LOS CELOS SON una manifestación más de la condición animal del ser
humano.
Podemos entenderlo si observamos
el comportamiento de los animales en las
manadas: lobos, gallos, ciervos,
toros... todos pelean entre ellos por
conservar a sus hembras ante la codicia del otro.
La diferencia es que en los
animales, el que vence se lleva su trofeo sin consultar si a la hembra le
agrada el cambio. Y el vencido se aparta y soporta el escarnio de la vergüenza
estoicamente, sin tomar venganza. Una vez medidas sus fuerzas, acata el
resultado y deja el campo libre al vencedor.
En el ser humano, sucede de diferente manera. El hombre celoso no permitirá que venga otro a conquistar a su novia, a su pareja, a su amiga. Y la
mujer tampoco. En el momento que se percata de ello saltan todas sus alarmas y
se pondrá en guardia. Desde ese momento vivirá en tensión, observando cualquier
vestigio de acercamiento entre ambos; recreará escenarios que sólo existen en
su mente, y convertirán su vida en un infierno, perdiendo la confianza en el otro,
y por ende la del otro.
La diferencia entre estos dos supuestos es que el ser humano
no vive guiándose sólo por sus instintos, sino que ama, tiene sentimientos, razona, estudia y busca
soluciones a sus problemas. Y los celos son un problema, que puede convertirse
en un gran problema, lo vemos a diario en las noticias.
Los celos son una enfermedad emocional y por tanto no se
curan con medicamentos para enfermos mentales que solo sirven para anestesiar y
convertir en zombies a quienes los toman. Todo lo más que estos pueden hacer es
tranquilizar, sedar el estado de nervios y ansiedad que los celos provocan;
pero una vez pasado el efecto de las pastillas, los celos vuelven a aparecer.
Los celos solo pueden curarlos la persona que los siente.
Nadie más.
Lo primero que una persona celosa debe aceptar es reconocer
su enfermedad, y luego buscar un remedio. Para eso somos seres inteligentes.
Reconocer y aceptar que todos los seres humanos somos libres
y por tanto nadie nos pertenece, será el comienzo del fin de la enfermedad.
Aceptar que no somos únicos ni imprescindibles.
Que una persona puede sentirse atraída por las cualidades de
otras personas además de las nuestras.
Que puede tener relaciones amistosas o de cualquier otra
índole con otros si ése es su deseo porque se trata de su vida y no de la
nuestra.
Que no podemos obligar a nadie a amarnos ni a sentir cariño
o empatía por nosotros.
Que no se puede retener a nadie contra su voluntad, como no
se puede retener la lava de un volcán ni desviar la fuerza del viento...
Que al igual que nos sentimos atraídos por la belleza física
y espiritual de nuestra novia, amiga o pareja, otros también pueden sentirse cautivados por ella, ya que todos somos humanos y sentimos lo mismo.
Que si a ella le
agrada otra persona no somos quien para obstaculizar la
relación...
Si tenemos en mente todo eso, y lo aceptamos, nuestros celos
desaparecerán por completo, dando paso a la comprensión y al respeto. Y en vez de faltarle al
respeto a la persona amada con insinuaciones, o acusarla de traición y odiarla —cosa que no lleva a ninguna parte pues
con eso lo único que se consigue es abrir una
brecha insalvable —, lo que debemos hacer es valorar lo bueno que hubo
entre nosotros y seguir siendo amigos. Y dejar que el agua siga su curso.
Siempre nos quedará la íntima satisfacción de haber disfrutado
de su personalidad y cariño antes que el nuevo.
No se puede decir mejor.
ResponderEliminarSaludos.
Cuando alguien no quiere tenernos a su lado mejor soltar que resistir y sufrir.
ResponderEliminarUn abrazo Juan
Me alegro de que coincidamos en este espinoso tema, Toro Salvaje. Feliz semana.
ResponderEliminarPor supuesto, Marian: hay que dejarlos ir, pero sin rencores ni aspavientos pensando siempre en la libertad de decisión y el respeto al otro.Gracias por opinar. Un beso
ResponderEliminarQuerido Juan,
ResponderEliminarque reflexiòn tan acertada!
Le has dado en el ojo....muy sabias tus palabras y se ve que lo dices con conocimiento de causa.
Abrazos amigo, y sin celos...che...
Querida genessis, ¡tú si que sabes!
ResponderEliminarPor supuesto, con conocimiento de causa. Sirve para todos en general, pero es también una autosugestión.Un beso,guapa. Gracias por estar siempre.
Excelente reflexión, lástima que hay tantas persons que padecen de esta enfermedad emocional.
ResponderEliminar;o)
Así es,Marilyn. Gracias por tu visita. Saludos
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