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domingo, mayo 25, 2008

EL VIEJO


Una mañana de marzo, al pasar por el parque, decidí sentarme en un banco solitario de hierro
forjado, situado frente al Sol. Abrí mi periódico y me dispuse a leerlo y disfrutar de aquella mañana espléndida, bajo un cielo completamente vestido de azul.

Al poco tiempo vino a sentarse junto a mí un hombre mayor, cincuentón, y me preguntó amablemente:
– ¿Le importa a usted que me siente aquí?
– De ninguna manera, por favor, siéntese usted donde quiera- le respondí, creyendo que el hombre deseaba estar acompañado para mayor seguridad, pues el lugar era conocido por los atracos a personas solitarias y no era extraño, pues, que este hombre prefiriese estar a mi lado, a pesar de que había libres otros bancos soleados en el Parque de La Victoria.


– ¿Se ha dado usted cuenta de que ya estamos en primavera?- preguntó el señor- ¡Fíjese en los verdes brotes que despuntan en las ramas desnudas de los árboles! Y aquellos gorrioncillos recogiendo palillos, ramitas y hojas secas para construir su nido de amor. Y esas bandadas de aves que regresan de lejanos países, cruzando el cielo para poner sus huevos y criar de nuevo en las charcas y lagunas donde el pasado año anidaron,
¡Mire usted cómo empiezan a salir pequeños capullitos en esos rosales, y se multiplican las margaritas y las florecillas silvestres! Dentro de pocos días todo estará lleno de vida: los árboles, con sus frondosas ramas cargadas de hojas nuevas, darán cobijo a miles de pajarillos, que con su continuo cantar alegrarán los oídos del paseante; los rosales abrirán sus capullos de rosas y, en comunión con otras flores, crearán un paisaje de diferentes colores y aromas, donde las plantas competirán entre ellas para elegir a la Reina.
Sobre ellas se posarán las mariposas de distintos colores y tamaños; las abejas exploradoras buscarán el néctar para fabricar la rica miel, y con el polen con que impregnarán sus patitas y sus alas fecundarán a otras plantas al posarse sobre ellas…

¡Joder, así no había forma de leer el periódico! ¡Aquel hombre no cesaba de hablar y me desconcentraba! Yo le escuchaba por educación, pero ya me estaba dando el coñazo y pensaba en irme a otro banco. Luego desistí de hacerlo: se notaba que el señor vivía solo y aprovechaba las pocas ocasiones que se le ofrecían para hablar y desahogarse con la gente.

– ¡Qué bonita es la Naturaleza!- proseguía el hombre, muy a pesar mío- Dentro de poco saldrán al recreo los jóvenes del Instituto, y con sus gritos y sus juegos llenarán los ahora desiertos rincones y alamedas del parque. Algunos se sentarán en estos bancos y se intercambiarán besos de amor, se abrazarán y se harán promesas, mientras juntan sus mejillas y huelen el aroma de su piel. Y probarán el dulce sabor de sus labios frescos y llenos de juventud, besándose apasionadamente… ¿Hay algo más bonito que el amor?

¿Me lo pregunta usted a mí?– contesté, un poco intrigado por las observaciones de aquel hombre-. Pues no lo sé, según: para algunos quizás sea eso lo mejor; para otros, quizá sea más importante un bonito coche, o una casa. ¡Hay tantas cosas bonitas en las que soñar…! No sé qué decirle. ¿Y para usted, qué es lo más importante?

– Una muchacha, un ángel de cara preciosa, enmarcada en una larga melena azabache. Siempre viene vestida con unos pantalones muy ceñidos, y se sienta sola allí, en aquel banco de enfrente, y estudia en sus libros o toma notas en sus cuadernos. ¡Le juro a usted que es lo más bonito que he visto! Me tiene trastornado… Me da vergüenza hasta el decirlo, porque es una chiquilla de diecinueve años, pero aquí vengo día tras día para admirarla, si esa suerte tengo, que a veces no viene, y ese día me pongo enfermo…

–Oiga, ¿y por qué no se lo dice usted a ella? Yo por usted, hacerlo no puedo. Compréndame-le dije asombrado por su desfachatez.

– Como le dije antes, joven, lo más bonito es el amor; lo más malo, es llegar a viejo. ¿Cómo voy a decirle a ella que la quiero, que me paso los días esperándola y luego, por las noches, no duermo? Me tomaría por un loco, por sádico, o por un viejo verde, cuando la verdad es que, simplemente, la quiero… Estoy tan trastornado, que he llegado a escribirle una poesía, en la que expreso lo que siento… Aunque, más que el amor, expreso en ella mi sufrimiento.


– ¿Una poesía?- le pregunté asombrado- ¿Y se la dio usted?
–No, no… No me atrevo. Se mofaría de mí. No por las palabras que he escrito, que ya se las habrán dicho muchas veces, sino por ser yo el autor: un viejo
– ¿Y por qué no se la da?- dije yo- Eso la halagaría, estoy seguro. Además, el no ya lo tiene, ¿qué más puede perder usted por hacerlo?

