jueves, mayo 30, 2019

LOS HERMANOS SISTERS




Ayer, mi esposa y yo fuimos al cine. Hacía un mes que no anunciaban películas de nuestro gusto y ya teníamos ganas de volver a echar la tarde: cine y merienda en el centro comercial Bahía Mar. Un amigo me recomendó la película «Los hermanos Sister», que en el diario de Cádiz la puntúan con cinco estrellas, y nos decidimos por ella.

Es una del Oeste, cosa extraña ya en la cartelera del siglo XXI, pero recordé que las  últimas que vi de ese género fueron buenas: Bailando con Lobos, Sin perdón, Django… y ayer Los hermanos Sister.

Nada que ver con las anteriores.

Estuvo entretenida y presentaba bonitos paisajes  de montañas y ríos, como suele ser en estas películas; pero no entiendo por qué la puntúan con el máximo de estrellas. Con dos hubiera sido suficiente.

El argumento es el siguiente: Un poderoso hacendado se entera de que un químico, buscador de oro, tiene una fórmula para detectar el metal escondido en el agua de los ríos y envía a dos asesinos a sueldo (los hermanos Sister) a buscarlo y secuestrarlo.

A partir de ahí, asistimos a una serie de peleas y desafíos a muerte con sus dosis de violencia, hermosos paisajes en el recorrido desde Oregón a San Francisco, y al descubrimiento de una técnica nueva para hallar oro.

La película intenta transmitir sin éxito una dosis de moralidad que solo consigue que parezca demasiado larga. Ni fu  ni fa.


 

miércoles, abril 17, 2019

¿LLUEVE EN SEMANA SANTA?

 
La Meteo anuncia lluvias precisamente para el Jueves y Viernes Santo, los días más importantes de la Semana Santa en Sevilla y en Málaga. Los cofrades hermanos se temen lo peor, y estarán ya con las lágrimas a punto de desbordarse.

 Pues bien, no es por fastidiar pero les digo que pasan cosas peores que el que llueva y no salgan las procesiones. Por ejemplo:

 Hace muchos años, un Jueves Santo precisamente, en Málaga, estaba yo contemplando el paso de la Legión con su cabra abriendo camino, escuchando el ruido de mis tripas que no recibían alimentos desde el día anterior, porque el subsidio de cuatrocientos euros con que compraba mi voto el Gobierno no daba para pagar la luz, el alquiler y la comida de mis niños, lo cual me había hecho perder quince kilos en tres meses y se me notaban las costillas hasta con la chaqueta puesta, y me veo a una señorita de entre veinticinco y treinta años, con un vestido corto y floreado, estrecho de talle pero abierto de la cintura para abajo, que el viento levantaba a capricho mostrándonos sus piernas y las pequeñas y blancas bragas.
Iba cargada con dos bolsas llenas de alimentos de un Spar cercano y la multitud congregada no la dejaba pasar para llegar a su casa.
 
 Me acerqué a ella y me ofrecí a llevarle la carga; ella aceptó, encantada, regalándome una luminosa sonrisa. Dimos un pequeño rodeo y entramos en el edificio en que vivía. Ella me miraba de vez en cuando y sonreía, agradecida; yo agradecía la visión de su hermoso cuerpo caminando detrás de ella, y fotografiando con el flash de mis pupilas su trasero cada vez que el viento se apiadaba de mí.
—Es en la cuarta planta —me dijo con la mejor sonrisa que he visto en mi vida, mostrándome una dentadura uniforme y blanca como la cal.
Yo asentí con la cabeza y comencé a subir detrás de ella. Sus caderas se balanceaban a dos palmos de mis ojos, ora a un lado, ora al otro. Sus glúteos hacían lo mismo, obviamente, y mis ojos los seguían atentamente, parecían los ojos del cuco de un reloj de madera austriaco. Ella se giraba de vez en cuando y sonreía.
—No se me vaya usted a morir ahora, ya que hemos casi llegado. Luego descansará en el sofá de mi salón mientras disfruta de un refrigerio.
¡ME OFRECERÁ UN REFRIGERIO EN EL SOFÁ!

 Mi corazón parecía que iba a romperse en pedazos ante lo que mi mente imaginaba que sería el refrigerio: ¡me la iba a comer con papas!

