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sábado, abril 19, 2008

EXPOSICIÓN "CIUDAD DEL SOL"

En la España de Franco, aquélla del oscurantismo, del hambre, de la emigración y del abandono del Patrimonio, Écija era sólo conocida como “La sartén de Andalucía” y “Ciudad de las iglesias.”Vista de tres de las once torres que dominan la ciudad.(Foto anónima sacada de internet)


Y eso era debido a que la ciudad está construida en una hondonada del río Genil
, donde se tiene la sensación de que apenas circula el aire. Un lugar ocupado entonces por casitas de dos o tres plantas cuyos tejados acumulaban el calor del sol, convirtiendo los hogares en sofocantes saunas naturales y cuyos habitantes sólo podían encontrar alivio refugiándose en la penumbra fresca del interior de las abundantes iglesias, que compiten entre ellas por la belleza y altura de sus torres.Para el viajero que contempla Écija desde cualquiera de las colinas que la rodean, resulta difícil contar todas las torres que sobresalen por encima de sus techumbres: la de Santa María, la de la Visitación, la de San Gil, la de San Juan, la de Santiago, las torres gemelas de la Concepción, la torre de la Victoria, la de Santo Domingo, la de Santa Ana, la de Santa Cruz, la torre de Las Marroquíes...

En la España democrática, ésta del conocimiento y del bienestar, Écija es una ciudad rica en industrias y declarada Ciudad Monumental. Se la conoce como "La Ciudad del Sol."
Las temperaturas en verano siguen siendo las más elevadas, alcanzando a veces los 50 grados en sus calles, pero como en cualquier otro lugar, en Écija el aire acondicionado evita el hostigamiento del calor y hace confortables sus hogares, tiendas y locales. Su juventud lozana, mimada y culta, siente las inquietudes culturales propias de las nuevas generaciones.







Sus jóvenes no desean que a Écija se la recuerde siempre por los mismos objetos arqueológicos milenarios y desean añadir a ese tesoro cultural su propia huella, presentando sus creaciones artísticas para que sepamos que, al igual que en la antigüedad romana, también hoy, en el siglo XXl, Écija tiene creadores que investigan con los diversos materiales y formas de la naturaleza.


Esta mañana lluviosa, invitado por una de las personas organizadoras del acto, Elia Gan, me trasladé al palacio de los Marqueses de Benamejí para asistir a la inauguración de una exposición de arte moderno, ofrecida por la asociación Los Amigos de Écija,


A pesar del diluvio que caía durante el recorrido de los 200 kilómetros que separaban mi casa del Museo en que presentaban la exposición, creo que ha valido la pena el viaje: he conocido a gente admirable.


He admirado las obras de nuevos artistas.

He sido seducido por las notas sosegadas y románticas del "Concierto de Aranjuez", de Joaquín Rodrigo, y las de "Asturias", de Andrés Segovia, que resonaban en una majestuosa sala del palacio, interpretadas por Rosa Maria de la Torre Aguilera, en complicidad embrujadora con su guitarra.


Y al finalizar el acto, he degustado una copa del mejor moriles de la comarca. La exposición permanecerá abierta al público hasta el día 30.


Desde este humilde rincón deseo felicitar a todos los artistas participantes en la muestra por la belleza de sus obras, y a sus organizadores por el éxito alcanzado al conseguir un lugar tan privilegiado para exponerlas como es el Palacio de Benamejí, la elegancia y el arte con que están presentadas las obras y la ilusión y alegría que reflejaban sus rostros al ver, por fin, sus esfuerzos recompensados.


¡Gracias por la invitación, Elia! Ha sido un placer.






miércoles, abril 16, 2008

EL ABUSO DEL PODER



AnimaNaturalis convoca enérgicamente a todo el mundo que quiera protestar contra una de las matanzas más grandes de mamíferos marinos.

Un año más, miles de focas morirán en la costa que cubre el golfo de San Lorenzo, en Canadá. La temporada de caza de este año empezó el pasado viernes 28 de marzo, y asesinarán a 275.000 jóvenes focas arpa, 5.000 más que el año pasado.

En diversos países del mundo, los activistas están protestando ante las embajadas o consulados de Canadá, o ante sus propios gobiernos, para solicitar el fin de esta cruel y despiadada matanza.

Y tú: ¿qué puedes hacer?

AnimaNaturalis ya ha realizado protestas en Venezuela, México, Colombia, Chile y próximamente en España, junto a más organizaciones por la defensa de los animales.

AnimaNaturalis, Fundación Altarriba, Los Verdes, PACMA, FAADA y Libera convocan a sendas concentraciones contra la caza de focas, en Madrid y en Barcelona.

¡Únete al boycot y a las protestas!

