Aunque no soy consumidor de películas de ciencia ficción, ayer fui a ver Alpha porque no se veían en el tráiler monstruos ni alienígenas ni robots de otros planetas disparando sus terribles armas contra los terrestres. Para mí, después de haber admirado y disfrutado de la primera entrega de Guerra de las Galaxia, las demás son copias que quieren aprovechar el éxito de la primera.
Alpha estaba ayer en el primer lugar del raking de películas con una recaudación desde el día 7 de más de dos millones y medio de euros. Por eso, y porque no había mucho donde elegir para mi gusto, fue por lo que entré, «Algo tendrá de bueno», pensé.
Bueno, pues el primer cuarto de hora ya me arrepentía de haberlo hecho, porque lo que muestra no coincidía en nada con lo que hemos estudiado o leído sobre la Historia de la Humanidad. Me explico:
1ª Tenía entendido que en la prehistoria los humanos éramos como animales, vivíamos como animales y actuábamos como tales. Y en ALPHA los humanos que vivían hace veinte mil años vestían pantalones y chaquetones de tela con cuello de pieles o plumas. Casi como los que vende Zara, pero sucios.
En la película se educaba a los jóvenes enseñándoles a crear armas y a defenderse, a respetar a los mayores y a los compañeros: una escuela, vamos. Muy contrario a eso de que solo sobrevivían los más fuertes, según Darwin.
2ª Tenía entendido que el planeta estaba poblado de bosques con animales y ríos caudalosos de aguas limpias y frescas. He leído en los libros que en tiempos de los romanos una ardilla podía atravesar España de norte a sur sin bajar de los árboles.
En la película solo se ven dos troncos de árboles secos y calcinados o hendidos por el rayo en medio de un desierto inmenso compuesto por montañas y valles de granito.
Sin embargo, los miembros de la tribu salen a cazar las manadas de bisontes que pastan en el llano. Primera pregunta que surge inmediatamente en mi mente, involuntariamente, lo juro: ¿Qué comen los bisontes para criarse tan gordos y grandes? Además, de la niebla espesa surgían jabalíes, lobos y leones.
3º Yo entiendo que antes el Hombre, obligado a luchar contra todo para la supervivencia, era un ser fuerte y valiente; pero vamos que se caiga de un precipicio rebotando en los salientes y caiga de espaldas sobre una cornisa de granito a cien o más metros de profundidad y no se muera… Hay que tener más fe que un cristiano en el Génesis.
Pero de pronto la película cambia porque aparece un lobo herido y el chico, en vez de matarlo para defenderse o comer algo, lo cura y se hacen amigos. A partir de ahí la película cambia y uno ya no se fija en las faltas sino que se enternece y emociona viendo cómo se protegen el uno al otro de las fieras y de las terribles inclemencias del tiempo mientras ambos siguen, guiándose por las estrellas, el camino de la tribu. El final es sorpresivo y no voy a ser yo quien lo desvele.
Salí de la sala con una sensación muy agradable y la bondad de la pareja de protagonistas reflejada en mi rostro. Os la recomiendo.
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