¡Ea, ya he votado! Ahora espero que mi voto sirva para algo y no se lo lleve el partido más votado, pues, merced a esa puta Ley de Hont con que los dos partidos mayoritarios se blindan ante la competencia, una candidatura debe de sacar más del 3% de los votos para que éstos sean válidos.
El tiempo lluvioso no me ha desanimado a salir, para eso tengo un chaquetón guay, comprado en Hipercor, aprovechando la oferta de "Compras 2 y pagas 2". ¡Venga, no os quedéis en casa! Alguien me ha preguntado por quién he votado. ¿Se puede decir en público el partido que he votado?
Pues vale. Yo me he hecho la pregunta siguiente: Si estás desengañado y enfurecido por los recortes, subidas de impuestos y el imparable paro, ¿cómo voy a votar a los partidos que han propiciado esa situación o no han hecho nada para evitarlo?
Pues eso.
El tiempo lluvioso no me ha desanimado a salir, para eso tengo un chaquetón guay, comprado en Hipercor, aprovechando la oferta de "Compras 2 y pagas 2". ¡Venga, no os quedéis en casa! Alguien me ha preguntado por quién he votado. ¿Se puede decir en público el partido que he votado?
Pues vale. Yo me he hecho la pregunta siguiente: Si estás desengañado y enfurecido por los recortes, subidas de impuestos y el imparable paro, ¿cómo voy a votar a los partidos que han propiciado esa situación o no han hecho nada para evitarlo?
Pues eso.
Después de votar he ido con mi mujer al Bar Carlos a desayunar por segunda vez café y tostadas de pan con aceite puro de oliva, y ojeando el Diario de Cádiz del bar he leído la entrevista que le hacen a don Manuel Caballero Bonald, reconocido escritor y poeta, al que detesto por su forma de ser, y le guardo inquina porque nos tomó el pelo a un centenar de asistentes a una de sus conferencias.
Resulta que vino al Hotel Monasterio a darnos una conferencia sobre el vino de Jerez y después de estar soportando la larga y presuntuosa retahíla de sus logros y medallas, y una breve exposición de sus conocimientos en el tema de la elaboración de vinos, nos entregó en recuerdo de la conferencia una caja de cartón que contenía una botella de vino de Jerez. Al abrirla, un señor se dio cuenta de que estaba vacía y así se lo dijo, creyendo que había sido defecto de fábrica. Pero, no, no era un fallo: estaban todas vacías. Entonces, el señor Caballero Bonald explicó que el vino de Jerez era algo tan único, tan excelente, que no se podía regalar: las cosas buenas tienen su precio.
La madre que lo parió.
La crónica de la conferencia la publiqué en este enlace:
La madre que lo parió.
La crónica de la conferencia la publiqué en este enlace:
Bueno, pues después de desayunar he vuelto a mi ordenador (Lógico, si no, no estaría aquí escribiendo), y como no se me ocurre nada para escribir he mirado las estadísticas de las visitas, lo cual ha sido lo peor que he podido hacer.
Me pregunto si vale la pena atarse a una silla y emplear su tiempo ante el ordenador en vez de salir a la calle a pasear o ir jugar con los amigos a la petanca o al dominó para pasar el tiempo. Actualizar un blog conlleva muchas horas de trabajo leyendo noticias, buscando y creando historias y poemas; de recordar viajes y fotos y plasmarlo todo sobre la pantalla.
Y ver que sólo una docena de lectores asiduos dejan constancia de su interés en lo que he escrito sería motivo suficiente para abandonarlo todo y así ahorrarme de pagar la cuota de Internet.
Lo que pasa es que uno escribe por vicio, porque el deseo de comunicar se lleva en las venas, porque el sueño de publicar lo que uno escribe es demasiado fuerte, y porque entre blogueros se aprende mucho, se comparte conocimiento y amistad. Por todo ello y porque uno es consciente de que además de los amigos fieles existe mucha gente en el mundo virtual que entra por azar, siguiendo una palabra tecleada previamente en el buscador Google, y que al descubrir lo que has escrito, aunque no sea lo que ellos buscan, se quedan curioseando y regresan más veces aunque no dejen constancia de ello, uno continúa en la brecha.
Por eso me satisface saber que el cuaderno que publiqué en Calameo a finales de mayo sobre mi visita a «La Alhambra », ya ha sido leído por 6,547 personas, aunque sólo he recibido una decena de comentarios.
Que mi homenaje a mi perro Lucero es el segundo con 526 lecturas, lo cual muestra que existe una gran sensibilidad por los animales.
Sorprende que la gente se incline por determinadas crónicas y pase de largo ante otras de similar importancia: mi reportaje sobre « Las Alpujarras» sólo ha recibido 294 lecturas, siendo éstas tan famosas y bellas.
Los cuadernos de «El Generalife», sólo 12 lecturas.
El de «El Albaicín», 30.
Mi reportaje sobre el bellísimo pueblo gaditano, Setenil de las Bodegas, lleva 174 lecturas.
El «Concurso de patios portuense », 224 lecturas.
Y, por último, mi poemario ha sido abierto 103 veces, lo cual me indica que estoy lejos, muy lejos de entrar en la Historia como poeta.
Pero en fin, aquí estamos. Poco a poco voy ampliando mi mundo virtual y la lista de blogs amigos, recibiendo visitas y correspondiendo a ellas a pesar de que en once meses he recibido 17, 374 visitas, cinco mil menos que el pasado año. ¿Se habrá extendido la crisis a los blogs?