 Entramos en la vivienda y me quitó las bolsas de las manos yme dijo:
— Póngase cómodo, y espere mientras dejo la compra en la cocina y voy al baño.
Yo me arranqué la ropa de encima y me tendí en el sofá, ansioso por verla llegar desnuda y sentarse sobre mí.
Al cabo de cuatro o cinco minutos aparece ella en la puerta del salón, llevando de la mano a un niño de tres o cuatro años, y le dice:
—¿Tu ves lo canijo que está ese hombre? Pues así te vas a quedar si insistes en no comer.
El niño me miraba como a un bicho raro, y de pronto se echó a llorar. Yo cogí mi ropa y salí corriendo con ellas en la mano escaleras abajo. En un rellano me crucé con una mujer mayor que al verme dio un grio y se desvaneció.
En el vestíbulo aproveché que no había nadie y me vestí como pude.
¡Y llora la gente en Sevilla porque va a llover en Semana Santa!
 

domingo, abril 07, 2019

EN CIERTO SENTIDO






Esta mañana he terminado de leer el libro "En cierto sentido", de mi amigo Juan Risueño, de Bailén, a quien conocí hace casi diez años en un grupo de poesía, llamado Poetas de Sierra Morena, del que hace tiempo dejé de ser miembro.
Pero ya entonces me interesó su original estilo para escribir historias y versos. Un día me mostró un libro que él mismo había hecho a mano con cartón y papel reciclado. Tenía sus páginas llenas de versos y relatos. Creo recordar que aquél era un ...ejemplar único y personal, pues no pude hacerme con él. El que sí guardo de aquel día fue un poemario impreso normalmente en alguna editorial, que me traje a casa dedicado y firmado. Pero lo que más me interesaba era la narrativa que tan celosamente guardaba para él en aquellos cuadernos hechos a mano.

 El día 24 del mes pasado volví a verle en otro Encuentro Poético, celebrado en su propia ciudad, y pude por fin hacerme con un ejemplar del precioso libro de relatos que ha publicado recientemente. Es como los libros del Círculo de Lectores: tapa gruesa con sobrecubierta, y contiene 27 relatos interesantísimos, que atrapan al lector y le hace reflexionar, pues en casi cada relato la persona que haya cumplido sus cincuenta o sesenta años ve reflejada en sus páginas experiencias que casi todos, de una manera u otra, hemos vivido. Las que libremente hemos aireado, y las que celosamente guardamos en secreto en un rincón de nuestra memoria. Es tan real describiendo la vida de su pueblo en la segunda mitad del siglo XX con sus penurias, abusos de empresarios, vicios de la carne y los amores prohibidos, que cualquier persona de la tercera edad se siente identificada con las condiciones de vida y modo de pensar de los protagonistas de la obra.

 Me ha gustado mucho, la verdad. Sobre todo el relato de Juanjo, el detective privado, un gigante fornido y cara dura con el corazón de un niño. A veces te hace reír; otras, te encoge el alma de terror o de ternura. Los finales no son rotundos, los deja abiertos para ceder el paso a la reflexión y meditación del lector. Os lo recomiendo de corazón.

 Ya tengo tres obras de Juan: dos pemarios y un libro de relatos de 384 páginas, que desde hoy ocupan un lugar privilegiado en mi vitrina.

miércoles, abril 03, 2019

EL TREN CORREO DE ANDALUCÍA

 Foto de la Red

El tren Correo de Andalucía entró lentamente a las doce y diez en la estación, llenándola de humo y carbonilla de tal modo que se me irritaron los ojos. Había salido una hora antes de Cádiz enganchado a una locomotora de vapor negra, provista de una alta y gruesa chimenea cilíndrica, de cuya boca emanaba una espesa columna de humo que se tendía sobre los vagones y acariciaba los rostros y ropas de los pasajeros, quienes, asomados a las ventanillas, admiraban la bellísima fachada del edificio ferroviario jerezano. 

Las brillantes bielas adosadas a las ruedas se resistían a detenerse y estas chirriaban bajo la presión de los frenos, lanzando bocanadas de vapor por ambos lados, envolviendo en una nube blanca a los curiosos y viajeros que ocupaban el andén.

