Una sobrina mía tuvo la genial idea hace dos meses de reunir a las personas que llevasen el apellido PAN. Lo que parecía increíble de conseguir ha sido un éxito puesto que ha acudido un centenar de personas de varios puntos de la Península. Exceptuando una familia cuyos ascendientes eran gallegos, los demás eran descendientes de mi abuelo Bartolo Pan.
En el acto de bienvenida que compartimos con la Alcaldesa, ésta nos informó de un dato curioso que a mí al menos me gustó mucho: en los documentos de los archivos municipales existe un documento del siglo XVIII en el cual se halla inscrito un concejal con el apellido Pan, y otro documento de 1902 referido a unas elecciones en las que salio otro Pan de concejal de Hacienda.
La mayoría de los asistentes al Encuentro eran descendientes de mis tíos Bartolo, Andrés, María y Pepe Pan. Por parte de Juan Pan Rodriguez solo estaba yo.
Mi tío Andrés Pan Roriguez se nota que no tenía trabajo ni radio ni televisión, pues en la presentación de sus descendientes llenaron el estrado con casi treinta personas.
El encuentro de la familia Pan ha sido una experiencia muy agradable que espero se repita el año próximo, pues muchos Panes de Sudamérica y México se han enterado y quieren asistir. En el salón del Ayuntamiento leí esta carta dedicada al pueblo que nos vio nacer: Algar (Cádiz)
Largos y
penosos son los caminos que conducen hasta ti,
caminos por los que hace muchos años nuestros mayores hubieron de emigrar.
Con maletas de madera llenas de hambre, y las capachas donde guardaban
la telera de pan, el agradecido tocino y algún embutido del pueblo... Con la
mirada baja, humillada por la pena de tenerte que abandonar, subieron al
Amarillo para buscarse la vida en otras tierras, dejando sus raíces y sus
familia detrás.
Fueron personas valientes y honradas que no dudaron,
ante la necesidad de los suyos, de enfrentarse al destierro en ciudades lejanas
— algunas con lenguas y tradiciones
extrañas—, en las cuales se integraron y, con muchos sudores y lágrimas, construyeron sus moradas.
Jerez, Cádiz, Málaga, Sevilla, Madrid, Alicante,
Denia, Murcia, Valencia, Castellón, Barcelona, Francia, Alemania...
En ellas se reunían en grupos y peñas recordando
siempre tu nombre.
Y tú, Algar, porque
no olvidabas a tus hijos y los extrañabas,
les erigiste un monumento en la plaza.
Una de las familias algareñas que se vieron forzadas
a emigrar es la que lleva el apellido PAN. Hoy, día 1 de junio, nos reunimos un grupo de
descendientes de esa familia en esta
Noble Villa para conocernos y pasar un día inolvidable en convivencia. Y es
ahora cuando yo le doy otro sentido a las palabras del poeta Bécquer:
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Y yo añado:
Pero aquéllas que escribieron tu nombre
con sangre y lágrimas en otra ciudad
aquéllas que nos enseñaron a ser personas
y a sentir frío en la piel al mencionar
el nombre de Algar... ésas... ¡no volverán!
Juan:
ResponderEliminarAmigo, orgulloso de tu lugar de origen y de la familia PAN hoy se reúnen y así unidos retomaran las huellas dejadas por los antepasados y caminaran juntos al futuro.
felicidades mario
Muchas gracias por estar siempre, amigo Mario. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarsiempre en tu blog amigo, cuando no estoy puede pasar que no lea la acrualización, pero en mis dos blog estás tu y mario siempre allí. Aunque ya no visites mis blog seguiré en los tuyos y te abrazo con todo mi cariño por el hermoso encuentro de la familia Pan que ha tenido!! un beso juan por siempre amiga!
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