El pobre hombre sacó de su bolsillo una vieja cartera y extrajo de ella un papel cuidadosamente doblado.
–Aquí la tengo. De vez en cuando la leo; otras veces, romperla quiero; pero no lo hago porque me quedaría sin nada: sin la niña, que no la tengo, y sin el papel, en donde están escritos todos mis sueños… Cuando dentro de poco, a las doce en punto, salga la chica al recreo, compruebe usted mismo si no es verdad lo que digo. ¡Es para volverse loco! Que en la primavera todos los árboles se renueven y den brotes nuevos, se vistan de ramas verdes y de hojas nuevas, que corra por sus troncos la savia nueva…, ¡y que no podamos hacer lo mismo nosotros, los viejos!

Cuando a la hora citada por el hombre comenzó a salir la multitud de estudiantes, terminando de pronto con la paz y el silencio del parque, ocupando los bancos, el césped, y corriendo tras unas pelotas, me llamó la atención una joven morena de ojos negros. Lucía un pantalón vaquero azul, ceñido a su bonito cuerpo, moldeado a un precioso trasero que movía sensualmente al andar… Llevaba bajo el brazo una carpeta de libros y cuadernos.
Supe enseguida que era la protagonista de esta historia. Era en verdad bonita. Me quedé mirándola, prendado de sus largas piernas, sus pequeños y firmes senos… ¡Y esa forma que tenía de andar, de mover su bonito cuerpo!

–Tiene usted razón, amigo: es preciosa, ¡un monumento!
Me volví para felicitarle por su buen gusto, pero me contuve al ver los ojos empañados de lágrimas del pobre hombre.

La niña se sentó enfrente, en uno de los bancos de hierro, cruzó las piernas, puso sobre ellas su carpeta y sacó un cuaderno. Comenzó a escribir, ignorando que la estábamos observando dos hombres: con admiración un joven; enfermo de amor, un viejo.

– ¿Por qué no va y le da su poema?-le dije para animarle un poco, pues, la verdad, me daba pena.
– ¿Usted cree?- contestó esperanzado.
– Inténtelo, ¿no la escribió para ella?- insistí.


El hombre se levantó del banco y con paso inseguro se acercó a ella y se sentó a su lado. La miró y con voz entrecortada, muy agitado, le dijo:
– Señorita: vengo observándola desde hace varios días, meses…, mucho tiempo, y el motivo de haberlo hecho, decírselo con palabras no puedo. Lo he escrito para usted y aquí se lo entrego. Léalo, por favor, y no se ría usted de mí, pues lo que escribo es muy serio.

La chica, sorprendida, tomó el papel cuidadosamente doblado de las manos de aquel desconocido, lo desplegó y comenzó su lectura, mientras el hombre la miraba tratando de adivinar, por sus gestos, la impresión que en la joven producía su poema.

– Es muy bonita. ¿La escribió usted?

El hombre asintió con la cabeza, mientras su corazón latía con tal fuerza y era tanta su emoción que parecía que le iba a explotar el pecho.

– ¿La ha escrito usted para mí?- le preguntó la joven mirándole directamente a los ojos-. Me siento muy alagada y, de verdad, se lo agradezco; pero comprenderá que yo no me tome esto en serio. Usted está pasando por un difícil trance, un mal momento… Es la edad, la nostalgia de otros tiempos. Aquéllos en los que siendo usted un buen mozo, un muchacho apuesto, recibía respuestas de amor a sus reiterados intentos. Ahora quiere demostrarse a sí mismo que aún es capaz de conquistar, que es un buen amante, en fin, que se niega a envejecer. Eso pasará, no se preocupe, les pasa a todas las personas de una u otra forma: a nosotras con la menopausia; a los hombres…, no lo sé, pero debe de ser eso. Guardaré su poema porque es bonito, y cuando lo lea me acordaré de usted; aunque no como usted quiere que le recuerde, sino como a un hombre bueno, un hombre que necesita afectos. ¡Gracias, señor!

El pobre hombre no decía nada. ¿Qué podía decir, si había metido la pata hasta el cuello? Ya no tenía remedio. Se sintió ridículo ante la bella dama, y de lo que ella dijo, la verdad, ¡no entendió nada!
La joven estudiante recogió sus cosas y se marchó hacia el Instituto, dejando solo, anonadado al pobre viejo.

No pude soportar la tensión del momento y me fui hacia el centro del pueblo. Al pasar junto a la puerta del Instituto vi el papel del viejo tirado en el suelo. Lo recogí.
Hoy, buscando unos documentos, he encontrado entre mis papeles la poesía que escribió aquel hombre hace ya tanto tiempo. Nunca más lo vi en el pueblo. Unos dicen que murió a los pocos días, atropellado por un tren; otros dicen que fue él quien se arrojó a la vía…
He cogido el papel en mis manos y leo:


EL VIEJO
¡Aquí viene mi niña!

Con su pantalón vaquero
y su carita preciosa,
sus ojos grandes, muy negros.

