jueves, enero 19, 2023

SON COMO NIÑOS

 

Recuerdos de mi residencia en París


Después del lanzamiento de la bomba atómica sobre Japón las potencias mundiales asimilaron que la posesión de la bomba era la garantía de la paz por disuasión. Y todas se lanzaron a conseguirla. Francia lanzó su primera bomba atómica en el desierto argelino el 13 de febrero de 1960.

 Desde ese momento, como todo militar que se precie, el general Degaulle estaba deseando demostrar que Francia no tenía nada que envidiar a Rusia o a los Estados Unidos. El semanario “Le Canard Enchainé” lo escenificaba así en un número especial a mediados de los 60:

«En un bunker antinuclear construido bajo el palacio presidencial, se hallan el general Degaulle, sus ministros  y la cúpula militar. Degaulle tiene el botón rojo en sus manos y quiere apretarlo para lanzar un misil sobre Washington. Los ministros intentan disuadirle:

—Mi general, usted sabe que la respuesta de los Estados Unidos tardaría cinco minutos solo, y Francia sería destruida.

  Bah, tonterías;  eso solo es propaganda. La mejor defensa es atacar el primero.

Pero mi general, no estamos en guerra, Estados Unidos es un aliado que nos  liberó del nazismo...

 ¡No es cierto, los americanos quieren colonizarnos! Y la grandeza de Francia, no lo consentirá. Voy a apretar el botón  rojo, y punto.

Y lo aprieta.

Todos en el bunker cuentan los segundos dando por supuesto que en menos de cinco minutos, París  será destruida.

Justamente, a los cinco minutos y veinte segundos, se oye un golpe sordo encima del bunker.

Nada más

 En el refugio se miran unos a otros sin saber qué ha pasado fuera.

Entonces el general Degaulle le ordena a su ministro de Defensa:

— Salga usted a ver qué ha pasado.

   ¡Pero mi general, la radioactividad me destruirá!

  Usted es militar y sabe a qué se expone. Salga, ¡es una orden!

Y el ministro, acojonado, sale al exterior. Ve una caja de madera en forma de  dado,  de un metro de lado. En su interior, aprecia la bomba atómica francesa desmontada y envuelta en una lona atada en la parte superior con un lazo rosa. El lazo sujeta  un sobre con la bandera de los EE.UU, que contiene una nota en su interior. El ministro la coge y vuelve corriendo a entregársela al General quien, solemnemente pero con las manos temblando, abre el sobre y lee:

«Deja de hacer el gilipollas, general. Mejor, juegue a la petanca»

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