foto de noticiasburgos.comDespués de pasar unos días felices con la familia, vuelvo a esa rutina que llamamos vida. Pero estoy muy enfadado con el Gobierno por el duro y desagradable viaje que he realizado. Once horas y media tardé ayer en recorrer los novecientos kms de carreteras y autovías jalonados de obras interminables y de voraces radares dispuestos a enriquecer las arcas de la Guardia Civil de Tráfico. Porque ¿quién permanece insensible ante la distribución de las estúpidas señales de tráfico que llenan nuestras carreteras? En un tramo recto de autovía sin ninguna anomalía visible te indican que puedes circular a 80 km/hora, y diez metros más adelante te lo cambian por otro de 40kms, y 50 metros más adelante te ponen otro de a 100, para volver a los 60 un centenar de metros después. Y así sucesivamente.
Si al menos hubiera gente trabajando… Pero no, no es eso. Es cierto que a veces te encuentras un grupo de hombres y máquinas trabajando y es lógico que reduzcas la velocidad para su seguridad y la nuestra; pero seguidamente recorres ocho o diez km. sin ver a nadie, excepto radares, bandas amarillas y las señales de tráfico, las putas señales que siguen limitando la velocidad sin ton ni son, a su aire.
La mayoría de conductores, hartos de las retenciones injustificadas que provocan esas limitaciones me adelantaban echándome al pasar una mirada asesina por respetarlas. ¡Y lo peor es que luego, a llegar a casa, casi siempre recibo una carta con una denuncia de 100 euros por circular a 80 en un tramo de 60! Ya estoy temiendo la llamada del cartero.
Y todo esto pasa desde hace un par de años en la A4, a su paso por Castilla la Mancha.
Nada más salir de Andalucía por Despeñaperros comienzan las obras, y éstas continúan hasta llegar a Manzanares, donde me tengo que desviar para Valencia. ¿Se imaginan ustedes lo que significa ir en fila de a uno sorteando conos de plástico y cambiando de carril continuamente a una velocidad de entre 40 a 80 km/hora durante 170 kms? Uno aprovecha una recta y acelera para pasar de 80 a 100, y en ese momento te caza el radar. Estoy seguro, tras comprobar en mí mismo y en los demás conductores el estado de nerviosismo que provocan las obras, que nadie se libra de la foto del radar.
Para que entiendan el afán recaudatorio de nuestro Gobierno cojan un boli y hagan números: Si pasan 100,000 vehículos diarios por ese tramo de la autovía de Andalucía y Tráfico les envía una multa de 100 euros a cada, supone una recaudación de 10,000,000 euros cada día, que nunca vienen mal para pagar las nóminas.
Y lo que más odio es que digan que lo hacen “Por nuestra seguridad.”
¡Venga ya, hombre! ¿Piensan que somos idiotas? Lo que quieren es dinero y nada más. ¿Qué le importa a un ministro que alguien se mate en la carretera? Lo único que cuenta para él es lo que aumenta el saldo de su cuenta corriente cada mes. De lo que cuesta retirar el cadáver y limpiar el asfalto se encarga el seguro del fallecido.
¡Vaya viaje! No se lo deseo a nadie. Y luego está la radio. Todas las emisoras anunciando las medidas que va a tomar nuestro Gobierno contra Argentina por haber osado atacar a España al nacionalizar a Repsol. ¿Desde cuando atacar a una empresa privada formada con capital internacional significa atacar a España? ¿Debemos empuñar las armas para defender las acciones de un grupo de especuladores de origen desconocido? ¿Ha tenido la delicadeza REPSOL de rebajarnos el precio del combustible a los españoles sabiendo que desde hace varios años estamos en crisis? No, ellos a lo suyo. Ayer, pagué el litro de gasoil a 1´40 euros.
http://universomarino.com/2010/06/18/plataformas-petroliferas-peligro-en-el-mar
Pues que se jodan. Que se jodan lo mismo que me jodí yo cuando invertí en un fondo que me ofreció Bancaja prometiéndome grandes ganancias y perdí la mitad de mi inversión en dos años. Y no salió el Gobierno a defenderme ni a amenazar con enviar a la Armada ni a boicotear las exportaciones de carne y soja argentinas.
No nos sentimos tan patriotas cuando Marruecos invadió nuestro Sahara. Salimos corriendo con los calzones bajados y limpiándonos el culo por el camino.
Más nos está expropiando el Gobierno a nosotros, los españolitos de a pie, aconsejado por los mercados, que obedecen a especuladores y accionistas de empresas como REPSOL, Telefónica y el Santander. Curiosamente esas empresas aumentan sus beneficios en tiempos de crisis.
Ahora resulta que también es mentira lo que desde hace cien días iba prometiendo Rajoy en televisión y los periódicos: No habrá copago.
La realidad es que hasta los jubilados tendremos que pagar las medicinas.
No entiendo a los españoles. Sabían lo que el PP estaba haciendo en Cataluña y Castilla la Mancha y la Comunidad Valenciana, lo sabían y le han votado en masa.
¡Pues que nos jodan! Eso sí, hay que exigirles que se pongan el condón, no sea que nos dejen dentro el bichito del sida.
¿Qué nos queda por saber de los planes del Gobierno? ¿Tendremos que volver a aspirar vapores de hojas de eucaliptos para curarnos los resfriados? ¿Y dónde encuentro yo un eucaliptus ahora?
Y luego me entero de que el Rey ya puede dormir bien. Menos mal. Me daba pena saber que este pobre hombre, tan querido y aclamado por los españoles, perdía el sueño a causa de los cientos de miles de familias desahuciadas y de los cinco millones de desempleados. Ahora, con la reforma laboral que ha impuesto Rajoy, ya se puede ir tranquilo a África para matar animalitos en peligro de extinción. Creo que fueron osos pardos los que mató en Hungría la última vez que estuvo. Total, sólo le han recortado el 2% de su sueldo, ¿qué son para él los 60,000 mil euros que ha costado el safari? Con lo que gana, pura calderilla. ¡Debe tener un monedero...!
Y es que el hombre se lo merece, digan lo que digan, pues, de no ser por él ¿quién nos hubiera salvado de una nueva dictadura militar cuando lo de Tejero? Sí… que ya lo sé, no me seáis pesados…. Que los mismos laboratorios que crean el virus luego ofrecen la vacuna para curarnos, pero…
En fin, la vida sigue. Prefiero hablar de las cosas buenas de mi viaje. Pero eso será la próxima entrada cuando me organice un poco.