 El variopinto conjunto de personas que transitaba por los andenes se acercó al tren. Entre ellos había un grupo de soldados cargados con sus maletas de madera; un par de mujeres ofreciendo agua con un botijo a cambio de «la voluntad» y otras dos vendiendo molletes de Arcos y teleras de pan; empleados de RENFE caminando de prisa empujando carretillas cargadas de equipajes hacia los vagones de primera clase; viajeros buscando los vagones indicados en sus billetes; familias compuestas de varios miembros, que al igual que nosotros emigraban a otra parte; ancianos, mutilados de guerra y curiosos que no tenían nada que hacer y acudían a admirar el tren o a enterarse de quién llegaba o se iba; una gitana vieja recorría los vagones cargada con una caja redonda, de madera, llena de sardinas arenques tendidas una junto a otra formando un círculo, que la anciana ofrecía a los viajeros que estaban asomados a las ventanillas a peseta la unidad; la pareja de la Guardia Civil y la policía secreta, escrutando descaradamente los rostros y equipajes, alertas ante cualquier indicio sospechoso; el jefe de estación luciendo su uniforme azul, el silbato en una mano y el banderín en la otra; dos mujeres barriendo el suelo...

Al anunciar los altavoces la llegada del tren, mi madre y yo habíamos abandonado la sala de espera y estábamos ya casi el final del andén, frente a los vagones de tercera clase. En la puerta de uno de ellos vimos un cartel que decía Madrid: en ese debíamos montarnos.

 El tren permaneció en la estación media hora, durante la cual se acomodaron los pasajeros y se cargaron los cofres y sacas en el vagón de Correos. El calor de la caldera derretía el recubrimiento protector de las traviesas de madera de las vías y una mezcla de olor a resinas y alquitrán impregnaba el aire. En el andén, algunos viajeros se despedían de los amigos o familiares que les habían acompañado a la estación; otros lo hacían desde las ventanillas de los vagones.

  Cuando llegó la hora, el jefe de estación tocó el silbato y levantó la banderita; la máquina del tren respondió con un fuerte silbido, al tiempo que lanzaba un chorro de vapor por la válvula que empujaba el pistón engarzado en la biela de tracción de las ruedas, y el tren Correo de Andalucía se puso en marcha exhalando sonoros suspiros.

De los entresijos de mi memoria afloraron recuerdos de un viaje anterior, realizado diez años antes en el mismo mes y con el mismo frío. Entonces yo acababa de cumplir los seis años y mis ojos observaban todo lo que sucedía con el asombro natural de la infancia: era la primera vez que salía de mi pueblo, la primera vez que viajaba en coche, la primera vez que caminaba por una gran ciudad en cuyas calles, de aceras amplias y pavimentadas, lucían los naranjos y las tiendas. Cádiz bullía de actividad: mujeres que entraban o salían de los comercios, hombres tomando café y coñac en las tabernas, limpiabotas sentados en las puertas de las cafeterías, hombres en bicicleta, motos con sidecar, camiones cargados de toneles, muebles o materiales de construcción, turismos, taxis, coches de caballos... Era la primera vez que mis retinas capturaban imágenes de almacenes, talleres mecánicos, escaparates de ropa con maniquíes, guardias de tráfico, semáforos... Y fue la primera vez que me monté en un tren…

 De mi novela «Cuando España despierte», disponible en Amazon:

 https://www.amazon.es/CUANDO-ESPA%C3%91A-DESPIERTE-JUAN-GARC%C3%8DA/dp/1983305561/ref=tmm_pap_swatch_0?_encoding=UTF8&qid=&sr=



sábado, marzo 30, 2019

POETAS DE LA TERTULIA PUERTA ABIERTA A LA IMAGINACIÓN VISITAN EL PUERTO


Esta mañana, un grupo de tertulianos de Puerta abierta a la imaginación ha venido a El Puerto a visitar la exposición de fotografías de la Asociación Fotográfica de El Puerto con la cual colabora ilustrando cada foto con unos  versos.
Nos hemos sentido defraudados porque los versos se han adjudicado al autor de cada fotografía, sin mencionar el nombre del poeta ni de la Tertulia que colaboraba, de tal forma que la gente creía que el fotógrafo era así mismo el poeta autor de los versos.
Para alegrar nuestras almas y olvidar el asunto, que nos sirve de lección para otros eventos, hemos ido a tomar unas copas a la Venta Andalucía, donde  hemos sido  agasajados por Antonio, el dueño del local, quien no ha cesado de poner tapas para acompañar las bebidas que consumíamos. Las fotos hablan por sí mismas.













viernes, marzo 29, 2019

SOY CANDIDATO A LA PRESIDENCIA DEL GOBIERNO.



