No os lo había contado para no alarmaros, pero el otro día en el hospital de Puerto Real pasé mucho miedo. La revisión en Dermatología a mi Carmen fue bien. Pero al salir...
Resulta que salimos a las cinco y el autobús no venía hasta las 6 de la tarde. Estábamos cuatro personas esperando en la parada, sita a trescientos metros de la entrada al hospital. De pronto me entraron ganas de orinar y me adentré en el bosque de pinos que rodea el centro medico.
De pronto salió un hombre con los ojos desorbitados y gritó:
—¡Ahhh, sinvergüenza! ¡Conque estabas aquí, ehhh!
Temblando de miedo salí corriendo adelante, alejándome de la parada del bus. El sujeto seguía tras de mí gritando. Pasé junto a la entrada del hospital psiquiátrico, que está detrás del Hospital Universitario, donde nos habían atendido. Miré atrás y vi que el loco me ganaba terreno, pues era mucho más joven que yo. Me palpé el pecho, sentía los golpes acelerados de mi corazón, no podía más iba a explotar... Me dejé caer sobre la yerba.
Entonces me alcanzó el señor de los ojos saltones, se inclinó sobre mí, me tocó el hombro y me dijo:
— ¡TÚ LA LLEVAS!
Y salió corriendo mirando si yo le seguía.