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miércoles, diciembre 18, 2024

EL POLIDEPORTIVO

  

 El otro día fui a la Sierra  a ver la nieve.

 Me sorprendió ver a un señor vestido con un chándal azul, organizando el tráfico   dando voces y denunciando a los coches mal aparcados. ¿Quién era ese señor, qué derecho tenía a realizar  funciones de policía?

Detuve mi coche delante de un garaje y esperé a ver su reacción. Lo vi venir con pasos apresurados mientras se sacaba del bolsillo el cuadernillo de las denuncias y el bolígrafo.

 ¿Usted no sabe que aquí no se puede estacionar ni aparcar? ¡Documentación!

 ¿Y usted quién es para pedirme eso? —alegué

 Soy el policía municipal

 Pues no está de servicio; no lleva uniforme y por tanto...

 Este es mi uniforme de policía,  se ordenó así dado que el pueblo llevaba diez años pidiendo un poli deportivo.

 Ah... entiendo. Mire soy un influencer con más de tres millones de seguidores, y si me pone la multa llevando ese uniforme va a recibir tantas criticas este pueblo y su ayuntamiento, que la oposición le va a despedir y denunciar por  cohecho.

El tío cambia el rostro de color como los camaleones del Tiro al Pichón de El Puerto, se quita la gorra, se rasca al coronilla, se estira la cazadora, carraspea un poco y dice:

 Ignoro  qué es eso de ser influencer pero voy a darme la vuelta y si en dos segundos no se ha ido, le juro que lo encierro por difamación e insulto a la autoridad.

 Pues otra experiencia más que me regala este triste y dañino año 2024

domingo, diciembre 08, 2024

" ÉRAMOS POCOS Y PARIÓ LA ABUELA!

“Éramos pocos y parió la abuela”

Siempre hemos tenido problemas de paro en Andalucía, pero cuando uno trabajaba disfrutaba cogiendo el coche un domingo frío y llevando a su familia a desayunar o comer a una venta. Hacerlo en la del Pollo era una pasada: ponían los vasos de café en tubos más grandes que los de la cerveza, y unas rebanadas de pan de pueblo de dos o tres centímetros de espesor. Y para untar el pan lo que quisieras: aceite del bueno, manteca o pringá.

Las mesas estaban siempre llenas, había gente esperando o comprando teleras de pan. Así ha funcionado durante décadas.

Pero hete aquí que llegaron los listos del Gobierno y que comenzaron a poner obstáculos y a prohibir cosas, como servir la manteca y la pringá en un plato y el aceite en jarritas. Hay que ponerlas en cápsula pequeñas, plastificadas (más plástico para contaminar) debidamente documentadas con fechas de caducidad, lugar de procedencia, marca etc.

Pues se han cargado el negocio. Ya no resulta interesante ir hasta la venta para tornar café igual que el del bar de mi barrio.

Pasará lo mismo con el turismo y las reservas de hoteles y agencias de viaje: antes dabas el DNI y era suficiente; ahora debes indicar hasta la fecha del bautismo. Y lo peor: el numero de cuenta y de tarjeta, la caducidad y el DNI. Y eso es lo malo, que tus datos bancarios se guardan durante tres años en el establecimiento y en la policía, y cualquier empleado o funcionario la puede usar y vaciarte la cuenta. No me fío de nadie. Porque, quién vigila al guarda? Ya hemos visto como al Jefe de la Policía le han encontrado decenas de millones en billetes emparedados, más lo que tendrá en el extranjero.

https://www.elmundo.es/madrid/2024/11/12/673270bbe4d4d882078b4599.html

¡Qué contradicción más grande, por Dios! Por un lado te envían mensaje de la policía "No deis el numero de cuentas y los datos personales a quienes te lo pidan por internet, Tu banco nunca te pedirá datos por internet".
Y ahora te obliga a dárselos a desconocidos para poder reservar un billete o habitación.

El Gran Hermano anunciado por Orwell está aquí. ¡Tened cuidado! Veremos cuántos turistas aceptan esas condiciones para venir a España