No os había dicho que hace unos días terminé de leer la novela "El Rey pasmado" porque antes quería volver a ver la película para contrastar.
No tengo nada que decir sino expresar mi admiración por ambas, son geniales y la una se ajusta fielmente a la otra.
Evidentemente la novela dice cosas que no se ven en la película: lo que piensan los personajes en ciertos momentos y el motivo de actuar como actúan. Por ejemplo:
En la película, en cierto momento y sin venir a cuento se ve una procesión con penitentes flagelándose. Luego cambia la escena.
El motivo según explica la novela es que el fraile inquisidor afirma que Dios les va a castigar con la derrota del ejército en Flandes y con la destrucción del Reino porque el Rey quiere ver a su esposa desnuda, y eso es un sacrilegio. Entonces el fraile organiza la procesión para pedir indulgencia a Dios.
Y así, unos pocos detalles por el estilo. Pero en general, la película dice todo lo que el Autor de la obra quería que supiéramos, que no es otra cosa, en mi humilde opinión, que darnos una imagen de la España inmersa en el pozo más oscuro imaginable.
Mientras que muchos verán en esta obra solo una historia muy divertida, que lo es, yo ahondo un poco más en lo que el autor nos transmite:
Mientras que en los países del entorno brillaba el Arte, la Cultura y la Ciencia, aquí se quemaban libros, autores y lectores; mientras que en el entorno estudiaban las leyes del Universo y el movimiento de los planetas, aquí se prohibía que los cónyuges descubrieran sus desnudeces, y que las esposas gozaran con el coito marital: ellas solo estaban para procrear futuros soldados y siervos del Rey y de la Iglesia.
Todavía hoy los sacerdotes practican ritos en nada diferentes de los que hacían los brujos que ellos mismos condenaban: salir de procesión para atraer la lluvia no difiere de lo que hacía el hechicero de la tribu para atraer buenas cosechas; echar humo con los incensarios en los ritos litúrgicos es lo mismo que hacían los brujos en las tribus y lo mismo que hacen hoy los brujos y videntes en sus consultas cuando queman incienso y otras yerbas.
Me dirán ustedes que estoy tomando como real una novela de ficción; pero no es eso: existe el Archivo Histórico Nacional en cada país, además de archivos privados como el de la Duquesa de Medinaceli, el más importante de España, adonde solo permiten entrar a estudiosos e investigadores, que luego transmiten sus descubrimientos al público mediante artículos y libros. Y cuando tantas y tantas obras de distintos autores describen la crueldad y fanatismo de la Iglesia y sus tribunales de la Inquisición, será por algo, porque es verdad todo lo que cuentan. Además, en muchas ciudades existen los Museos de la Inquisición, donde vemos horrorizados los artilugios que usaban para obtener confesiones y salirse con la suya dando un aspecto legal al asesinato.
Pobre país el nuestro, siempre bajo palio, amordazado y sacrificado mientras nuestros hijos enriquecen a los países del entorno. No existe otro país en el mundo donde la Iglesia Católica tenga tanto poder y privilegios.
Así nos va. Los jueces absuelven a curas pederastas, a la gente poderosa del Opus, los obispos critican las leyes de convivencia, y de la familia, la del aborto o la eutanasia. ¡Y encima les pagamos sus sueldos!
Es como ser cabrón y pagar la cama donde a uno le ponen los cuernos
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