En Madrid:

Día: Jueves 20 de Abril
Lugar: afueras de la Embajada de Canadá (Calle Núñez de Balboa 35, Esq. Goya, metro Velázquez).
Hora: 17:00h.

En Barcelona:

Día:
Jueves 20 de Abril
Lugar: afueras de la oficina comercial de Canadá (Plaza Cataluña 9, esq. Rambla de Cataluña
Hora: 17:00h.

Te esperamos! difunde y participa contra la más cruel matanza de mamíferos marinos con objetivos comerciales.


+ Más información sobre la matanza de focas de Canadá


COLABORA con nosotros. Ayúdanos a seguir trabajando por los animales y apoya nuestras campañas para que compartamos un mundo más justo para todos. Juntos podremos darle voz a aquellos que no pueden defenderse por sí mismos.

Nuestra organización necesita de tu participación. Ponte en contacto con nosotros, envíanos tus sugerencias, preguntas, artículos o fotografías. Contacta con AnimaNaturalis.


Una amiga del foro donde escribo, la entrañable "PEPSI",
http://www.pepsiland.es/, se ha solidarizado con la defensa de estos tiernos animalitos y ha publicado en su blog el artículo siguiente:



No puedo, no puedo escribir uno de mis tontos cuentos. Estoy horrorizada, un año más, con la tradicional matanza de focas en Canadá.

Este año, 325.000 focas morirán frente a la costa de Canadá. No puedo analizar ni discutir cuales son los motivos que pueden llevar a un ser humano a cometer estos crímenes. No, no me cabe en el cerebro cómo se puede aporrear, disparar, masacrar, y despellejar, abrir en canal mientras aún están vivos a estos seres. Es una vergüenza humana apoyada por el gobierno de Canadá.

No entiendo el afán del ser humano en vestirse con cadáveres. No entiendo que ahora, emerja además otro negocio infame para justificar estos actos, y nos vendan la carne de foca por sus propiedades en el puto Omega3 de los cojones, porque parece que no podemos ya vivir sin él.


Tengo el estómago revuelto y el corazón todavía más. No puedo ver las imagenes de esta matanza sin llorar, vomitar y revolverme en rabia. Por eso me sumo al boicot a Canadá. Y me sumo también a la iniciativa de países como Bélgica, Francia, Reino Unido, Italia y Estados Unidos de prohibir el comercio con estos pobres seres.


Dejo aquí, para que quien pase por este humilde blog, los siguientes enlaces de interés:







domingo, abril 13, 2008

AMORRACHADO

Foto tomada de internet


MARÍA DOLORES DYN es una amiga y compañera del Colectivo Cultural La Aldaba. Los versos que siguen los he extraido de su libro "Amorrachado":

Por ti podría parar una tormenta

hacerte una casa de corales en el fondo del mar

vestirte de estrellas;

pero ser tu esclava, ¡jamás!


No me permitas privarme de mi presencia;

si llegas a mi vida, llena los espacios vacíos, no los míos.

*

Me has dicho más sin pronunciar palabra,

de las que he recibido en estos años de incesante algarabía.

*

Envuelta en la seda de tu piel

condúceme a la orilla del mar

donde mi alma se baña.

*
Cuando descubrí mi fruto prohibido,

comencé a vivir en el Edén.

*

Precipicio resbaloso tus caderas,

mientras creo que desciendo,

a las cumbres me conducen.


*

Desenfrenado corazón el mío,

mientras digo: No puede ser,

él grita que ya es.

*

Te regalo la nitidez de mi acción

y mis propósitos.

Es todo lo que me queda que sea mío.

*

Esta noche mis muertos me acompañan

y los vivos se han olvidado de mí.

Reconfortante es saber que tú,

como siempre,

eres fiel a nuestra cita.

¡Qué más puedo pedir si junto a ti soy mayoría!

*

Por misión me diste felicidad.

¡Qué compromiso ser yo

desde que me levanto hasta que me acuesto!

*

No me permitas obligar a nadie a llegar

adonde a mí me gustaría que estuviera.

*

Permíteme tomarme a la ligera;

quiero ser capaz de volar.

Déjame ser una dorada espiga de tu trigal.

*

¿Por qué mi corazón,

capaz de abrazar el universo,

ante tu mirada flaquea y calla?

*

Pospuse tanto mis deseos,

que acabé con ellos.

M.D. Dyn


martes, abril 08, 2008

MUSEO EL DIQUE

Foto propiedad del autor.

Cuando mi amigo Juan Manuel me recibió ayer en la puerta de visitas de Navantía, yo no tenía idea de lo que me esperaba.

