
Ronda es una ciudad preciosa, toda ella está invadida por los turistas. Su economía gira en torno de éstos y sus calles están plagadas de comercios para recibirlos: museos, restaurantes y bares, tiendas de arte, cerámicas, ropas, muebles autóctonos, aparcamientos… Y sobre todo, el tajo: un enorme barranco que la divide en dos partes, unidas por su famosísimo puente.
Los turistas que llegan proceden de la Costa del Sol. Son dirigidos desde sus hoteles de Málaga o Marbella en cientos de autobuses fletados por las agencias de viajes, que han introducido una visita a Ronda entre las actividades de sus ociosas ofertas.
Todo está invadido por ellos, todos viven de ellos, se encarece por ellos, se cometen abusos hacia ellos que todos los sufrimos por ellos…
Ayer volví a Ronda después de cuatro meses y noté una diferencia en los precios en relación a mi anterior visita. Más caro aún. En el parque, una banda de niñatos arrojaban petardos al lado de nuestro grupo, impidiendo que escuchásemos al guía turístico. Una taza de porcelana con el nombre de la ciudad, que el verano pasado costaba 4 Euros –ya demasiado cara-, costaba ahora 5 Euros. El menú del día en el mismo sitio que comimos la última vez no sólo había aumentado, sino que la bebida, el pan y el café no entraban en dicho menú y se cobró aparte, lo que hizo que el precio aumentase un 40% sobre el anunciado en la entrada.
Todos sabemos que los museos en España ya no son gratis y hay que pagar por entrar en ellos; pero lo que no sabíamos es que se pueda llamar Museo a cualquier cosa. Ronda es una ciudad situada en medio de la Sierra que lleva su nombre, y ha sido cuna y refugio del bandolerismo andaluz. Por eso no es de extrañar que si te dan un folleto donde te indican la existencia de un museo dedicado a los bandoleros, la gente acuda. Eso hice yo, acompañado de mi familia.
El mencionado museo es una casa pequeña, en cuya puerta hay un pequeño mostrador atendido por una bonita muchacha que te pide 3 Euros por entrar y te señala un cartel donde dice que no se permite hacer fotografías ni grabaciones en el interior del museo. ¿Museo? Lo que allí se encuentra son multitud de libros, recortes de prensa, tebeos y revistas que tratan sobre los famosos bandidos que fueron utilizados como héroes en el cine y la televisión:”Pasos Largos”, José María el Tempranillo, Luís Candelas. Recordemos la serie televisiva de “Curro Jiménez”.
Unos maniquíes, vestidos con las ropas típicas de los bandoleros, y una colección de cuchillos y escopetas antiguas. Eso es todo lo que encierra el “museo”. ¿El precio de la entrada? : 3 Euros por persona, casi la misma que la de El Prado en Madrid.
Te cobran una entrada por visitar cualquier cosa: La casa del Bosco: 2 E; la plaza de toros: 6 E. El jardín del Moro otros 6, ect… Sumando solamente las cantidades pagadas por entrar en cada una de estas “maravillas” -visita que se realiza en menos de un cuarto de hora en cada sitio-, te puedes dejar los 60 Euros en menos de dos horas entrando en los diferentes lugares recomendados en los folletos turísticos.
Me acordé del cuento de “La gallina de los huevos de oro” y pensé que aquí en Ronda al final lograrán matarla. Es una lástima, porque la ciudad es bellísima.