MIL SOLES ESPLÉNDIDOS

«Eran incontables las lunas que brillaban sobre las azoteas, o los mil soles espléndidos que se ocultaban tras sus muros»

Ésa es la descripción de la ciudad en que se desarrollan los hechos narrados en esta novela y del espíritu de muchos de sus habitantes.

Cuando leí « Cometas azules», una amiga me dijo que la segunda novela del mismo autor, «Mil soles espléndidos», aún me gustaría más.

Tenía razón.

El libro, dividido en cuatro partes, desata toda clase de emociones en el lector, llegando a sufrir de rabia e impotencia ante las barbaridades que en el siglo XXI aún se cometen en nombre de la religión. ¡Pensar que muchas veces nos solidarizamos con países en dificultades y los ayudamos a deshacerse de sus dictadores tiranos y a implantar la Democracia, para que luego en las elecciones salgan elegidos gobiernos islamistas que imponen el burka a las mujeres, queman los libros y cuadros, destruyen monumentos y obligan a las esposas a someterse como animales a sus maridos, los cuales están autorizados a golpearlas hasta la muerte con látigos o hebillas de correas, es para pensárselo dos veces antes de volver a intervenir en sus problemas internos!

El libro comienza mostrándonos a Marian, una hija bastarda fruto de la relación de un rico con una de sus criadas. El hombre les construye una cabaña y las lleva a vivir en ella, lejos de la casa familiar donde vive con otras dos esposas y sus hijas. El padre adora a Marian y va todas las semana a verla a la choza que donde vive. Pero presionado por sus esposas, con apenas catorce años la entrega en matrimonio a Rashid, un hombre treinta años más viejo que ella y que vive lejos, al otro lado del país. Cuando el marido ve que Marian no le da hijos, la humilla y la maltrata física y psicológicamente, la viola salvajemente esperando quede embarazada; pero Marian sufre sucesivos abortos. Entonces Rashid se busca otra esposa, Laila, una joven huérfana rescatada de un bombardeo.

Laila sobrevive milagrosamente al bombardeo gracias a los cuidados de Marian, en casa de Rashid; pero ignora que la intención de éste es convertirla en su esposa. Rashid paga a un hombre para que le haga creer a Laila que su novio a muerto en la guerra y a Laila no le queda otra opción que aceptar, pues acaba de darse cuenta de que está embarazada, no tiene familia y no sabe adonde ir. Rashid está feliz porque cree que el niño es suyo, y ordena a Marian convertirse en la esclava de Laila. Pero nace una niña y Rashid la repudia. Él quiere un niño, un heredero. Finalmente, Laila se queda de nuevo embarazada.

En esa época, los talibanes ocupan el poder en Afganistán y cambian el modo de vida del país: prohiben la televisión, el cine y los libros. Todos menos el Corán. Las mujeres no pueden trabajar ni llevar la ropa que quieran, ni siquiera pintarse las uñas. No pueden salir de casa solas, tienen que ir acompañadas por un hombre so pena de ser azotadas a latigazos. La asistencia médica para las mujeres es inexistente y las condiciones en que se realizan los partos son infrahumanas. Cuando llega el día en que Laila da a luz se somete a una cesárea sin anestesia porque el hospital carece de medicamentos. A Rashid no le importa lo que sufra su esposa; sólo desea ver a su hijo.

Más tarde, el novio de Laila reaparece y Rashid descubre que su hija no es suya.

Las palizas se convierten en el menú del día para las dos mujeres, quienes venden sus pertenencias e intentan escapar. Pero son detenidas por la policía y obligadas a regresar a su casa. Rashid casi las mata a correazos.

Los últimos capítulos son impresionantes. Las dos mujeres están decididas a escaparse y ni el miedo a ser ahorcadas por los talibanes les impedirá intentarlo.

Es un canto al amor, la solidaridad y la libertad; una denuncia de la atrocidad de la guerra y del fanatismo de los religiosos talibanes. Es un libro excelente cuya lectura os recomiendo encarecidamente