Días antes habíamos quedado en vernos para conocer a sus compañeros del sindicato CAT y hablar sobre un acto cultural incluido en las Jornadas del 1º de Mayo, previsto para el próximo día 28 en Puerto Real. En ese acto yo presentaría mi novela, "La pista del lobo", y otras personas recitarían sus poemas acompañados de los acordes de una guitarra. Juan Manuel me sugirió que llevase un ejemplar de mi novela para examinarla y preparar la introducción al acto de la presentación.

El tiempo no acompañaba, el cielo aparecía gris oscuro y comenzaba a llover, y mientras esperaba bajo mi paraguas en la puerta de astilleros la llegada de Juan Manuel me preguntaba si no hubiera sido mejor aplazar la reunión.

Menos mal que no lo hice, me hubiera perdido algo tan inesperado como maravilloso: la visita al Museo El Dique, en Matagorda.

Finalizados los trámites de seguridad previos a la entrada en el recinto, me condujeron en coche hasta el museo. ¡No me habían dicho nada de eso, imaginad mi sorpresa!

Felicidad, una hermosa muchacha muy simpática y muy bien documentada, nos esperaba en la puerta. “¿Usted es Juan?-me preguntó, y ante mi afirmación dijo-: ¡Bienvenido a este lugar, del que esperamos guarde usted un recuerdo inolvidable!” Luego nos invitó a iniciar el recorrido a través de las salas, parque y dársena del museo, mientras nos enriquecía con sus comentarios.

Me explicó que, allá por el año 1868, el Marqués de Comillas, un joven emprendedor que emigró con lo puesto a Cuba y regresó rico, fundando en Barcelona una compañía naviera que firmaba contratos millonarios con el Gobierno, decidió construir en el lugar en que estábamos una dársena para mantenimiento de sus buques, pues tenía adjudicado el tráfico del correo con América y cualquier retraso o pérdida le ocasionaba multas e indemnizaciones muy elevadas.

El astillero se construyó entre 1872-78, costando más de lo previsto y alcanzando la suma de seis millones de pesetas de la época.

Lo primero que me enseñó fue una pequeña iglesia neorrománica, construida en memoria del primer Marqués de Comillas. Tiene una planta simétrica en forma de cruz y decorada con estilo ecléptico. Pude apreciar la variedad de materiales con que estaba edificada.

Foto incluida en el libro conmemorativo del 125 aniversario del astillero de Puerto Real

Gracias a Felicidad, nuestra guía, supe el motivo de su edificación: inculcar en los trabajadores la devoción religiosa. Para ello se estableció la obligación de ir a misa como requisito indispensable para trabajar y ocupar las viviendas que el Marqués mandó construir, fundando el poblado naval. La capilla, como cualquier otra iglesia, se ha usado para toda clase de ceremonias religiosas por los antiguos habitantes del poblado.

La capilla está edificada sobre unos cimientos similares a los de la ciudad de Venecia: para contrarrestar el movimiento del terreno a causa de la acción del mar, se clavaron estacas en el fondo marino hasta llegar a la firmeza de la roca, y sobre ellas levantaron el edificio. Las cuatro pequeñas naves interiores que forman la cruz están comunicadas por arcos de medio punto, que descansan sobre columnas de jaspe y capiteles esculpidos con figuras tenebrosas, al igual que se pueden ver en algunas catedrales. El mobiliario interior: confesionario, altar mayor, bancos e imágenes son originales de la época, 1880; el templo contiene una pila bautismal preciosa y singular en forma de concha marina.

El edificio consta de dos partes: la planta inferior,con suelo de baldosas valencianas y muros de piedra ostionera; la parte superior es de madera, con una cúpula central de estilo bizantino. Por motivos de seguridad del Ministerio de Defensa, la construcción no debía sobrepasar los cuatro metros de altura, por ello la cúpula es desmontable para evitar que, en caso de conflicto, se impidiera la visibilidad y control militar de la Bahía de Cádiz.

Contemplé el primer dique de reparación de la Bahía de Cádiz con sus primitivas compuertas de entrada, accionadas manualmente a base de cuerdas y tornos; las ruinas de la fortaleza Matagorda, ubicada frente a la de Puntales, en Cádiz. Entre ambas controlaban el acceso a la Bahía, hasta que Matagorda fue destruida por los franceses.

En cuanto a este capítulo de la guerra contra los franceses, Felicidad me proporcionó un dato curioso y muy importante: Los jardines del Trocadero y los monumentos que se alzan a la sombra de la Torre Eiffel, en los que pasé muchas horas románticas en mi juventud, deben su nombre a la batalla ganada por los Cien mil Hijos de San Luis contra los liberares gaditanos en el mismo lugar en que nos hallábamos.