 Cuando en 1991 me fui de CC.OO y decidí romper con la política y votar en blanco en todas las elecciones no me imaginaba que llegaría a conocer una crisis como la actual.
¡Esto no se puede consentir!, me dije.
Y hace un par de semanas, sentado en la terraza de un bar, me puse a cavilar. Después de la cuarta cerveza con sus respectivas tapas (Papas al
iñadas, chorizo a la brasa, gambas a la sal y atún encebollado), me he auto preguntado: Si estos granujas, marionetas del mercado y de los bancos, que tanto saben, nos han llevado a esta crisis engañando y robando hasta el polvo del aire (los otros polvos algunos los echaban en clubes de alternes, pagando con nuestros dineros), ¿por qué yo, un hombre curtido por la experiencia de los años y el trabajo, no puedo presentarme para intentar solucionar los problemas vuestros y míos?
Dicho y hecho: invitando a cuatro rondas seguidas a los desempleados que pasan la vida en el bar, no sólo he conseguido convencerles para reunir las firmas necesarias para ser candidato, sino que además, como no tenían nada que hacer, me han pegado ellos mismos los carteles en los lugares señalados.
¡Et voi lá! Je suis The Candidat. Mi partido es el P.T.P H: Pan Tierno Para Hoy.

A todos los que me voten les prometo en el corto plazo una foto dedicada y firmada por detrás por mi asesora, la cual se compromete a plasmar bajo su firma la huella de sus labios pintados de carmín, con todas las rayitas que los hacen tan sensuales.

A largo plazo, eliminaré de un plumazo la reforma laboral de Rajoy, y a cambio repartiré el trabajo que hay entre todos para eliminar el paro. Se trabajará un solo mes al año, los once restantes serán para asuntos propios.

De las vacaciones y puentes no digo nada, de momento, ya lo consensuaremos con los agentes sociales.

 Repartiremos gratuitamente cientos de miles de condones con un manual y un dvd para que aprendan a usarlo y que no pase lo que el otro día, que llegó un hombre a la farmacia con un preservativo todo agujereado y atado con hilos a exigir que le dieran otro porque hacía menos de dos años que lo había comprado y estaba en garantía. Si con todas esas facilidades alguien deja a la novia o a la amiga preñada contra su voluntad, pasará veinte años en la cárcel.

A las mujeres que confíen en mí les prometo que no las defraudaré: viviré para ellas y por ellas, les daré mi número de móvil para que me llamen cuando se sientan solas o necesiten apoyarse en alguien. Removeré la tierra y el cielo por ellas.

Podrán realizar su trabajo desde sus domicilios —para ahorrarnos millones de euros en guarderías— y su trabajo será compatible con otros empleos: distribuidoras de Avon o del Círculo de Lectores; podrán realizar en su domicilio o en el de sus amigas presentaciones de juegos de tapes y cuberterías; asistir a gimnasios y piscinas; merendar con las amigas en la cafetería para intercambiar impresiones y sugerencias para mejorar sus respectivos hogares.

  Fundaré un Banco Nacional, donde todos puedan cobrar sus nóminas, poseer tarjetas y domiciliar recibos sin pagar comisiones de ninguna clase. No como ahora. Esta mañana, mi caja de toda la vida, me ha cobrado 3´50 euros por una transferencia de 20 euros. Y cada vez que me envía información de mi cuenta me cobra los gastos de envío, sellos incluidos, cuando en realidad no me los envía por correo, sino que todos los recibos los reparte un tío que seguramente está en el paro y se gana unos eurillos extras con eso. Y todos los españoles podrán acceder a créditos a bajo interés.

  Los bancos que desahucien a los ciudadanos también serán desahuciados si no les pagan a los constructores de las viviendas. Tampoco recibirán ni un céntimo del erarioo público.
Espero vuestra masiva asistencia a las urnas con la papeleta de mi partido en la mano. Veréis como entre todos salimos de la crisis.

jueves, marzo 21, 2019

METIÉNDOLA DOBLADA Y SIN VASELINA

.Foto de EconomíaDigitalhttps://www.economiadigital.es/politica-y-sociedad/quim-torra-cuelga-una-pancarta-en-la-generalitat_559058_102.html


