Ayer, día 7 de febrero, Carmen y yo cumplimos 42 años de matrimonio. Para celebrarlo fuimos a Medina Sidonia, uno de los pocos pueblos de la Sierra de Cádiz que nos quedaba por conocer, a pesar de hallarse a sólo 53 kilómetros de mi casa.
El tiempo fue benévolo con nosotros y nos regaló un día espléndido con el sol brillando en un cielo de puro añil durante todo el día.
El tiempo fue benévolo con nosotros y nos regaló un día espléndido con el sol brillando en un cielo de puro añil durante todo el día.
Catedral y plaza del ayuntamiento
El Ducado de Medina Sidonia es el más antiguo de España, y fue otorgado el año 1445 a Juan Alonso Pérez de Guzmán ( Guzmán el Bueno) por el rey Juan II en premio por sus servicios.
Medina Sidonia, fundada en la Edad del Bronce por los fenicios, fue capital de provincia y sede episcopal. Es famosa también por los exquisitos dulces navideños que fabrican las monjas de sus conventos, los cuales exporta a toda la provincia. Miles de visitantes acuden al pueblo cada año a comprarlos, y hoy hemos podido ver excelentes muestras en los escaparates de las tiendas. Lástima que tanto a mí como a mi esposa, nos esté vedado el azúcar, que si no...
Pero no todo lo que reluce es oro y nos hemos topado ¡cómo no! con la ineptitud de la administración local, lo cual nos ha estropeado el viaje: ¿Cómo se puede concebir que un pueblo que ha abandonado su tradición agrícola y desde 2010 pretende vivir del Turismo mantenga cerradas durante los días hábiles las ofertas interesantes que ofrece a los turistas?
Antes de salir de casa he entrado en la página Web de Medina Sidonia y tomé nota de las ofertas culturales y turísticas con la idea de diseñar un recorrido que me ocupara allí todo el día. En ella no dice nada de horarios de visitas. Cuál no sería mi sorpresa al llegar al pueblo al encontrarme cerradas las puertas del Museo Etnográfico, que contiene una muestra de los artilugios agrícolas y manufactureros utilizados en la comarca desde el origen de la ciudad, y enterarme de que sólo abre los sábado y domingos. Las visitas guiadas a la calzada y ciudadela romanas, a los museos, a la dehesa de toros bravos y a las caballerizas ducales no se realizaban por el mismo motivo.
Sólo hemos podido recorrer las calles del pueblo y visitar la catedral, previo pago de 2,50 euros cada uno.
¡Ésa es otra guinda! Hay que sentarse y tomar poleo menta para digerir la poca vergüenza de la Iglesia. « La verdad os hará libres», dijo Jesucristo. Fíjense en el detalle de la entrada que dice: Se agradece su donativo. Es una mentira más grande que la propia catedral: no es un donativo, es el precio de una entrada sin la cual no te permiten la visita. Un donativo es algo que se da voluntariamente; una entrada es el precio que se abona para poder entrar en un local.
¿Por qué mienten? ¿Es que los donativos no pagan impuestos a Hacienda? No lo entiendo. Tampoco entiendo porqué no aparece en el tike el precio de la entrada que hemos abonado. De esta forma ni el fisco ni nadie puede controlar los ingresos. Ahí hay algo raro.
De acuerdo, a mí nadie me pone un cuchillo en la garganta para que entre en la catedral, si lo hago es porque me interesa verlo todo, ya que me he desplazado hasta el pueblo. Siendo la catedral lo único que puedo visitar, estoy dispuesto a pagar la entrada y lo hago sin rechistar; pero eso de que conste en alguna administración que yo he donado una cantidad para el mantenimiento de la catedral y que ésta se mantiene gracias a los donativos de los turistas, me hace sentir cómplice de un fraude. Porque es mentira. Yo no he donado nada, he pagado 5 euros por poder acceder con mi esposa al interior del templo. Es un matiz.