La visita continuó por la sala de bombas que utilizaban para sacar el agua del dique una vez el barco estaba encerrado y lograr que la nave bajase hasta descansar en el fondo. Las máquinas se conservan en buen estado.

Dentro de las salas admiré, enmarcadas, las imágenes de los talleres primitivos de fabricación de piezas; y en las mesas expositoras pude tocar las herramientas usadas para los distintos trabajos, los planos y maquetas

Foto incluida en el libro conmemorativo del 125 aniversario del astillero de Puerto Real

Retrocediendo documentalmente a épocas anteriores, conocí el salto cualitativo de unos tiempos a otros: comenzando con la del remachado de las vigas y de los cascos de los buques en los años de la Revolución Industrial, hasta la llegada y aplicación del invento de la soldadura eléctrica a mediados del siglo XX.

Contemplé respetuosamente las pesadas herramientas de la fragua depositadas sobre una mesa mientras Felicidad me ilustraba con el proceso de remachado de un buque.Colocados estratégicamente para poder apreciarlos mejor, había sopletes oxhídricos y oxiacetilénicos, lámparas, trajes de buzos con sus bombas y mangueras de aire.

Las primeras pinzas para sujetar los electrodos y las pantallas de protección usadas para realizar las soldaduras al arco en el astillero se encuentran expuestas allí entre escuadras, cartabones, micrómetros, reglas, compases y toda clase de utensilios para el cálculo y trazado de los componentes.

Cuando descendía la demanda de buques, el astillero fabricaba otras cosas. Junto al edificio principal del museo se hallan los antiguos talleres de construcción de vagones de trenes, vagonetas para minas y raíles con sus utillajes y herramientas.

Y, por último, entré en el archivo fotográfico: una exposición de numerosas y magníficas fotos en blanco y negro, verdaderos documentos históricos que dicen más de lo que enseñan: Las condiciones de seguridad en que trabajaban, la precariedad de los andamiajes y ropas de trabajo; la dureza de las labores a realizar; los materiales y los medios de ingeniería utilizados para la construcción. Enormes piezas elevadas a base de trócolas y cuerdas, que si verlas hoy causa estupor, constituían las más avanzadas técnicas de la época.

Más de medio millón de placas fotográficas se guardan en el archivo, lo cual permite aventurar, sin temor a equivocarse, que tenemos en este museo naval el mayor archivo fotográfico del mundo.

Foto de la portada del libro conmemorativo del 125 aniversario del astillero de Puerto Real

Al finalizar la visita, el director del archivo, don José María Molina Martínez, me obsequió con un libro enorme, tanto por su tamaño como su contenido, para que se cumpliera el deseo que expresó Felicidad a mi llegada de “convertir mi estancia en aquel lugar como algo inolvidable”. No hacía falta eso para que yo saliera alucinado y marcado para el resto de mi vida (aunque el libro ya no lo devuelvo; ocupará un lugar privilegiado en mi biblioteca), les aseguro que jamás olvidaré lo que he visto y oído en el Museo El Dique, en Matagorda

Quiero expresar desde esta humilde página mi eterno agradecimiento a la dirección de NAVANTIA, por las facilidades y atenciones recibidas para acceder a la factoría; a don José María Molina, por su amabilidad y paciencia al responder a mis preguntas sobre las placas fotográficas y por el valioso e interesante libro que me ha regalado; a Felicidad, la hermosa joven que tan amablemente me ha acompañado e instruido con sus conocimientos sobre el lugar, le agradezco su tiempo y exquisita atención, y a los compañeros del sindicato CAT, que me sorprendieron organizándome esta maravillosa e inesperada visita. A todos, ¡muchísimas gracias! Me he sentido flotando en una nube. ¡Nunca lo olvidaré!

Pero lo más impresionante, lo más alucinante de todo esto es que a ninguna institución parece interesarle el valor del tesoro cultural que encierra el Museo El Dique.

La Dirección del museo ha ofrecido a los ayuntamientos la posibilidad de visitar las instalaciones gratuitamente. A las agencias de turismo les ha sugerido la inclusión de la visita al museo entre las ofertas turísticas. A la Diputación Provincial le ha pedido que lo promocione a nivel nacional.

El personal del museo espera con los brazos abiertos a los visitantes; conocen que el valor de lo que custodian es incalculable y desean compartirlo con el público; están dispuestos a ofrecer jornadas de puertas abiertas, pero… ¡nadie les hace caso!

Incomprensible. Lamentable. Ofensivo. Indignante.

Incomprensible, porque sabemos que se está desaprovechando la oportunidad de promocionar una oferta cultural en una zona industrial en declive, que carece de otras fuentes de riqueza. Las playas de Puerto Real no tienen nada que ofrecer al turismo mientras existan las playas de La barrosa, La Victoria, Valdelagrana o Vista Hermosa en las cercanías.