   Lo que está pasando entre la Junta Electoral Central y el Gobern de la Generalitat me recuerda un chiste que escuché en mi juventud:
    Un niño juega en la playa con un balón y al chutar le da un balonazo a un señor que estaba sentado en una silla de lona leyendo el periódico. Cuando va a recoger el balón, el señor le arrea una bofetada y le dice:
       —  Esto para que aprendas a respetar a la gente, niño.
El niño sale llorando en busca de su padre y le cuenta lo sucedido. El padre lo lleva de la mano a hablar con el señor que le ha pegado y cuando está delante de él le dice:
   —¿No le da vergüenza pegarle a un niño de diez años? ¡Atrévase a pegarle ahora!
Y va el señor y le arrea otra bofetada al niño.
  —¡¿Pero qué hace usted, salvaje?!  Ande, atrévase a pegarle otra vez, que se va a enterar.
Y va el otro y le da otra bofetada. El niño llora cada vez más y tiene la mejilla hinchada y roja como un tomate. Y entonces su padre le toma por la mano y dice:
  —Vámonos hijo, que como siga pegándote este mal nacido te mata.
Y esto viene a cuento porque desde que la Generalitat puso el lazo amarillo y la pancarta, la Junta Electoral le ha avisado tres veces de que si no lo retiraban les iba a caer multa y condena; pero ni puto caso, al contrario, el impresentable president Torras se burla y sigue provocando a la autoridad española, como demuestra que haya puesto otra pancarta con distinto color pero incidiendo en el delito que cometía.
Al final, ante la ansiedad y maltrato de los ciudadanos españoles, mucho me temo que la Junta finalmente nos va a decir:
      —  Vámonos, hijos, que si este tío sigue nos la va a matar el orden judicial y nos la va a meter doblada y sin vaselina.
 

miércoles, marzo 20, 2019

ESTRENANDO MANTEL

 
 
 
 
 
 
¡Hoy estrenamos mantel!
A Carmen le ha dado por poner el que hizo con sus manos hace dos años, aunque no había un motivo ni menú especial. Pero me gusta mucho su trabajo y ¿quiénes mejor para disfrutarlo que nosotros?

Eso sí, le he puesto un plástico encima para no mancharlo, pues por nada del mundo quisiera y estropearlo.

Menú del día: Ensalada de huevas de bacalao aliñadas con cebollitas tiernas.

  Potaje de  garbanzos.

 Costillas de cerdo fritas.

Postre: Yogurt con fresas

miércoles, marzo 13, 2019

MULA, LA PELÍCULA




He visto la película  Mula, de Clint Eastwood: peliculón, genial,grandiosa, fantástica, espectacular… Todos los superlativos se merece este actor y director de cine. No hay una sola de sus películas que haya fracasado. Y La Mula no podía ser menos. Os la recomiendo. Del 1 al 10 le pongo un 9. Dicen por ahí que es la despedida del cine de Clint Eastwood:
https://www.elconfidencial.com/cultura/cine/2019-03-08/mula-clint-eastwood-regreso-pelicula_1867662/

 SINOPSIS Y CRÍTICA DE LA PRENSA ESPECIALIZADA:

Reparto:

 
Clint Eastwood, Bradley Cooper, Dianne Wiest, Michael Peña, Taissa Farmiga, Laurence Fishburne, Ignacio Serricchio, Alison Eastwood, Andy García, Diego Cataño, Robert LaSardo, Lobo Sebastian, Clifton Collins Jr., Manny Montana, Jill Flint, Noel Gugliemi, Loren Dean, Katie Gill, Daniel Moncada, Victor Rasuk, Devon Ogden, Ashani Roberts, Lee Coc, Rey Hernandez, Joe Knezevich, Derek Russo


Género:
Drama | Familia. Vejez. Drogas. Basado en hechos reales 

Sinopsis:

A Earl Stone (Eastwood), un octogenario que está en quiebra, solo, y que se enfrenta a la ejecución hipotecaria de su negocio, se le ofrece un trabajo aparentemente facil: sólo requiere conducir. Pero, sin saberlo, Earl se convierte en traficante de drogas para un cártel mexicano, y pasa a estar bajo el radar del agente de la DEA Colin Bates (Cooper).

 Críticas:

  
"Un ritual de purga que al renunciar a la salvación, se gana la redención [...] Una crónica social obligada a avanzar, o si se prefiere, un documento histórico anti-estático, valiosísimo (y por qué no decirlo, emocionante) en su tono agónico y desengañado." 

