Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616)
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Carlos Sotomayor salía del restaurante acompañado de Sara, una belleza rubia despampanante, la misma mujer que desde hace años amo en secreto, la causa de mis desvelos. La llevaba cogida por la cintura y se disponían a subir a un BMW que les esperaba en la puerta del local.
La verdad es que nunca me cayó bien ese Carlos: demasiado altanero, embaucador y cínico, salía siempre airoso de cualquier reto.
Me descubrió observándole sentado en mi mesa, y él sonrió triunfalmente al intuir mi envidia. No pude soportar su mirada y me juré acabar con él enseguida. Su sonrisa se heló súbitamente al leer la terrible decisión reflejada en mi rostro.
Pensado y hecho: cogí los treinta folios escritos que había apilados sobre mi mesa y los rompí. Luego puse una hoja nueva en la Olivetti y escribí: Capítulo 1º
La verdad es que nunca me cayó bien ese Carlos: demasiado altanero, embaucador y cínico, salía siempre airoso de cualquier reto.
Me descubrió observándole sentado en mi mesa, y él sonrió triunfalmente al intuir mi envidia. No pude soportar su mirada y me juré acabar con él enseguida. Su sonrisa se heló súbitamente al leer la terrible decisión reflejada en mi rostro.
Pensado y hecho: cogí los treinta folios escritos que había apilados sobre mi mesa y los rompí. Luego puse una hoja nueva en la Olivetti y escribí: Capítulo 1º
Jeje, con este escrito me has vuelto a enamorar :)
ResponderEliminarHay que ver lo terapéutico y milagroso que es un folio, una mano, un bolígrafo y una cabecita que imagine lo que el corazón desea, ¿verdad?
¡Me ha gustado mucho leerte!
¡Besitos!
Me encantó tu 1er capitulo de tu supuesto libro. Hasta sonreí. Ya te estaba viendo a darle en la cara a Carlos jajajajajaja
ResponderEliminarBesos Juan.
Flor
No te andas con chiquitas, eh. Así, así, a la competencia hay que cepillársela, rompiendo el folio o dándole con la Olivetti en la cabeza.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.S.- Por cierto, ¡qué bien lo contaba Cervantes!
Jeje, con este escrito me has vuelto a enamorar :)
ResponderEliminarPues entonces ya he logrado más de lo que esperaba, Lady Luna.
Es cierto, la magia se vive al escribir y jugar con los personajes de la historia. A veces estos nos desbordan y se van a su aire. Y eso duele....
Gracias por venir, querida amiga. Un beso
Hola Flor, sí, ese Carlos es un granuja, quería quitarme a al mujer de mis sueños.Mucha cara, ¿no?
ResponderEliminarNo le arrojé la Olivetti porque me quedaría sin trabajo, que si no...
Un beso, y gracias por tu visita
Hola, g.l.r
ResponderEliminarSí, así de drástico debe ser uno cuando lo que escribe no le gusta, comenzar de nuevo.
Un abrazo.
¡ja,ja,ja, la venganza por medio de la escritura!, ¡pues anda que no he pensado yo veces:"¡joder (perdón por la expresión) con mi jefe, un día de estos le mato en una de mis novelas!
ResponderEliminarUn buen y humorístico retazo de tu arte, Juan.
Un abrazo.
Si es que estos personajillos de novela deberían andarse con más cuidado. Parece que no se enteran de quien manda, jeje.
ResponderEliminarMuy bueno Juan, no sé si se lo tenía merecido, pero en el amor y en la guerra...
ResponderEliminarPues que nada te retenga, Jesús: en España la vida está barata, y más con esto de la crisis.
ResponderEliminarArréale, pues, un maquinazo en la cabeza al jefe, que ese placer no te lo quita nadie. ¡Si luego sales con derecho a seis meses de desempleo y todo!
Bueno, no sé si en las novelas también dan el paro a los presos.
Un abrazo.