No se comprende que en otras ciudades los turistas hagan cola y paguen 6 euros sólo por ver una casa donde vivió algún personaje ilustre y que este Museo no se valore.

Por la misma causa, no se comprende que se paguen 6 euros por visitar una plaza de toros, alegando que es la más antigua de España. No se comprende que se paguen 6 euros por degustar una copa de vino en el interior de una bodega.

No se comprende que cobren 5 euros por contemplar una colección de tebeos del Guerrero del Antifaz y de José María el Tempranillo en una vitrina junto a cuatro espadas y puñales y una docena de trabucos y pistolones, que se pueden comprar en cualquier tienda de “souvenirs” sin necesidad de pagar entrada en lo que en algunos lugares llaman "Museo de bandoleros".

No se comprende que mientras eso ocurre en las ciudades cercanas, aquí se mantiene oculto y olvidado este Museo El Dique con tanta riqueza y tanta historia que ofrecer entre sus muros, un museo ubicado junto al mar en un lugar tan grande, tan privilegiado, tan histórico, tan precioso.

Lamentable, porque las visitas al museo la ofrecen gratis sus administradores y con eso levantarían la barrera que supone para los bolsillos de muchos ciudadanos el saciar su sed cultural.

Lamentable, porque se nota la ignorancia que persiste en quienes piensan que el turista sólo quiere sol y playa, cuando basta asomarse a las ofertas culturales de las grandes ciudades para comprobar que, a pesar del precio elevado de las entradas, es tanta la demanda que en muchos casos hay que reservar hora y día para poder visitar los museos y exposiciones.

Lamentable que se les prive a los ciudadanos de la Bahía de conocer una parte tan importante de su historia, del desarrollo industrial y de los esfuerzos que se han hecho para sobrevivir en una empresa que ha sido baluarte de la industria naval en el mundo.

Ofensivo a la inteligencia humana es que la única dificultad que impide llevar a cabo esa apertura al público del Museo del Dique consiste en que nadie se quiere hacer cargo de contratar a un servicio de autobuses que lleve a los visitantes desde Puerto Real hasta el museo (cinco kilómetros aproximadamente) porque supondría unos pocos miles de euros anuales, cuando todos sabemos que en las campañas electorales se “tiran” millones de euros que sólo benefician a los partidos, no a los ciudadanos.

Ofende que las Cajas de Ahorros y los Bancos no colaboren en promocionar un Museo representativo de una empresa que durante 125 años ha sido la fuente de la riqueza y de los ahorros que les han permitido instalarse en la Bahía.¿Dónde están sus obras benéficas, sus fundaciones culturales, sus inversiones no lucrativas? ¿No afirman que sus beneficios revierten en la sociedad?

Foto incluida en el libro conmemorativo del 125 aniversario del astillero de Puerto Real

¿No merece una industria que desde hace más de un siglo permanece dando riqueza a la zona que las instituciones competentes en la materia reconozcan sus méritos y esfuerzos tomando iniciativas que permitan conocer su trayectoria por medio de su Museo?

Ofensivo es que desprecien un tesoro cultural creyendo que a la ciudadanía no le interesa adquirir cultura. O, peor aún:¿No interesa que la ciudadanía adquiera cultura?

Indignante que nadie se haga eco de las sugerencias y ofertas del Director ni respondan ni aporten argumentos creíbles para justificar esas actitudes contrarias al interés común.

Indignante que los mismos que se lamentan del desmontaje y huida de las industrias no se planteen la búsqueda de otras fuentes de riqueza como el turismo, ignorando la famosa frase del poeta: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.”

Espero y deseo que la situación cambie pronto y todos los ciudadanos puedan disfrutar de este interesantísimo museo.

lunes, marzo 31, 2008

Hoy se cumple el 22º aniversario del naufragio del CALPE QUINTAN´S

MI AMIGO EL MARINERO

Cuando me harté de trotar por el mundo y me instalé en el Puerto de Santa María -primavera de 1982-, había una flotilla de unos sesenta barcos de pesca. Era ésta una de las mayores industrias de la ciudad.

Lo cierto es que ahora apenas quedan barcos en El Puerto: los han desguazado casi todos en lugar de repararlos. Los armadores, han cobrado de Bruselas sus buenos dineros por hacerlo; los marineros han ido a engrosar el número de parados del pueblo.