 Víctor Esquirol: FilmAffinity

 
"Es amable, se deja ver y oír, nada más (...) Existe algún momento divertido en las aventuras de este camello tardío. Y tiene cierto encanto la relación con su exesposa y con su nieta. El problema es que de Eastwood siempre esperas mucho más." 

 Carlos Boyero: Diario El País

 
"En un tono tan cerca de una comedia grave como de la más ridícula de las tragedias, la película avanza consciente de que no habla tanto de un personaje como de un mito. (…) Puntuación: ★★★★ (sobre 5)" 

 Luis Martínez: Diario El Mundo

 
"El por fuera de «Mula», o sea el drama y la intriga del relato, está construido de modo impecable (...) lo mejor y lo esencial de la película está en el rostro y el interior de Eastwood y en su vaporosa confesión. (…) Puntuación: ★★★★ (sobre 5)" 

 Oti Rodríguez Marchante: Diario ABC

 
"No es un relato en absoluto amable. (...) La interpretación de Eastwood ennoblece el filme (...) No es una película sorprendente, pero sí un filme útil. (…) Puntuación: ★★★★ (sobre 5)" 

 Quim Casas: Diario El Periódico

 
"No solo es una comedia de inocencia amable colindante con lo naif en la era de 'Breaking Bad' (...) sino que contiene varias capas de profundidad tras su apariencia inofensiva y formas resolutivas (…) Puntuación: ★★★½ (sobre 5)" 

Daniel De Partearroyo: Cinemanía

 
"Bella y sosegada (...) Tan simple como profunda, 'Mula' es no solo el vestigio de un cine en vías de extinción, sino también un sutilísimo alegato político (…) Puntuación: ★★★★ (sobre 5)" 





miércoles, marzo 06, 2019

4 LATAS, la película




Mi esposa y yo venimos del cine. Hemos visto la película 4 Latas. Faltaba la quinta, pues la película en sí misma es una lata. Es la segunda vez en este año que salgo decepcionado. Y la última que pago por ver una película española.
Parece más una promoción de alcohol y hachís que otra cosa, pues el actor principal se pasa la primera media hora bebiendo una botella tras otra, diciendo tacos, fumando porros y ofreciendo tabaco sin parar. El argumento no os lo voy a decir, es un bodrio y no vale la pena contarlo. Pero para gustos, hay colores. Estáis advertidos.

 


martes, marzo 05, 2019

SWAZILAND


 



En Sudáfrica no existía ningún tipo de Seguridad Social: si no trabajas, no cobras. Era habitual ver a técnicos y obreros de diferentes nacionalidades acudir a sus puestos de trabajo con piernas o brazos escayolados, o enfermos con gripe y fiebres, para poder fichar a la entrada y cobrar el día. Si faltabas al trabajo tres días seguidos, sin causa justificada, te despedían.

 En las torres metálicas de las centrales térmicas en construcción se afanaban cientos de obreros negros y coulored (mulatos), distribuidos en las balaustradas de las ocho o nueve plantas del edificio. Las grúas subían sus pesadas cargas de material por encima de ellos, que la miraban asustados sin poder refugiarse en ningún sitio. A veces la carga se desprendía, cayendo sobre el personal, y los arrastraba hasta el suelo. Durante el año que estuve allí, contabilizamos una media de un muerto diario. Solo un par de ellos eran blancos.

  Debido al estrés, el personal se mostraba irascible, y la menor insinuación acababa en disputa. Así no se podía vivir y la empresa comenzó a organizar viajes turísticos para relajarnos. El primero de ellos fue al país de los swazi: Swaziland.
Con tal de perder de vista aquel lugar, yo hubiera ido al mismísimo Infierno.

Debido al estrés, el personal se mostraba irascible, y la menor insinuación acababa en disputa. Así no se podía vivir y la empresa comenzó a organizar viajes turísticos para relajarnos. El primero de ellos fue una visita al país de los swazi: Swaziland.
Con tal de perder de vista aquel lugar, yo hubiera ido al mismísimo Infierno.
Durante el viaje vimos varios ranchos con manadas de vacas pastando en el prado, y otros con avestruces que miraban, insolentes, por encima de las alambradas a todo el que pasaba.

