancianos, que corren a refugiarse a las profundidades de sus edificios para salvar la vida, temiendo que al salir no encuentren más que vacio y muerte en el exterior.
Mientras las sirenas claman en la noche oscura ucraniana, los demás países observan con morbo en sus televisores el estallido de los edificios al ser alcanzados por los misiles asesinos, aprovechando de la desgracia ajena para hacer negocios vendiéndoles armas. Es mentira que se las regalen, luego tendrán que pagarlas de una forma u otra. Recordemos que los rusos también nos ayudaron aportando aviones, tropas y tanques; pero luego se lo cobraron quedándose con el oro del Banco de España.
Lo que tendrían que hacer las demás potencias es impedir que bombardeen las ciudades en vez de buscar excusas para no intervenir y dejar que los rusos masacren a la población. Pienso que los rusos también temen la guerra nuclear, y si al pisar suelo ucraniano hubieran recibido una respuesta, tal como Occidente había anunciado, quizá no hubieran seguido atacando.
El lobo feroz se ha dado cuenta de que los pastores tienen miedo y , envalentonado, destroza sus rebaños.
¿De qué sirve contratar a una empresa de seguridad si esta no evita que nos ocupen la casa?
¿Para qué sirve pagar una cuota a la OTAN ( el 2% del PIB) para que defienda las libertades si llegado el momento esta tiene miedo del enemigo?

sábado, marzo 12, 2022

LA ESPAÑA QUE CONOCÍ

 


Foto de los campos de Albacete del buscador  Bing, internet.

Quienes son muy jóvenes no conocen cómo era España hasta hace 40 años; pero los que nacieron en los setenta y los más mayores conocimos otra época de abundancia aunque minusvalorada.

Nos quejamos ahora de no encontrar aceite de girasol, y la subida del pan y harinas debido que estas vienen importadas desde Ucrania; pero antes los campos de Castilla eran inmensos trigales, y la carreta NIV, la de mi Andalucía, estaba adornada por campos de girasoles desde Córdoba hasta Jerez y Arcos de la Frontera. Así mismo abundaban los campos de algodón y remolacha.

No olvidemos que durante la II Guerra Mundial, y después en la posguerra, fuimos la despensa de Europa. Mientras nosotros pasábamos hambre, nuestro trigo se la quitaba a los europeos.
Todo esto, además de abastecernos a nosotros y parte del extranjero, daba trabajo a muchísima gente en las épocas de la siembra y recolección.

Pero un día entramos en la UE, y ésta decidió importar esos productos de países lejanos porque eran más baratos, obligando a abandonar la producción en España y dejando miles de agricultores en paro. También racionaron los permisos de pesca, obligando a muchos armadores a desguazar sus barcos.
Teníamos los astilleros más grandes de Europa en Cádiz, con capacidad para construir petroleros de un millón de toneladas. Ahora las compañías navieras españolas compran sus buques en Corea y otros países, mientras que Cádiz figura en las estadísticas en el primer lugar de porcentaje de población en paro.

¡Ahora no tenemos suficientes productos para satisfacer nuestras necesidades básicas! Suben los precios y le echamos la culpa a… ¡la guerra de Ucrania!
¡Qué hipocresía! La UE pagaba a los agricultores por dejar sus campos yermos. La duquesa de Alba ha cobrado ingentes cantidades de la UE por no sembrar sus tierras.
https://laescarpadasubida.wordpress.com/.../la-union.../
En toda la semana no se ha encontrado aceite para freír en los supermercados, y, donde sí había, costaba el triple que el mes de febrero.
Muchas reuniones de ministros en Francia y Alemania, pero nada cambia: ni baja la electricidad, ni los carburantes ni el precio de los alimentos.
Tenemos que apretarnos el cinturón y bajar la calefacción, nos dice el que era el ministro más rico del Gobierno, quien posee inmuebles por valor de 1 millón de euros.
https://www.hoy.es/.../borrell-ministro-rico...