En aquellos tiempos tenía yo un amigo que era marinero, un compañero del bar adonde yo acudía a diario a degustar unas copas de vino fino después del trabajo. Allí nos encontrábamos, a veces, cuando él volvía de la mar después de varios días sin pisar tierra. Apoyado en el mostrador me contaba, mientras se bebía una copa detrás de otra hasta que se derrumbaba, el peligro que había corrido, el miedo que había pasado dentro de aquel cascarón, de carcomida madera, al que llamaban barco:
–Imagínate por un momento la escena, amigo: En un pequeño cuchitril dormíamos diez hombres amontonados, sin contar el patrón, que ése tenía otro cuarto. Cuando estaba en mi litera, en días de temporal, sentía la enorme fuerza de las olas golpear contra la débil madera que me separaba del mar. Y por las viejas juntas de las tablas el agua entraba y mojaba las sábanas de mi cama. No teníamos lavabos ni retretes… Para lavarnos, se sacaba el agua del mar en un cubo, pues el agua dulce, para beber se guarda. Y si quieres hacer lo demás te bajas los pantalones, sacas el culo por la borda y… ¡hala, a soltar en el agua!
–¡Pero eso es increíble! ¿Y en esas condiciones te embarcas de nuevo? –preguntábale yo, sereno, pues llevaba bebidas menos copas que él.
– ¿Que otra cosa puedo hacer? Yo he nacido marinero, de padres marineros. No sé hacer otra cosa que navegar, echar las redes y pescar. Pasar varios días en la mar y, cuando vuelvo a casa, emborracharme para olvidar. ¿Sabes tú, compañero, a cuántos marineros se ha tragado en un golpe la mar cuando estaban solos en la cubierta, con el culo al aire y haciendo su necesidad? Pregunta… Sí, pregunta en El Puerto a cuántos marineros se ha llevado la mar. ¡Oye, tú, compañero!-le decía al camarero-, tú no dejes de llenar, que nunca esté vacía mi copa, aunque me veas lleno y que no pueda más..., que ya vendrán los míos para llevarme a casa y meterme en mi cama, de limpias sábanas, para dormir la mona sin pensar en nada.–Luego, mirándome a mí, continuó diciendo-: ¡Si tú supieras, amigo, lo que hay que tragar desde que salimos de El Puerto hasta que volvemos a la lonja a descargar! Hay que pagarle al moro para que te dejen pescar, aunque no estés en su mar. Si no, te llevan a puerto y te detienen, te quitan la carga y te encarcelan hasta que alguien pague la multa por pesca ilegal. Y eso sucede aunque el barco se halle en agua internacional. Pero ese detalle ellos lo niegan, y te encuentras solo; hay que pagar. Y se quedan con la carga, el fruto de nuestro trabajo. Por eso el patrón carga su barco de vino, tabaco y dinero antes de salir de El Puerto. Dinero que en la mar no se puede gastar: es para pagar el chantaje de los guardias moros que te vienen a abordar.

No sé si lo que mi amigo contaba era verdad o producto del vino que se había bebido, pero esa canción yo la había escuchado antes, interpretada por otras personas, y me acordé del refrán “Cuando el río suena…”
No volví a ver a mi amigo, y como nunca supe quién era ni su nombre, pienso que pudo haber estado en el Calpe Quintan´s, cuando lo del naufragio.
En aquel fatídico viaje, de El Puerto salieron a bordo del "CALPE QUINTAN¨S una docena de marineros y tan solo volvieron dos: uno vivo, el otro muerto. No pudieron utilizar las lanchas salvavidas porque, según dicen, estaban… ¡rotas!

En medio de una fuerte tormenta, un buque francés escuchó la llamada de socorro que hizo el barco y acudió a prestarles ayuda. Les lanzó una red para que trepasen por ella, pero la mar estaba tan agitada, tan fuertes eran sus olas, que la mayoría de los que lo intentaron murieron golpeándose contra el casco del carguero.
En la investigación que siguió, algo debía de haber de oscuro, pues nadie quería hablar de ello.
En memoria de los marineros muertos escribí un poema. Se lo mostré al representante sindical de ellos por si quería incluirlo en el Boletín de la Cofradía de Pescadores y me dijo:
–Mejor es que lo rompas que hablar de eso, pues lo que pasó nadie lo sabe; los marineros están muertos.
– Pero uno vive- insistí.
– Sí, pero ése no dirá nada: cobrará su dinero y lo olvidará. No, mejor es que rompas eso.