Me disponía a pagar las entradas cuando mi esposa me señaló un cartel que prohibía hacer fotos, y me guardé el dinero; pero el empleado me dijo que podía hacer todas las fotos que quisiera sin usar el flash, y accedí.
Medina Sidonia, fundada en la Edad del Bronce por los fenicios, fue capital de provincia y sede episcopal. Es famosa también por los exquisitos dulces navideños que fabrican las monjas de sus conventos, los cuales exporta a toda la provincia. Miles de visitantes acuden al pueblo cada año a comprarlos, y hoy hemos podido ver excelentes muestras en los escaparates de las tiendas. Lástima que tanto a mí como a mi esposa, nos esté vedado el azúcar, que si no...
Pero no todo lo que reluce es oro y nos hemos topado ¡cómo no! con la ineptitud de la administración local, lo cual nos ha estropeado el viaje: ¿Cómo se puede concebir que un pueblo que ha abandonado su tradición agrícola y desde 2010 pretende vivir del Turismo mantenga cerradas durante los días hábiles las ofertas interesantes que ofrece a los turistas?
Antes de salir de casa he entrado en la página Web de Medina Sidonia y tomé nota de las ofertas culturales y turísticas con la idea de diseñar un recorrido que me ocupara allí todo el día. En ella no dice nada de horarios de visitas. Cuál no sería mi sorpresa al llegar al pueblo al encontrarme cerradas las puertas del Museo Etnográfico, que contiene una muestra de los artilugios agrícolas y manufactureros utilizados en la comarca desde el origen de la ciudad, y enterarme de que sólo abre los sábado y domingos. Las visitas guiadas a la calzada y ciudadela romanas, a los museos, a la dehesa de toros bravos y a las caballerizas ducales no se realizaban por el mismo motivo.
Sólo hemos podido recorrer las calles del pueblo y visitar la catedral, previo pago de 2,50 euros cada uno.
¡Ésa es otra guinda! Hay que sentarse y tomar poleo menta para digerir la poca vergüenza de la Iglesia. « La verdad os hará libres», dijo Jesucristo. Fíjense en el detalle de la entrada que dice: Se agradece su donativo. Es una mentira más grande que la propia catedral: no es un donativo, es el precio de una entrada sin la cual no te permiten la visita. Un donativo es algo que se da voluntariamente; una entrada es el precio que se abona para poder entrar en un local.
¿Por qué mienten? ¿Es que los donativos no pagan impuestos a Hacienda? No lo entiendo. Tampoco entiendo porqué no aparece en el tike el precio de la entrada que hemos abonado. De esta forma ni el fisco ni nadie puede controlar los ingresos. Ahí hay algo raro.
De acuerdo, a mí nadie me pone un cuchillo en la garganta para que entre en la catedral, si lo hago es porque me interesa verlo todo, ya que me he desplazado hasta el pueblo. Siendo la catedral lo único que puedo visitar, estoy dispuesto a pagar la entrada y lo hago sin rechistar; pero eso de que conste en alguna administración que yo he donado una cantidad para el mantenimiento de la catedral y que ésta se mantiene gracias a los donativos de los turistas, me hace sentir cómplice de un fraude. Porque es mentira. Yo no he donado nada, he pagado 5 euros por poder acceder con mi esposa al interior del templo. Es un matiz.
Me disponía a pagar las entradas cuando mi esposa me señaló un cartel que prohibía hacer fotos, y me guardé el dinero; pero el empleado me dijo que podía hacer todas las fotos que quisiera sin usar el flash, y accedí.
Mereció la pena: la arquitectura gótica de las catedrales es la misma en todas partes, pero además de mobiliario medieval como sillas de la Inquisición o un baul de más de 500 años comprobé que antes también había maestros chapuceros y la prueba queda descaradamente visible a los ojos del público: tomaron mal las medidas y el último arco no alcanza el pilar que debía sustentarlo y para no destruir la catedral entera y comenzar de nuevo hicieron un arreglo que queda fatal.
