
http://artcortesilustracion.blogspot.com/2008/09/jcortes.html
Me levanto de la cama y veo que no llueve.
¡Alegría, me levanto de la cama y no llueve!
Sonríe, Sol, entre las nubes te engrandeces
Reflejado en las aguas del Guadalete
¡Ya no llueve, ya no llueve!
Has salido, Sol, todo se mueve:
Las mujeres, al mercado.
Los niños, a las escuelas.
¡Al casino, jubilados!
Los amantes, adonde siempre
Que con tanto frío , ¡Ay Señor!
Mi pilila se había encogido.
La lluvia derritió la nieve,
y acabó con el frío;
mi hermanito ha crecido.
¡Señor, me has dado un respiro!
En la carretera helada,
rodeados por la nieve,
los novios se calentaban,
abrazados temblorosos,
tiritando se entregaban
¡Ya no llueve, ya no llueve!
«Que salga el sol y me caliente»,
decía un pobre viejo,
sentado junto a la fuente
El pobre se había asustado
porque fue a orinar, y con el frío,
tenía el pito agarrotado,
duro como un pedernal,
¡ y sin habérselo tocado!
Y el hombre lloraba de alegría
por su nuevo potencial.
Pasaban los quita nieves en la carretera de Madrid.
Mi coche estaba en medio de un olivar,
se me fue, descontrolado, al tener yo que frenar.
Y mientras la nieve caía y caía,
en el coche encerrado con mi mujer,
recordamos el maravilloso día,
en que nos entregamos una vez.
Era un Citroen Diane 6, descapotable él.
Ella se puso de pie,
yo acariciaba sus nalgas
y ella decía: ¡Hazlo otra vez!
Y cerramos la capota,
Y nos tumbamos en la banqueta,
y el Citroen empezó a bailar,
y llegaron los guardias,
a querernos rescatar.
«Mire usté , zeñor guardia,
que no no paza ná, y perdone usté,
no le preocupe zi hace frío:
nozotro lo aguantamo bien».
Decía mi mujer.
Y ese día de nieve todo acabó bien,
¡qué les voy a contar!
Las máquinas quitaron la nieve
y mi mujer se quedó preñá.
Que ya no llueve, que ya no llueve,
que ha salido el sol.
La gente sale a la calle,
los niños juegan en el parque,
los perros mean en los árboles,
los viejos toman el sol,
las marías van de compras,
los albañiles trabajan
los maestros dan las clases
y yo que no hago nada, le miro el trasero a mi mujer
y sin poderme aguantar,
le digo: «Ven para acá, niña,
volvamos a jugar!».
Y ahora que el sol nos mira por la ventana
nosotros nos arrullamos en la cama
¡Que nieve, que llueva, o que salga el sol por Antequera!
Que yo me quedo abrazado a mi mujer mientra ella quiera
¡Alegría, me levanto de la cama y no llueve!
Sonríe, Sol, entre las nubes te engrandeces
Reflejado en las aguas del Guadalete
¡Ya no llueve, ya no llueve!
Has salido, Sol, todo se mueve:
Las mujeres, al mercado.
Los niños, a las escuelas.
¡Al casino, jubilados!
Los amantes, adonde siempre
Que con tanto frío , ¡Ay Señor!
Mi pilila se había encogido.
La lluvia derritió la nieve,
y acabó con el frío;
mi hermanito ha crecido.
¡Señor, me has dado un respiro!
En la carretera helada,
rodeados por la nieve,
los novios se calentaban,
abrazados temblorosos,
tiritando se entregaban
¡Ya no llueve, ya no llueve!
«Que salga el sol y me caliente»,
decía un pobre viejo,
sentado junto a la fuente
El pobre se había asustado
porque fue a orinar, y con el frío,
tenía el pito agarrotado,
duro como un pedernal,
¡ y sin habérselo tocado!
Y el hombre lloraba de alegría
por su nuevo potencial.
Pasaban los quita nieves en la carretera de Madrid.
Mi coche estaba en medio de un olivar,
se me fue, descontrolado, al tener yo que frenar.
Y mientras la nieve caía y caía,
en el coche encerrado con mi mujer,
recordamos el maravilloso día,
en que nos entregamos una vez.