También observamos a cientos de cuadrillas de mujeres negras, ataviadas con vestidos coloridos y pañuelos en la cabeza, recolectando ananás ante la atenta mirada de los capataces. A lo largo del trayecto, corriendo por los arcenes en ambas direcciones, nos cruzábamos con centenares de personas. Era este el medio de transporte usado por la mayoría de la población indígena. Y así llegamos a Suazilandia, un paraíso. Imagínense un oasis en medio de un desierto, un refugio en la montaña nevada, un almacén de alimentos en un campo de refugiados hambrientos…

En Sudáfrica, un país donde todo estaba prohibido, donde hasta las fotos de los periódicos y revistas aparecían con estrellas ocultando los pezones de las artistas en topless, existía un reino de hadas de una extensión superior al de las provincias de Cádiz y Málaga juntas, que ofrecía a sus visitantes todo lo que pudiera comprarse con dinero. Todo estaba permitido.
Diseminados en las verdes praderas, aparecían por doquier hoteles de lujo, que invitaban a quedarse y pasar en ellos el fin de semana. La majestuosidad de la cadena montañosa de Drakembers impresionaba. De ella yo pintaría un cuadro años más tarde.
La capital, Mbabane, destacaba por sus hoteles, casinos, prostíbulos y salas de fiesta. En los aledaños de los hoteles abundaban mujeres jóvenes y sonrientes, que se aferraban del brazo de los turistas, dispuestas a complacer cualquier íntimo deseo por muy retorcido que fuese. Las lujosas suites de las grandes cadenas hoteleras ubicadas en el reino se prestaban a toda clase de orgías.
Los hoteles lucían orgullosos sus restaurantes y cafeterías, sus expositores de diamantes, oro, piedras preciosas y figuras de marfil, y, sobre todo, las discotecas y salas de juegos.
En las plazas y estadios de la ciudad, encontrabas grupos de indígenas que nos obsequiaban con demostraciones de danzas y ritos tribales antiquísimos.
Cuatro parques nacionales, distribuidos en las entradas al país, recibían la visita de cientos de miles de turistas anuales. El que yo visité con unos cuantos compañeros se llamaba Parque Nacional Mliwane. Era el más cercano a la capital.
Swaziland era también el lugar al que acudían para gastar sus pagas los marines de la V Flota Americana cada vez que hacía escala en la costa oriental sudafricana. Además de sus dólares, dejaban sus virus repartidos gratuitamente entre indígenas y turistas.
Durante las tres semanas siguientes al viaje a Swaziland, la clínica de Secunda no daba abasto para atender las infecciones venéreas. De los 300 españoles que componían la plantilla, medio centenar debía acudir cada día al centro médico a inyectarse antibióticos. Entre ellos se hallaba mi ayudante, Iñaki. Durante dos semanas estuvo de baja y en su lugar me pusieron un nativo negro.
Algunos se gastaron sus ahorros en Swaziland. Otros, que perdían su salario diario al no poder trabajar por padecer temibles enfermedades venéreas, exigían préstamos a la empresa para que su mensualidad llegase a sus familias y no se percatasen de lo que les sucedía.
En vista del resultado, la empresa dejó de organizar viajes turísticos; cada cual podía ir adonde quisiera bajo su propia responsabilidad.

Si te interesa la historia, puedes adquirir el libro CUANDO ESPAÑA DESPIERTE, haciendo clic en este enlace:

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viernes, marzo 01, 2019

EL CAPARAZÓN DE LA TORTUGA. Novela.



Buenos días, amig@s.
Me he levantado muy temprano para terminar de leer la novela "El caparazón de la tortuga”, de Lola Mariné.
Comencé leyendo un capítulo diario para no desatender otras cosas, como el de escribir, ver las noticias en la prensa y en la televisión y leeros a vosotros; pero desde ayer el relato me tenía atrapado por completo y no he parado hasta terminar la historia. ¡Es fascinante!
El caparazón de la tortuga, es un thriller psicológico y fue finalista del ...Concurso de Escritores Indie de Amazon 2015.
Es la tercera novela que leo de Lola, y esta es la mejor de las tres. ¡Qué prodigiosa imaginación, por Dios! Os la recomiendo.


SINOPSIS:
Un adolescente introvertido y de carácter sombrío desaparece sin dejar rastro; diez años después reaparecerá convertido en el ganador de un importante premio literario. ¿Qué ocurrió durante esos diez años? La explicación se oculta tras su peculiar relación con un hombre adinerado, atormentado y solitario que consume sus días en una aislada mansión; ese encuentro marcará el destino de ambos.
Dos escritores, dos misántropos, dos voluntades encontradas.
Un thriller psicológico en el que nada ni nadie es lo que parece.

