“Cuando salí de Cuba
Dejé mi vida, dejé mi amor
Cuando salí de Cuba
Dejé enterrado mi corazón” Luis Aguilé
Hasta los trece años no conocí a mi abuelo Juan. Vivía en la Colonia de Caulina, sita en la carretera de Arcos y Ronda, a una legua de Jerez de la Frontera.
“La ley de Colonización y Repoblación Interior de 1.907, votada en Las Cortes, bajo el reinado de Alfonso XIII, pretendía dar soluciones a la crisis de subsistencia que sufría el campesinado andaluz ante la falta de trabajo. Esta ley pionera pretendía una colonización ordenada, creándose campesinos que disfrutaran en usufructo de pequeños lotes de tierras para su subsistencia, y a la vez, fomentar la agricultura de regadío. Así se repartieron 4.000 hectáreas en los Llanos de Caulina,” (Diario de Jerez).
Hasta 1.915 no se construyeron las primeras casas y ese año se produjo el sorteo entre jornaleros sin trabajo y padres de familia, siendo beneficiados 75 de ellos con un lote de tierra.
Uno de los beneficiados fue mi abuelo Juan, quien había luchado en la guerra de Cuba y regresó enfermo, con paludismo.
Me contaba mi abuelo sus batallitas y derrotas: a veces se lamentaba del abandono en que habían dejado a los soldados; otras, sonreía recordando a las esbeltas y cariñosas mulatas.
Pues bien, mi abuelo plantó en mi corazón el cariño hacia Cuba y crecí con la ilusión de viajar a la isla fuese mayor para disfrutar, como él, de las hermosas nativas. Los años pasaron, la vida gira caprichosamente, como giran los sueños, y... No fue posible.
Pero siempre me he interesado por conocer Cuba. He visto películas históricas de antes y después de la Revolución, de Fidel y sus herederos, y del creciente turismo español en esa la isla. Efectivamente, ¡las mulatas son preciosas! Entiendo que mi abuelo quisiera quedarse, pero cayó malito, lo embarcaron para España y se acabaron los vuelos de su pajarito.
El otro día vi una película en Prime Video sobre una joven cubana que soñaba con escaparse de casa y venirse a España. ¡Tenía unos ojos! Y un cuerpazo,.. Y unos labios... La dibujé