Ayer, mientras yo asistía al entierro de un pariente mío en Algar, el pueblo que figura en mi DNI como lugar de nacimiento, el Generalísimo Franco, que al parecer está sentado a la diestra de Dios Padre, envió según su costumbre a un motorista celestial al Vaticano para entregarle en mano al Papa el documento que ordenaba su cese.
Y desde ese mismo instante todas las televisiones y emisoras de radio del planeta nos han estado bombardeando con la noticia, y esta mañana todos los periódicos del mundo traen en la portada la foto del Papa con el anuncio de su dimisión.
Y los obispos, que han sido estrellas por un día concediendo entrevistas, han copado los minutos destinados a las Noticias diciendo que se han sorprendido con la decisión del Papa, que nadie se lo esperaba. El portavoz de los religiosos del Vaticano, quienes para no ceder a las tentaciones de la carne pasan el día arreándose latigazos y golpes entre ellos —que por eso tienen tantos cardenales— en el telediario matizaba esas palabras afirmando que «Casi nadie sabía que el Papa iba a dimitir».
Amig@s, nunca queréis hacerme caso cuando os digo que es bueno ser de carácter abierto y afable para lograr tener amigos hasta en el infierno, ¿verdad? ¡Aynssss, qué pena la de ser incomprendido! Yo tengo un confidente en el Cielo y me comunico con él a través del facebok.
Pero bueno, como reconozco que el ser humano es débil os perdono y, olvidando vuestro desaire, os voy a poner al día de lo que realmente sucedió ayer:
Resulta que el domingo, a la hora del Ángelus, se reunió como es costumbre la Asamblea celestial para debatir y reordenar en su caso el orden mundial.
Y Paquito el Triste (así llaman familiarmente a Franco allá arriba) tomó la palabra y dijo que, tal como él había pronosticado, no se nos puede dejar solos. Argumentaba que en menos del tiempo del que él había empleado para levantar a España de las ruinas, sus herederos la habían arruinado, y que los masones y comunistas habían vuelto a las andadas sacando a relucir los trapos sucios de sus discípulos. La prensa urgía a los jueces a investigar y encarcelar a las más altas personalidades, la calle clamaba por la Justicia y los partidos de izquierda proclamaban una revolución social.
En las próximas semanas se tomarían graves decisiones sobre Udargarín, la Infanta, Bárcenas y todos sus compinches del PP, lo cual dejaría un vacío de poder que había que evitar por todos los medios.
— ¡Y qué quieres que haga yo!, la Ley Divina no se puede cambiar a capricho, como hacen ellos con la Constitución —exclamó Dios, enfurecido —. El que la hace la paga; así está escrito.
— Es cierto, mi Señor—alegó Franquito— , pero permitidme que exponga mi plan para ver que Os parece.
—¡Allez- y! (últimamente, Dios utiliza mucho el Francés en agradecimiento a que el Presidente François Hollande está realizando una Cruzada contra el Islam en Mali)
— Sigo, pues: dado que existe una denuncia y el Papa va a tener que acudir al Tribunal de la Haya para dar cuenta del porqué ocultó los crímenes de los curas y obispos pederastas, yo propongo que lo cesemos en su cargo y de esta manera atrape la atención mundial en su persona mientras que nosotros ayudamos a la Justicia española para que busquen entre todos la manera de sacar impunes a los defraudadores y ladrones del caso Gurtel, del caso NOOS y de Bárcenas. La gente, preocupada hasta la primavera por quienes van a dirigir ahora la Iglesia, ni se dará cuenta de las maniobras que dará a luz la sentencia exculpatoria. Es vital que un personaje sumamente importante cargue con todo el peso de la actualidad para salvar al resto de la voracidad de la prensa y de la opinión púbica. ¡Uy, perdón! Quise decir, pública (en que estaría pensando)
Y el Todopoderoso, tras arrascarse un poco la coronilla y hurgarse en la nariz con el dedo índice, exclamó:
—Je suis d' accord. Que ainsi s'accomplit
— En castellano, Señor: el pobre no era muy listo para los idiomas: prefirió prohibir el uso de las lenguas vernáculas en España antes de aprenderlas– le susurró el ángel Gabriel al oído.
— Me parece bien, que así se cumpla.
Y seguidamente, el Caudillo, que es el que más puesto estaba en esos menesteres, redactó un texto agradeciendo los servicios prestados.
El ángel Gabriel tomó el documento de la mano de Franco y se dispuso a arrancar la moto Harley de los años 70 que usa Franco para pasear por el firmamento, para ir a entregárselo en mano al Papa Ratzinger.
—¡A ver cómo me la devuelves! Como me la arañes...— gritó, Paquito
Para que el Papa aceptara sin armar mucho ruido, le prometía 3 cosas:
1ª Que le evitaría tener que pasar la humillación de presentarse en la Haya.
2ª Que le enviaría, vía email, el Wargame 1942 y el Angry Birs Atar Wars, los mejores juegos que ofrecen actualmente en el mercado para el Ipad que se había comprado.
3ª Que cuando él lo solicitara, jugaría con él en la intimidad del convento de clausura que será desde ahora su confortable y seguro lugar de retiro.
Y el resto ya lo saben ustedes, para qué les voy a entretener más, pues soy consciente de que están todos muy ocupados, a pesar de que casi todos estáis apuntados al paro y supuestamente no tenéis nada que hacer.
El caso es que mi pobre pariente, que sufría una enfermedad que lo ataba a una botella de oxigeno desde hacía más de treinta años, manteniéndole preso en su propia alcoba, descansó al fin de su sufrimiento y decidió irse al Cielo el mismo día en que, por vez primera desde mucho antes de que se descubriera América, dimitía de su cargo un Papa.
¡Ele ahí, con dos cojones!