El día 29 de mayo, por la noche, recibí la llamada de Conchi:
–Juan, ya se conocen los ganadores del concurso de relatos. Lo siento, amigo, tu relato me gusta mucho y me hubiese gustado que ganase, pero el jurado se ha decidido por otro. Se han presentado 160 relatos, procedentes de diferentes provincias españolas y algunos países sudamericanos: Chile, Argentina, México, Cuba.
Yo no podía participar ni como escritora ni como jurado, para evitar susceptibilidades por ser la organizadora, y me he limitado a ordenar y distribuir los ejemplares que iban llegando al comité de lectura. Ni siquiera me he presentado para el premio al relato local. Eso sí, me los he leído todos, y si hubiera estado en el jurado, hubiera elegido el mismo relato que ha ganado. Es excelente y ha ganado merecidamente.
Espero que eso no te impida asistir a la fiesta de entrega de premios y pasar un día agradable en compañía de mi familia y de los amigos de los foros que vengan. Estoy muy nerviosa, temo que la lluvia o cualquier otra cosa, estropee la fiesta que con tanto trabajo he organizado. ¿Vendrás?
–Sí, seguro. Iré con mi mujer.
– ¡Gracias! Espero que vengan muchos y que todo salga bien; estoy la mar de nerviosa.
–No te preocupes, chiquilla; ahí estaremos.
–Ah, Juan, se me olvidaba: has ganado el segundo premio.
– ¡¡¡¡¡¡¡ ¡ Quéeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!
Ayer, sábado, llegamos a El Gastor a las 11 de la mañana, a tiempo de desayunar en casa de mi amiga Conchi. Me dijo que Pepe, el compañero del foro El recreo, que vive en la provincia de Alicante, había ganado el 3º premio; pero que se había excusado y no asistiría a la fiesta.
–Una pena, me hubiese gustado mucho conocerle y darle un abrazo – añadió.
-Y a mí también– respondí.
A las doce, nos fuimos al Ayuntamiento, el lugar de encuentro, y allí nos encontramos con Juan Manuel, un amigo de Puerto Real, miembro del comité de empresa de Navantia, y con Darío, un excelente amigo, nieto del famoso poeta de Algodonales, “El niño de las minas", silenciado por el franquismo, y Manuel García Sánchez, conocido por “ManuelG” en los foros literarios. Todos iban acompañados de sus familias.
Una vez reunidos los invitados, iniciamos la visita al pueblo guiados por mujeres de la asociación, recorriendo sus hermosas calles y visitando la casa- museo de José María “El Tempranillo”.





A las dos de la tarde regresamos al local multiusos de El Gastor, donde la Asociación de Mujeres “La ladera” ofrecía una comida para cien personas, a la que estábamos invitados los participantes en el programa. Unos entremeses variados y una deliciosa paella, preparada en el patio ante nuestros ojos por un excelente cocinero contratado por la asociación para el evento, nos alegraron el paladar y el estómago. La fruta, tarta y café completaron el almuerzo.


A


A las cinco de la tarde comenzó el acto cultural para el que habíamos sido convocados. La concejala de Cultura del pueblo hizo la presentación del acto y leyó los datos de participación. Felicitó a Conchi Postigo por el éxito de la convocatoria, ya que había multiplicado por veinte el número de relatos presentados en comparación con años anteriores y lo había convertido en certamen internacional, promocionando y dando a conocer en toda España y en América el nombre de El Gastor, un lugar pequeño y bonito habitado por mil ochocientas personas.
Luego, una joven, ganadora del premio local, leyó su relato. Un cuento muy emotivo.
Seguidamente, una mujer subió al escenario para leer el cuento galardonado con el tercer premio,"LUCÍA", el de nuestro amigo Pepe, que fue muy aplaudido.
A continuación me tocó a mí leer el mío, “FELICIANA”, el mismo que se puede leer un poquito más abajo en esta página, y sentí cómo me temblaban las piernas y la voz al enfrentarme al público. Pero estuve mucho mejor que en otras ocasiones.

Y, finalmente, un matrimonio subió para leer conjuntamente el relato ganador del concurso.Le pusieron tal énfasis a las palabras, tanto sentimiento, tanta emoción, que fue aplaudido por todos durante varios minutos.
Después de la lectura de relatos, dos hombres y una niña nos demostraron sus habilidades tocando la gaita castoreña, un instrumento único en el mundo que sólo se ve en este lugar, y que sorprende a todos los forasteros que tienen la ocasión de escucharla.
Seguidamente subieron Juan Manuel y Darío a recitar su poemas, y Manuel García leyó algunos de sus micro cuentos. Fueron unos poemas comprometidos con la sociedad, que pusieron como un nudo en las gargantas de muchos de los presentes, que escuchábamos emocionados.


La fiesta terminó con la actuación del Coro cantando toda clase de sevillanas, acompañado de guitarras y un tambor, mientras presenciábamos sobre el escenario a unas parejas de niños bailándolas maravillosamente.
Luego, ya de noche, mi mujer y yo nos fuimos con Conchi y su marido a tomarnos unas cervezas.
La nota triste, inesperada, inaceptable y fuera de lugar, incomprensible en una profesional de la política que ejerce su cargo en el Ayuntamiento, la dio la concejala de Cultura, del Partido Popular, quien, molesta por el hecho de que el tema del libro presentado, “La pista del Lobo”, tratase sobre los años siguientes a la Guerra Civil, narrando una página negra de la Historia de España que el autor quiere que se conozca y no se olvide, para que no se repitan los hechos; molesta por las poesías lorquianas recitadas, que contenían frases como “Podrán matar al hombre, pero no al poeta”; y furiosa por el tema de los relatos y poemas de compromiso social presentados al concurso y premiados, subió al escenario cuando acabaron los poetas y, cual si estuviese en plena campaña electoral, nos arreó una soflama que dibujó el estupor en la cara de todos los asistentes. Dijo:
“El año que viene quiero que escribáis mucho los del pueblo, y que no venga nadie a decirnos lo que tenemos que leer ni recordar; escribir cosas sobre el futuro, nada de llantos por muertes pasadas ni de mujeres maltratadas. ¡Ya está bien! A mí nadie me ha maltratado, la que sufra maltrato que lo denuncie. Hay que olvidar el pasado y mirar al futuro”
El público enmudeció, estupefacto. Los participantes se miraban unos a otros.Por respeto hacia la Asociación de Mujeres La Ladera, que nos había invitado y era ajena a la actuación de la concejala, permanecimos en la sala.
¡A sus órdenes, señora!
Y el año próximo escriba usted los relatos, ya veremos el éxito que tienen.
Sólo me queda agradecer desde esta humilde página a la Asociación La Ladera, por permitirnos participar en el concurso de relatos, por su amable recibimiento y compañía a lo largo del día, por todas esas atenciones que nos hicieron sentirnos entre amigos de toda la vida. ¡Muchísimas gracias!