Lola, ¡Eso, eso digo yo, a ver quién manda aquí!
ResponderEliminarAl que se descantille un poco lo traslado enseguida a la papelera de reciclaje.
Un beso.
Hola, Manuel, cuánto tiempo, hijo,con lo que me alegro yo de verte.
ResponderEliminarEsa frase que dejas a medias, ¿se refiere a "En el amor y la Guerra todo vale", o a esta otra:"En el amor y la guerra cualquier agujero es trinchera"?
Un abrazo para ti y los tuyos.
Di que sí, Juan. Un personaje capaz de robarte a la mujer que amas merece semejante suerte. Yo hubiera roto los folios uno a uno, lentamente, recreándome en la angustia de su mirada, jejeje.
ResponderEliminarLos hay que vienen a por uno desde el capítulo 1º. Es lo mejor que has hecho. Tarde o temprano hubiera terminado robándote el sueño.
Un abrazo.
Blogger JUAN dijo...
ResponderEliminarHola, Jose Antonio, ¿te has dado cuenta cómo son los personajillos estos? Le das vida, le buscas una buena gachí para que no se vean solos, y van y te quitan a tu amada. ¡Vamos que se me han quitado las ganas de escribir más novelas de aventuras!
Lo próximo que escriba va a ser un ensayo sobre la tortículis en la edad media, dado que todas las imágenes de santos antiguas tienen la cabeza echada a un lado, demuestra que entonces fue epidemia.Un tema que creo aumentará el interés por la lectura de los jóvenes.
Gracias por tu visita, amigo. Un abrazo.
jajaja....buenisima historia....un saludo!
ResponderEliminarHola, Carina, bienvenida a este espacio.Me alegro de que te gustase la historia.
ResponderEliminarGracias por tu vista.Saludos.
Vaya, Juan, el autor es invisible? O tímido. Ama en silencio y se venga del mismo modo, porque lo hace por escrito. Claro, que para eso cuando se escribe se puede hacer perrerías al otro haciéndolo un personaje; mira ventajas de eso de escribir, jeje. Es que los celos son muy puñeteros, amigo. Me hizo sonreír eso de que rompiera las treinta cuartillas, y comenzará “capítulo 1º”, como diciendo, ahora te vas a enterar tú de lo que vale un peine, jaja. Ese Carlos Sotomayor lo está pidiendo a gritos.
ResponderEliminarOtra vez habrá más suerte, amigo.
Te envío un fuerte abrazo, y un beso,
Margarita
Hola, Margarita, efectivamente, el Carlos ese se merece que lo borren de la novela, es un personaje que no se deja controlar, va a su aire.
ResponderEliminar¡Mira que ponerme los cuernos a mí, que soy su creador y le dejo conquistar a las mujeres más bellas, le regalo un BMW y lo hago vivir de p...madre!
Pues ya dejó de existir.
Ya noto las sienes algo más ligeras de peso.
En la próxima, lo pongo de fraile en un comvento.
O de eunuco, para que aprenda.
Un beso, amiga.
Qué bueno, Juan! Estar celoso de uno de tus personajes... Me gustó mucho, :-)
ResponderEliminarUn saludo,
Alejandro.
Hola, Alejandro, bienvenido.
ResponderEliminarMe alegro mucho de que te guste la idea del escritor celos de sus personajes.
Es que el tío Carlos tiene mucha cara, le das la mano y te arranca el brazo.
y eso no se puede consentir.
Gracias por tu visita y tus animosas palabras.
Espero que vuelvas. Un abrazo
Menos mal que tú tenías la sarten por el mango y podías conquistar a la rubia despampanante.
ResponderEliminarUn saludo.
Darilea, dices que yo puedo conquistarla, pero ¿cómo hacerlo si se va con el primero que llega y ante su presencia tiemblo y decirle que la quiero, mi timidez no me deja...?
ResponderEliminarA pesar de todo, la quiero.
Un saludo, y mi sincero agradecimiento por tu visita.