martes, marzo 13, 2018

REINSERCIÓN O CASTIGO



Lo que escribo a continuación lo vengo diciendo aquí y en las redes sociales, desde el asesinato de Miguel Ángel Blanco. No es por tanto en caliente que escribo lo siguiente:
Dicen que la justicia debe ser generosa con los delincuentes, que no se trata de castigar sino de reinsertar en la sociedad.
Hay animales salvajes que se domestican y conviven con nosotros; pero hay otros que sabemos que sólo hacen daño, como la víbora, el escorpión, las ratas... A estos se les elimina o se ponen todos los medios para que no entren en nuestras casas.
No es lo mismo reinsertar a una persona que ha mantenido una discusión y en un golpe de calor ha empujado al otro y este se cae, se golpea en la cabeza y muere, que la que programa una bomba o un asesinato y lo lleva acabo fríamente.
No es lo mismo que una persona sea sorprendida robando en el interior de una vivienda y en un momento de ansiedad o miedo apuñale al que intenta detenerlo, que una que prepara durante meses un atentado con bomba o aplastando a los peatones con un camión.
Ni es lo mismo que una persona que asesina a un niño y lo esconde mientras consuela al padre y a la madre y les sugiere que pague un rescate mientras ella disimula ante la prensa su dolor y expresa su deseo de que atrapen pronto al culpable. 
Esas personas son ratas rabiosas, víboras, animales dañinos que jamás se van a poder domesticar.

Como demócrata debo respetar la Ley y la opinión de los demás aunque no la comparta; pero también tengo derecho a expresar la mía y que se respete. Y es esta:
Me niego a convivir con una fiera como la que ha devorado la vida de Gabriel. Y si dentro de siete o diez años la dejan libre, alegando que ya está arrepentida y recuperada, y viniese a mi barrio a vivir, yo vendería mi vivienda y me marcharía a otra ciudad o comunidad inmediatamente. No por miedo ni por odio, sino por decencia.

En la antigüedad, a los que mataban por accidente les daban la oportunidad de evitar la acción de la justicia si en el más breve plazo posible ellos se exiliaban a unas ciudades llamadas "Refugio"; pero a los asesinos fríos y calculadores les aplicaban la Ley del Talión: ojo por ojo, diente por diente. 
Números, capítulo 35: 12 – 28.

En la actualidad hay millones de reclusos en todo el mundo, se construyen miles de centros penitenciarios. En España, se les trata generosamente permitiéndoles estudiar y hacer deporte, pagándoles un sueldo y dejándoles cumplir menos de la mitad de sus condenas.
Luego, reinciden en sus crímenes. 
Ellos saben a lo que se exponen: buena comida y buen trato y dinero.
Si supieran que les pueden aplicar trabajos forzados a pico y pala hasta la muerte, otro gallo cantaría. 
Ésa es mi opinión, y el que no la acepte, que me borre de sus contactos. Hace un año ya lo hizo uno al que tenía por buen amigo. Y sigo vivo.

3 comentarios:

  1. Anónimo12:30 a. m.

    Hola Juan! Pues soy de la misma opinión. Tengo entendido que esa mujer es Dominicana. Yo no sé si en España hay condena perpetúa, acá la condena máxima es 25 años muy poco para los que matan de una forma brutal. Hay que cambiar las leyes y lo peor que si se portan bien no cumplen la condena completa. Los asesinos están cada día más violentos hay que darles un castigo para que sientan en su piel el mal que han hecho.

    Besos y cariños Juan !😚
    María Isabel Quental

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  2. Anónimo12:35 a. m.

    CASTIGO!!!!!!!!!!!

    Florecilla 😁

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  3. Yo pienso lo mismo, pero desgraciadamente en España los políticos y muchas organizaciones supuestamente humanitarias se preocupan más de los verdugos que de sus víctimas. Hoy mismo en una tertulia en una cadena de televisión decían cosas como esta: "Pasar veinticinco años encerrada en una habitación de ocho metros es inhumano". ¿Y no es inhumano el quitarle calculadamente y a sangre fría la vida a un niño? ¡Qué vergüenza de país! Gracias por tu lectura y comentario, Florecilla. Un beso.

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