La vida es una incesante lucha entre el bien y el mal que todos llevamos dentro. Dos caras se alternan en nuestro rostro: la que mostramos al mundo en nuestro semblante, pura fachada, y la que bulle oculta en nuestro interior, que es la auténtica y sólo se muestra en determinados momentos. Basta con que nos saquen de quicio.
A veces, al quitarnos el traje o el vestido
elegante y delicado que lucimos en la calle, descubrimos que llevamos la ropa
interior sucia.
Cuanta más unidad hay en la persona se es más simple y más feliz, dicen los entendidos en el tema, pero cuánto cuesta!
ResponderEliminarEs complicada la vida ad intra y llevarlo afuera se hace más todavía...
Buen tema amigo Juan,
un abrazo.
La doble cara no es buena pero no nos escapamos de usarla.
ResponderEliminarun gusto leerte mario
no lo llamaría a eso hipocresía. no. lo llamaría vaivenes del carácter. La hipocresía es fría tremenda horrible. No, para mi eso no es hipocresía, es quizás no saber controlar el carácter.No siempre usamos dos caras no . El tratar de no ofender a una persona aunque no estés de acuerdo con ella no es dos caras ni es hipocresía es tratar de ser correcto.
ResponderEliminarCuando aprendamos a corregir el carácter, el mal carácter todo estará mejor.Un beso amigo!!
Tienes razón, amiga genessis, es complicado, muy complicado. Un beso
ResponderEliminarTodos la llevamos, Mario. Mucha gente me habla de unidad, de todos cogidos de la mano, de solidaridad, de amor... pero luego con sus acciones demuestran que sólo es palabrería: viven libremente sin limitaciones y sin preocuparse de los demás.
ResponderEliminarUn abrazo
El ejemplo que pones, M.Susana es correcto. Pero yo hablo del que dice una cosa y luego hace otra, a sabiendas del daño que hace en quienes creían y confiaban en él. Los hay a montones. Un beso y gracias por tu aportación.
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