Era un Citroen Diane 6, descapotable él.
Ella se puso de pie,
yo acariciaba sus nalgas
y ella decía: ¡Hazlo otra vez!
Y cerramos la capota,
Y nos tumbamos en la banqueta,
y el Citroen empezó a bailar,
y llegaron los guardias,
a querernos rescatar.
«Mire usté , zeñor guardia,
que no no paza ná, y perdone usté,
no le preocupe zi hace frío:
nozotro lo aguantamo bien».
Decía mi mujer.
Y ese día de nieve todo acabó bien,
¡qué les voy a contar!
Las máquinas quitaron la nieve
y mi mujer se quedó preñá.

Que ya no llueve, que ya no llueve,
que ha salido el sol.
La gente sale a la calle,
los niños juegan en el parque,
los perros mean en los árboles,
los viejos toman el sol,
las marías van de compras,
los albañiles trabajan
los maestros dan las clases
y yo que no hago nada, le miro el trasero a mi mujer
y sin poderme aguantar,
le digo: «Ven para acá, niña,
volvamos a jugar!».
Y ahora que el sol nos mira por la ventana
nosotros nos arrullamos en la cama
¡Que nieve, que llueva, o que salga el sol por Antequera!
Que yo me quedo abrazado a mi mujer mientra ella quiera
Juan jaja que no estaba acostumbrada a leerte tan atrevidito jaja broma bromita!
ResponderEliminarQue me encantó este poema tuyo y con el tiempo gris que esta y yo tan gris que estoy hasta me reí, no con una sonrisa amarilla pero si con una sonrisa de alegria, porque me gustó lo que estaba leyendo.
Se te ve tu alma andaluza! Olé!
No se si tienes tiempo para recibirlos, pero te mando mis besos de siempre.
Flor
Ojú, pos será por tu pueblo, que aquí parece que se le ha roto una cañería a San Pedro. Ya verás cuando le venga la factura del agua.
ResponderEliminarAysss, aquellos citroens, jaja.
Besos, poeta.
Anda,ya, flor, que noesla priemra vez que me lees cosas así.
ResponderEliminarMe alegro de lograr una sonrisa tuya, apesar de los problemas que nos agobian.
Siempre tengo tiempo para recibir besos.Y para darlos
Uno fuerte para ti.
¡Ja,ja,ja! Ana muy bueno eso de la cañería y la factura.
ResponderEliminarMe pregunto que excusa pondrán ahora los del Ayuntamiento de El Puerto, que llevaban unos meses anunciando para este año la subida de la tarifa del agua, alegando que ésta era un bien tan necesario como escaso,y como había sequía y había que ahorrarla.
Ahora los embalses están llenos y desaguan, pero... ¡No han dicho que ya no la suben¡
Los ayuntamientos son máquinas voraces de quemar dinero y no saben ya de dónde sacarlo para seguir devorando.
Es verdad, ayer pasaban de largo las nubes por el Este y subian hacia tu pueblo. A una en forma de ramo de rosas muy bonita con claroscuros que me saludó con un trueno le envié un beso para ti. ¿No te dijo nada?
Pues aquí te envío mil besitos más.
Hola Juan, parece que retorna el sol. Ya era hora, los emigrantes de mi pueblo que se fueron a Jaén apenas han podido trabajar. Un mes fuera de su casa y parados.
ResponderEliminarLas pililas buscando la estufa o un buen sitio donde cobijarse según veo.
Este Juan...
Saludos.
Las cosas que inspira el sol
ResponderEliminarbueno y divertido pero que no lo lea tu mujer porque le dará pena.
un gusto leerte.
hasta pronto mario
¡Vaya, Manuel! Para una vez que contrataban españoles...
ResponderEliminarLamento mucho lo que han debido pasar esos jornaleros para no traer los jornales a casa.
Al lado de la estufa, tienes razón, es como mejor se aguanta el frío. Lo demás llega por sí solo.
Un abrazo y ¡FELICIDADES POR TU PUBLICACIÓN!
NO CREAS, MARIO: SE LO LEÍ Y ME DIJO QUE ESTABA LOCO, Y SE FUE MOVIENDO LA CABEZA Y RIÉNDOSE.
ResponderEliminarHoy amaneció nublado.
Un abrazo