Ella es todavía una niña

y, para ella, yo soy ya viejo
pero al verla me hace sentir
algo muy fuerte por dentro.

Es algo que me quema
que me llena de sufrimiento
Ella es tan bonita...
y tan lindo su cuerpo...

¿Por qué nací yo tan pronto?
¿Por qué me hace sentir viejo?
¡Si mi corazón es joven!
¿Por qué no lo es mi cuerpo?

Bendita seas chiquilla
por hacerme sentir lo que siento.
Al verte, me siento joven,
y mi corazón late de nuevo.


Su mirada es inocente,
su sonrisa es… ¡de ensueño!
Su boquita, ¡qué preciosa!
Su cuerpecito, madre… ¡qué cuerpo!

Cuánto me gustaría besarla,
acariciar su carita, estrechar su cuerpo…
Pero es todavía una niña
y a su lado soy yo viejo.


Su cara es tan bonita,
y tan precioso su cuerpo,
que, aunque viejo, yo te digo:
Mi niña... ¡Cuánto te quiero!


Del libro "Nostalgia", Registrado en el RPI, de Cádiz, en 2005. Nº 1632
Safe Creative #0805230681964



10 comentarios:

  1. Anónimo4:06 a. m.

    Hola Juan, te hice caso y entro a leerte, por lo menos lei esta historia de "El viejo" y me gusto muchisimo...es una hermosa triste historia de amor...aunque te dire que si el hombre era "cincuenton" no era tan viejo ehhh..a los cincuenta se esta en la plenitud de la vida, no crees?? solo que el error de el, fue fijarse en una jovencita de 19 años...Bueno, asi es el amor...

    Te felicito Juan y tambien te dejo aqui un abrazo apretado y un beso con cariño...Con suerte "nos vemos" cuando te despiertes, vale?

    May

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  2. de nuevo felicidades poeta y gran hombre, este relato y este poema me caló muy hondo, en verdad Juan un honor contar contigo en casa, ya ves lo que opnaron los demás al verte y yo te pido que pongas cosas también por los demás apartados del sitio.
    graciassssssss
    mil besitos de agua
    merchy

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  3. Juan:
    triste la Historia,
    tal vez si no le hubiera dado
    el poema tendría un motivo para
    seguir viviendo, pero en fin.
    Así es la vida.
    un buen poema mario

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  4. ¡Hola, May! Gracias por pasar.¿Qué tal por California?
    Sí, es cierto, a los cincuenta se puede gozar mucho de la vida.Pero hay que tener los pies en tierra y dejarse de sueños imposibles.
    Esta mañana estuve esperándote y no acudiste a la cita. Un beso.

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  5. Hola, querida Mertxi, ¡cuánto me alegro de verte por aquí!
    Sí, lo he visto y me ha emocionado el recibimiento que le han hecho a este texto poético.
    ¿Me pides poner comentarios en los otros temas del mismo foro o colgar otros textos en los otros? Bueno, ya sabes que estoy a tu disposición. Lo haré con gusto. Mil besos del sur.

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  6. Hola Mario: Gracias por tu visita.
    Bueno, ya sabes que esto es ficción pura, y no porque escriba en primera persona debes pensar que la historia es real.
    Si lo fuera, probablemente si no le hubiera dado el poema el viejo aún viviría sin despertar de su sueño amoroso.
    Así es la vida.
    Bueno, amigo, continuamos en contacto en MSN y en el foro. Un abrazo.

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  7. AYS JUAN SI POR PEDIR FUERA!
    Y YO QUE LLEVO UN TIEMPO TAN LARGO DANDO...EN FIN QUE SÍ QUE CONTESTES, VOTES, Y CUELGUES TEMAS TUYOS, AH Y MI BLOG QUÉ? ME HACE FALTA UN BESO ALLÍ
    YO TE DEJO MIL DE AGUA
    MERCHY

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  8. Mertxy, ya voté, querida amiga. Intento estar en todas paretes, ¡jajaja!, aunque es difícil. Pero no temas: no te defraudaré. Mil besos.

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  9. ¡¡Buenas Juan!!
    Muchas gracias por tu comentario y preocuparte por mi;) No me pasa nada grave, son los exámenes los que me tienen atrapada... Y ahora debo seguir estudiando. Solo quería dar señales de vida por tu blog:-) Y decir que este relato me ha gustado bastante, aunque el viejo tendría que intentar no fijarse en las jovencitas, pues son... Amores imposibles, al menos, la mayoría. La poesía es preciosa, llena de una... tristeza enamorada. Me encantó;)
    ¡Nos seguimos leyendo cuando pueda!
    Un abrazo, amigo;)

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  10. Hola, Lady Luna, me alegro cantidad de que no te pase nada y que todo son cosas de nervios por los exámenes.
    ¿Sabes?: El relato de Feliciana ha ganado un 2º premio entre 160 realtos presentados a un concurso en El Gastor, (Cádiz), cosa que anima mucho. Un beso, chiquilla, y ¡suerte!

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