Llueve sobre mojado y el agua ha arrastrado hacia las alcantarillas la suciedad que cubría el asfalto. Los pajarillos se refugian entre las hojas de los árboles y los coches pasan bajo mi balcón haciendo ¡zssssssssss! y desahuciando el agua de los charcos.
Hoy hacen huelga los enseñantes y todo el mundo lo notará. Nomalmente a estas horas, un ejército de niños ha entrado en el colegio y sus madres ocupan ahora las mesas de los bares del entorno para desayunar el café con tostadas y jamón mientras se lamentan de los recortes y de las dificultades que impone la crisis. "¡Que se jodan!", diría la Ministra. Ésta sabe, al igual que yo, que ninguna de ellas acudirá a las manifestaciones y comulgarán con ruedas de molino. La última gran manifestación que hubo en Jerez contra el paro y los recortes en Educación y Sanidad, tan solo acudimos un millar y medio de personas, la mayoría jubilados, en solidaridad con los jóvenes en activo. ¡Mil quinientas personas en una ciudad que cuenta con doscientos mil habitantes, cuyo 40% está sin empleo!
Algo funciona mal en España, pues
ese 40 %, son ochenta mil personas que comen todos los días al menos dos veces,
y si fuera verdad que están sin trabajo y sin ingresos hubiera ardido Jerez,
como arderían la inmensa mayoría de ciudades y pueblos de Andalucía. ¡Salve, oh
economía sumergida! Miles de mujeres
trabajan en el servicio doméstico por horas o a tiempo completo sin dar de
alta en casas señoriales, cuyos propietarios votan al P.P y al PSOE y apoyan los
recortes del Gobierno. En las lujosas urbanizaciones de El Puerto cada mañana los
autobuses vomitan docenas de sirvientas que trabajan por horas, la mayoría inmigrantes, que
desaparecen tras las rejas de unas
parcelas protegidas con sistemas de alarmas. Y sus jardines son cuidados por
los maridos o hermanos y primos de las
sirvientas en situación de paro y cobrando por tanto una prestación.
Y si comentas con alguien que
quieres hacer reformas en tu casa, recibes cientos de ofertas de albañiles, fontaneros o electricistas que te
aseguran "un precio arreglaíto" sin factura y sin IVA.
Y
mientras tanto en las oficinas de INEM parecen no enterarse de nada y siguen
con su rutina echando horas afuera y mirando el reloj para ir a tomar el café
de las once y comentar sobre la actualidad o sobre el ¡Sálvame!
¿Por qué no van de improviso un
grupo de inspectores a las grandes mansiones de las urbanizaciones? ¿Por qué sólo
se mueven si previamente alguien ha denunciado empleo ilegal y tras solicitar
permiso a los dueños para visitar la casa?
Sí, estoy convencido de ello, algo
falla en este puto país.
Creo que la situación es difícil en todas partes, la crisis agarra parejo de primera de segunda y todas las demás categorías solo que en muchos casos la ropa sucia se lava en casa y no sale a la luz internacional.
ResponderEliminarnos falta hermandad real y conciencia comunitaria para vivir como hermanos y no como el gato y el ratón.
un gusto saludarte Mario