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martes, marzo 06, 2018

SIENTO VERGÜENZA AJENA





"Cada país tiene los gobernantes que se merece".
Y  no puedo menos que reconocer que es cierto. Me refiero a que en El Puerto de Santa María viven permanentemente unas noventa mil personas, cantidad que aumenta considerablemente en verano.
De éstas, once mil son parados crónicos desde los años ochenta. Si calculamos que  un treinta por ciento son niños, el resto, los sesenta mil habitantes de la ciudad, deberían acudir a una manifestación en defensa de las pensiones,  un derecho que está siendo aplastado y que pronto a o tarde les va a afectar de lleno. Pues bien apenas un centenar ha asistido hoy a la convocatoria.

 Ha pasado lo mismo en anteriores protestas, fuesen por los recortes en la Educación, la Sanidad o  falta de trabajo, la temporalidad y los contratos abusivos.
Después se lamentan en los bares.

Mirando la escasa asistencia y cómo los pensionistas cruzaban una y otra vez la calle para detener la circulación y llamar la atención sobre sus problema,  recordé un cuento que leí en el colegio cuando apenas contaba diez años. Su moraleja, nunca he olvidado:
 "Un hombre llevaba hombros a un asilo a su padre
Al cabo de un tiempo vio una roca en el camino y con mucho cuidado bajó al anciano de los hombros y los colocó sobre la roca, con el fin de descansar unos minutos.  Aún le faltaba más de la mitad del camino por recorrer.
De pronto escuchó sollozar a su padre y alarmado le preguntó:
— ¿Qué le pasa, padre? ¿ Le duele algo?¿ Por qué llora?
entonces el anciano, secándose las lágrimas, musitó:
— Porque en esta misma piedra me senté yo el día en que llevé a mi padre al asilo.
 Moraleja: el mismo apoyo que estáis dando a vuestros mayores cuando más os necesitan, recibiréis vosotros, los jóvenes, cuando os llegue la hora."
Que llegará. ¡Seguro!

 Vas en la manifestación y ves a mucha gente mirando desde la acera como si la cosa no fuera con ellos. Algunos quizás sean de los que cobran la pensión máxima, otros viven muy bien porque los dos cónyuges cobran pensiones, sean  como funcionarios o de la empresa privada, y por eso no se molestan.
Son egoístas, no piensan en sus descendientes que no van a cobrar nada. Y luego están los que viven subsidiados y trabajan en economía sumergida: aparcacoches, albañiles, fontaneros... ( algunos aparcan a 100 coches diarios, a un euro. Sacan, pues, cien euros diarios más los 427 de la ayuda). Esos no quieren que esto cambie, y son los votantes del partido que les permite hacer eso.

Y luego están los licenciados y titulados universitarios y los jóvenes trabajadores, o parados, que ya saben que nunca van a cotizar lo suficiente para tener derecho a cobrar y no se mueven, cuando es precisamente eso lo que tenían que hacer: moverse y rebelarse contra este sistema como hicimos nosotros en 1968. Curiosamente, aquellos jóvenes somos ahora los jubilados que luchamos por nuestros derechos. Ver para creer.

 Qué diferencia con la gente del Norte, ellos si que saben lo que quieren y luchan por ello. Bilbao parecía una colmena humana estos días en las calles. Luego los andaluces nos quejamos de que a algunas comunidades el Gobierno las ayudan más que a la nuestra, invierte en ellas  más que en la nuestra. Monta más industrias en ellas que en la nuestra. ¡Se lo han ganado!
No es que porque sean del PP, es porque la gente está unida y lucha por su tierra y sus derechos. Aquí preferimos estar en el bar o en la playa antes de salir a la calle.

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