jueves, abril 20, 2023

LOS RECORTES EN SANIDAD



Hace unos día al ir a besar a Carmen me tuve que alzar de puntillas porque parecía que ella había crecido. La verdad es que ella sigue midiendo igual que antes, no así yo, que al igual que la ropa de algodón, parece que he encogido.
Cogí cita urgente y fui a ver a mi doctora, pues no era normal que mi Carmen tenga que inclinarse un poco para darme y recibir mis besos.
Lo primero que me preguntó la doctora es esto.
—¿ Y en la cama no coinciden ustedes frente a frente para hacer el amor?
—Po zí. No miramos y todos los órganos coinciden a la misma distancia. Solo los pies no coinciden: los de ella son más largos que los míos.
— Eso tiene arreglo: Va usted a una librería y compra este libro que le enseñará a recuperar los seis o siete centimetros que han perdido sus vertebras al reducirse las almohadillas que las unen y separan. Yo, con los seis minutos que dedico a cada paciente, no puedo explicárselo. Usted se lee todas las indicaciones y luego las pone en práctia.
¡Pasmaíto me quedé, la verdad! En vez de medicamentos me manda comprar y leer un libro. Un libro que no entra en las recetas admitidas por la Seguridad Social. No sé adónde vamos a llegar con los recortes.
Total, que ayer fui a Carrefour a comprar el libro y me lo leí. Yo no entendía nada. ¿Cómo me va a ayudar a crecer un libro en el que cada página contiene 200 números de teléfonos y el nombre de sus propietarios? ¡Era un grueso tomo de las Página Amarillas!
Enfadao, muy enfadao, fui a ver a mi doctora, sin tener cita ni miedo a que llamase ala policía ni nada, y me colé dentro de la consulta con el dichoso libro.
— ¿ No ve usted que estoy atendiendo a esta señora?
— ¿También la va usted a engañar como me engañó a mí? ¡Me ha hecho comprar una guía telefónica para crecer!
— Po zí, y le demuestro que es efectiva. Llevo treinta años ejerciendo en la Seguridad Social. Y no es usted el primer paciente que se queja de haber decrecido. Súbase la báscula y póngase contra la pared bien derecho para que lo mida.
Y me subí: 1 60 centímetros
—Ahora ponga el libro debajo y subase encima.
Y lo hice: 166 centímetros
— ¿Ve usted como yo tenía razón? Cuando vaya a abrazar a su eposa o a besarla se sube encima del libro
¡Qué barbaridad, cuánto sabe esta señora, se nota que ha estudiado y tiene muchos años de experiencia!

©Juan Pan García, 20/04/23

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