La podéis comprar aquí:
https://www.amazon.com/caparaz%C3%B3n-tortuga-Finalista-Literario-Spanish-ebook/dp/B010OSJS0K/ref=sr_1_fkmrnull_1?keywords=el+caparazon+de+la+tortuga&qid=1551418519&s=gateway&sr=8-1-fkmrnull


Opiniones de lectores:

"No es un tema común, ni mucho menos fácil. Es una novela para quienes gustan de la literatura seria, con una enorme dosis de problemas psicológicos"

"Impresionante thriller psicológico"

"Inquietante y adictiva. Muy original".

"Original enfoque de la trama para tenerte en suspense. Sentimientos fuertes y
encontrados".

"Maravillosa novela. Una obra atractiva e intrigante".

"¡Sorprendente! Gran thriller psicológico".

"Hipnotiza al lector. Suspense garantizado hasta el final".

"Inquietante y terrible caparazón. Muy recomendable".

"Un thriller diferente. Te atrapa sin remedio".

 

sábado, febrero 23, 2019

TAL DÍA COMO HOY

 
El día 23 de febrero de 1981 fue un día como los precedentes: muy caluroso, con algún repentino aguacero y trabajo muy duro.
Ese día, después de cenar, estábamos tomando unos güisquis en el salón cuando un soldador de Algeciras, que se comunicaba a diario con su familia a través de una emisora de onda corta, nos dijo que se había producido un golpe de estado en España, y todos dejamos de hablar y de tirar dardos contra la diana para acercarnos al él y tratar de entender lo que sucedía. Fuimos a la sala de televisión y vimos en directo a Tejero irrumpiendo en el Parlamento.
Y la noticia corrió como la pólvora en el campamento. Los trescientos españoles que trabajábamos en la refinería nos apelotonamos delante de las oficinas, exigiendo nuestros pasaportes y que nos llevasen al aeropuerto.
El jefe nos dijo que no sabía nada, que las noticias eran confusas y que, de todas formas, el avión de Iberia había salido a las seis de la tarde y no había aviones para España hasta el día siguiente a la misma hora. Todos queríamos hablar por teléfono con la familia y se formó una cola. Yo me fui con un amigo en un taxi a Secunda, el pueblo más cercano, para hacer la llamada desde un restaurante que solíamos visitar los fines de semana. Y en poco más de media hora pude hablar con mi esposa.
Ella estaba asustada.
—Juani, han pasado tanques por la avenida hacia el centro de Valencia. Al ver a los guardias pegando tiros, yo he apagado el televisor, he acostado a los niños enseguida y he cerrado puertas y ventanas. ¿Tú vas a venir?
—Es que no hay avión hasta mañana por la tarde.
—Estoy asustada, Juani. He llamado por teléfono a tus padres y les he dicho que no salgan de su casa.
—Cariño, estamos todos en la oficina exigiendo nos lleven de vuelta a España, veremos qué hace la empresa. Cuídate, mañana te llamo con lo que haya.
Cuando regresamos al campamento, pasada la media noche, vimos que repetían la noticia en la televisión, y algunos guardias civiles saltaban a la calle por las ventanas del Parlamento, y más tarde aparecía el rey en la pantalla. Todo había terminado.
Al día siguiente fuimos a trabajar muy alterados y cansados. Pero no podíamos quedarnos en la cama, pues si no fichas la entrada al trabajo no cobras el día. Y pasamos las diez horas de jornada como pudimos, contentos después de todo, al saber que el problema se había solucionado.
Opinión de una lectora:
M. Carmen Rubet
5,0 de 5 estrellas
La novela nos relata las vida de un hombre al que le ha tocado luchar en la vida y el desencanto hacia el presente. La trama, además de distraernos, nos permitirá descubrir una serie de lugares y acontecimientos curiosos e históricos, como bien pueden ser la España de la dictadura franquista, el mayo del 68 en París y el apartheid en Sudáfrica, porque una de las constantes en el relato es el deambular del protagonista para conseguir un puesto de trabajo, algo que nos dejará ver lo difícil que fue y puede llegar a ser la vida del español fuera de sus fronteras. Por tanto, la considero una narración interesante y amena que merece mis cinco estrellas.
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CUANDO ESPAÑA DESPIERTE