Al año siguiente, la víspera del aniversario de aquella tragedia, llevé el poema grabado en una cinta a la emisora de radio de El Puerto y les dije que era un homenaje a los que el día siguiente, el 31 de marzo de 1988, cumplían el primer aniversario de su terrible naufragio.
No lo retransmitieron. La emisora sólo recordó las circunstancias del naufragio. Al día siguiente fui a recuperar mi cinta, pues aún no había registrado mi poema como autor. “De qué cinta nos habla usted? Aquí nadie nos ha traído ninguna”, me respondieron.
Al salir de la emisora me pregunté: ¿Habría algo de cierto cuando aquel compañero del sindicato me dijo “Mejor es que lo rompas y no hables de eso”?
De todas formas, aquí está mi poema. Lo escribí en memoria de los marineros, de todos ellos: los vivos y los muertos… De todos aquéllos que navegan mar adentro, como el amigo del bar. Pobrecito.
¡Va por vosotros marineros! Y que los responsables de aquel siniestro carguen en sus conciencias con los silencios que siguieron a aquellos hechos, lamentables, en los que tantas vidas se perdieron.

EL NAUFRÁGIO DEL CALPE QUINTAN¨S


Marinero portuense
que te echas a la mar,
arriesgando tu vida
para ganarte el pan.

¿Cuántas veces
te lanzaste con valor
a ese mar tan grande y fiero
en un viejo cascarón?

Silba fuerte el viento.
La noche está oscura.
Olas grandes y negras, cae la lluvia.
El barco, descontrolado y herido,
gira y gira. No hay luna.

No era ese tu mar, marinero,
aquél que te vio nacer.
Era un mar extraño, fiero.
Tú no pudiste con él.

¡SOS! La radio llama
¡El barco se hunde, lanzad las lanchas!
¿Las lanchas? ¡Están rotas!
El capitán se alarma...
Y una voz: ¡Hombre al agua!

Un barco, que por allí pasaba,
por más señas francés,
les prestó una ayuda rara:
¡En vez de lanchas, les echó una red!

Con lágrimas en los ojos,
la cara asustada y agarrado a la red,
rompían tu cuerpo las olas ¡Malditas olas!
Contra aquel barco francés.

Que soledad tan grande
en medio de aquellas olas.
Olas grandes, negras. ¡Malditas olas!
¿Qué hacen los del barco?
¿Por qué no se asoman?

Ya no hay barco marinero,
sólo olas, ¡muchas olas!
Y sientes mucho frío,
mucho dolor y mucho miedo.

Qué oscuridad más grande
va rodeando tu cuerpo.
Ya no te duelen los golpes,
te duelen tus pensamientos:
“Qué lejos estoy de los míos,
qué lejos estoy de El Puerto…
¿Cuánta gente, allí en mi casa,
por mí, estarán sufriendo?”

Marinero portuense
que te echaste a la mar,
ya no hay luz en tus ojos.
Tampoco hay luz en tu hogar.

Las campanas de la iglesia
están tocando a muerto
y aparecen paños negros
en los balcones de El Puerto.

Los naranjos de la calle Larga
arrojan sus flores al suelo,
porque El Puerto está de luto,
ellos se visten de duelo.

Ya ha tocado la campana
de la iglesia Prioral Mayor.
Se está llenando el templo,
la plaza, y las calles de alrededor.

Allí acudíamos todos
con la misma devoción.
Señores con buenos trajes
y otros de menos valor.
Y uniformes de todos los colores:
blanco, azul, verde y marrón.

Mujeres había que lloraban
frente al altar mayor.
Era el adiós de un pueblo
unido por el dolor.

Adiós, marinero,
¡marinerito, hermano!...
¡Adiós!


Registrado en el Registro de la Propiedad intelectual de Cádiz

sábado, marzo 29, 2008

ASAMBLEA DE AGADER

Como cada año por estas fechas, ayer se celebró en la playa de La Barrosa, de Chiclana de la Frontera, la asamblea anual de AGADER, asociación formada por los emigrantes retornados de la provincia de Cádiz.

Un servicio de autocares, distribuidos por zonas, recogió a cada uno de los socios en sus respectivos pueblos. Los once invitados de El Puerto de Santa María salimos a las diez de la mañana, como previsto, y llegamos sobre las once al Restaurante Drogos, lugar de la asamblea.

Como aún era temprano, muchos nos fuimos a dar una vuelta por los alrededores para conocer el lugar y pasear por la playa, casi desierta en un día claro y luminoso, donde en un mar de aguas tranquilas se podía admirar a lo lejos la isla de Santi Petri con su castillo.




A las doce de la mañana, comenzó la reunión. Nos acomodamos alrededor de las mesas en las que daríamos cuenta del menú que nos habían preparado para después de la charla.


Durante la lectura del acta, fuimos conociendo datos importantes: supimos cuánto dinero habíamos gastado, cuánto fue el de los ingresos; recordamos los proyectos llevados a cabo en el año 2007, y guardamos un minuto de silencio por los socios que faltaban en la reunión. El número de socios actual es 1,330. Siete autocares fueron necesarios para traer desde sus distintos lugares de origen a los asistentes al acto. Muchos otros acudieron a pie o en sus propios vehículos.



