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sábado, noviembre 16, 2024

Muere Celeste Careiro, la mujer que con su gesto dio nombre a la “Revolución de los Claveles”

Aún recuerdo emocionado el día en que Portugal pasó de la dictadura militar a la democracia pacíficamente. ¿Qué pasaría en España cuando muriese el Dictador? De solo pensarlo, toda España temblaba.



DEL DIARIO NOTICIAS ( LISBOA)

Muere Celeste Careiro, la mujer que con su gesto dio nombre a la “Revolución de los Claveles”

En una declaración a DN con motivo del 50 aniversario del 25 de abril, Celeste recordó su historia. "El soldado me pidió un cigarrillo. No fumaba, nunca fumé. Por unos segundos, me pregunté cómo podría compensar a ese chico, allí, encima de ese coche, luchando por nosotros. Él estaba allí dándome algo bueno y yo no tenía nada que darle. Sin pensarlo, tomé un clavel de la rama que llevaba y se lo ofrecí. Nunca se me pasó por la cabeza que por eso el 25 de abril llegaría a ser conocido mundialmente como la Revolución de los Claveles", reveló.

Ese chico nunca pudo ser encontrado. Cada vez que pienso en ese día lloro. Tenía 40 años, cuidaba de mi madre y de mi hija. Vivía en Chiado y amaba la ciudad donde nací. Y todavía me encanta.

Tengo 90 años, oigo y veo muy mal. Me conmueve mucho hablar de este día. Los médicos dicen que me enferma. Le voy a pedir a mi nieta que te cuente el resto de la historia. ¡Viva el 25 de abril! Si lo dejamos morir tendremos que hacer otro.



LA NIETA:

«Mi abuela Celeste es hija de una española de Badajoz y de padre desconocido. Con dos hermanos mayores, creció en Casa Pía. Incluso a mi bisabuela le costó dejar a sus hijos, a quienes visitaba regularmente. Nunca los abandonó.

Mi abuela era la chica favorita del director de la escuela. Tomó el Curso de Enfermería, pero como tenía problemas pulmonares no pudo ejercer. Sin embargo, la niña Celeste siempre fue independiente. Nunca se casó con mi abuelo. Cuando mi abuelo se portó mal, mi madre tenía 3 años, se separaron. Para consolar a mi abuela, quise ofrecerle un hilo de oro y otras cosas. Pero mi abuela no quería saber nada de los regalos, ni de él. Sola, siguió cuidando de su hija y de su madre.»

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