No sé nada sobre qué les sucedeció a los responsables, pero habida cuenta del poder absoluto de los reyes de entonces y la crueldad de la Inquisición no me extrañaría nada que pagaran tamaño error con sus vidas.
En Medina Sidonia, un pueblo de 11, 700 habitantes, he observado con satisfacción una amabilidad y cortesía hacia el visitante inusuales en estos tiempos: preguntabas algo y te acompañaban hasta mostrarte el sitio o la dirección correcta, y si no lo sabían lo preguntaban a otros. Mientras desayunábamos en el acogedor restaurante La Vista de Medina, desde cuya terraza se contempla un precioso paisaje de colinas ondulantes de tonos verdes que llega hasta el mar, a 40 kms a vuelo de pájaro, un jóven, orgulloso de su pueblo, me informó de la importante y atractiva oferta cultural que podía disfrutar en Medina; pero se mostró contrariado cuando le dije que estaban cerradas de lunes a viernes. No conforme con mi respuesta, sacó su móvil y llamó a Información y Turismo para informarse.
En Medina Sidonia, un pueblo de 11, 700 habitantes, he observado con satisfacción una amabilidad y cortesía hacia el visitante inusuales en estos tiempos: preguntabas algo y te acompañaban hasta mostrarte el sitio o la dirección correcta, y si no lo sabían lo preguntaban a otros. Mientras desayunábamos en el acogedor restaurante La Vista de Medina, desde cuya terraza se contempla un precioso paisaje de colinas ondulantes de tonos verdes que llega hasta el mar, a 40 kms a vuelo de pájaro, un jóven, orgulloso de su pueblo, me informó de la importante y atractiva oferta cultural que podía disfrutar en Medina; pero se mostró contrariado cuando le dije que estaban cerradas de lunes a viernes. No conforme con mi respuesta, sacó su móvil y llamó a Información y Turismo para informarse.
Total, que puesto que los días laborables en Medina Sidonia el turista sólo encuentra restaurantes y tiendas de souvenirs —algo que en El Puerto los tengo a patadas, pues si le arreo un puntapié a una piedra hallo un restaurante debajo—, no he querido gastarme ni un céntimo más en el pueblo y nos hemos ido a comer a una venta de carretera de cuya excelente oferta gastronómica y servicio me había llegado el eco de la publicidad del boca a boca: La Venta Andrés
Está ubicada en la salida 17 de la autovía Jerez a Los Barrios, en el cruce con la carretera de Arcos y Medina. En frente existe otra venta más grande, más nueva y más lujosa, pero yo iba buscando ésa porque me la habían recomendado por su cocina casera.
Es una venta antigua con algunas reformas que la hacen confortable y cálida. Se puede comer en la terraza o en el salón comedor.
Nos recibió Salvador, un joven muy amable y servicial, que nos ofreció la carta al tiempo que nos informaba de la existencia de un Menú del Día de la casa a elegir entre cuatro primeros y cuatro segundos platos.
Mi mujer y yo nos miramos: estamos a régimen, pero por un día ¿quién se va a enterar?
De primero, yo elegí “Berza de tagarninas”, Carmen “Sopa de puchero”.
Para acompañar la comida nos puso un plato de ensalada, pan de pueblo y dos cervezas.
De segundo, yo elegí pollo al ajillo; Carmen, merluza asada con menestra de verduras.
Ya no había cabida para la tarta de queso y nata del postre y nos conformamos con el café.
Esperábamos pagar mucho más de lo que nos costó: 17 euros los dos.
Felicitamos a los dueños por la exquisita cocina y salimos del local. Durante el camino de regreso mi mujer y yo hemos comentado lo bien que habíamos comido y lo amable que había sido Salvador, el camarero que nos había atendido.
Venta Andrés es un lugar para detenerse a comer bien y barato. Nos ha gustado mucho y pensamos volver.
Si les apetece ver todas las fotos que hice de Medina, pinche sobre el libro.