La asesoría legal de la asociación nos informó de los cambios que se habían producido en la legislación de algunos de los países en los que habíamos trabajado y en qué nos afectaban en nuestros derechos a los que hoy cobramos una pensión de jubilación, viudedad o incapacidad.

Nos enteramos con sorpresa de que el Gobierno español también había cambiado una ley: Sólo se considerará emigrante retornado a los que hayan regresado a España en los dos últimos años.

Súbitamente, todos aquellos que durante años mantuvimos a nuestras familias y llenábamos las arcas del estado de divisas, colaborando así al éxito del llamado “Milagro español” de los años 60 -80, ya no somos considerados emigrantes, no existimos como tales para el Gobierno, y con ello perdemos todo derecho como asociación y como individuos.

El Gobierno quiere demostrar que España es un país acogedor y solidario, un país donde pueden venir los ciudadanos de países ricos del norte europeo a implantarse prótesis que el sistema de Seguridad Social de sus países no cubre y, por tanto, ellos deben de pagar.

Pero lo que no dice el Gobierno es que estas ayudas se detraen de otras partidas, las destinadas a los más débiles: en la calidad de la atención a los enfermos, los parados y los pensionistas.

Según he leído en la prensa y he visto en la televisión, los turistas del norte vienen aquí porque se les atiende gratis en la Seguridad Social, y se les implanta gratis lo que en sus países no cubre el seguro. Prótesis de cadera y otros, para los que los españoles debemos hacer cola durante años para ser atendidos, se les ponen rápidamente a los turistas extranjeros que llegan en viajes organizados y se van al cabo de las vacaciones con sus implantes relucientes.

Quieren demostrar solidaridad entregando también a las asociaciones de inmigrantes las ayudas que ahora niegan a las nuestras.

Ya no somos nada, no existimos. Atrás quedan los años en que España se moría de hambre y permitía la estampida de un millón de sus hijos al extranjero para mantener este país con sus remesas mensuales de divisas.

Durante años, se mostró agradecimiento a todos los emigrantes, se les alababa públicamente y se agradecía su aporte al enriquecimiento y desarrollo económico y social del país. Los emigrantes españoles contribuimos a los cambios democráticos en España, pues no en vano aprendimos de las culturas vigentes en los países que nos acogían, conociendo la diferencia entre la libertad y el sometimiento al Régimen, y cada cual lo expresaba públicamente cuando regresaba de vacaciones o para quedarse definitivamente.

También fue gracias a la experiencia en otros países de los emigrantes, que se pudo organizar a los sindicatos en muchas ciudades y pueblos. Durante años, ellos fueron la ventana en la que se asomaron al mundo los españoles que permanecían aquí atrapados sin libertades.

Y es ahora, con un Gobierno “del pueblo”, que se les niegan sus derechos como emigrantes, retirándoles las subvenciones a sus asociaciones para dárselas a la de los nuevos inmigrantes.

Y eso a pesar de que las asociaciones desarrollan una labor que debería hacer el Estado: preparar todos los documentos para solicitar las pensiones en los países donde se ha trabajado; exigir cada año a cada país los incrementos anuales correspondientes; reclamar los incumplimientos ante las autoridades e instituciones extranjeras. Hay países, como Brasil, Venezuela y otros del entorno que sólo responden a base de demandas judiciales a los derechos de los trabajadores españoles. Esa labor de defensa de nuestros derechos corresponde al Gobierno, y la están desarrollando las asociaciones de emigrantes. Si ahora les quitan las subvenciones, ¿cumplirá el Gobierno con la defensa de nuestros intereses?

Aún ahora contribuimos a crear riqueza, nos gastamos aquí el dinero que nos llega de otros países, ¿creen que no se notaría si medio millón de personas dejara de gastar sus pensiones aquí y regresaran a los países que las pagan?

Después de la lectura de las actas y someterlas a aprobación a mano alzada, dimos cuenta del excelente menú que nos habían preparado.

A las cinco de la tarde nos deleitó con su maravillosa voz una joven cantante y su compañero, el Dúo Perfiles, que unos escucharon embelesados sentaditos y otros bailando en el centro de la sala.



Yo salí con mi esposa a estirar las piernas y tomar café en una cafetería argentina de la playa, donde degustamos unas deliciosas tortitas importadas, y permanecimos sentados en una terraza ante el mar hasta las seis, la hora convenida con el conductor del autocar que nos llevaría de regreso a casa.


Fue un día muy bueno, lo pasamos estupendamente y conocimos a otras personas que como nosotros estuvieron durante muchos años en otros países.