Además de lo que se aprende en los cursos de Formación
Permanente Para Mayores el alumno disfruta de viajes, actividades culturales y
comidas de convivencia que nos alegran la vida.
Ayer, viernes 26 de septiembre, quedamos en la Plaza de
Toros de El Puerto donde vino a recogernos un autobús para llevarnos al Teatro
Villamarta de Jerez, para ver "El dúo de la
Africana", una zarzuela que se estrenó por primera vez en el Teatro Apolo de Madrid, el año 1893.
Mi esposa y yo llegamos al lugar de la cita con tiempo para
tomarnos un café, habida cuenta de que en este país la puntualidad brilla por
su ausencia.
A las siete y media estábamos delante del hermoso teatro
jerezano.
El edificio que se ve enfrente con cuatro ventanales era antes un restaurante llamado "El Colmado". En él salón de la primera planta celebré yo mi banquete de bodas, el 7 de febrero de 1970.
Poco a poco la sala se fue llenando, hasta que se ocuparon todas las butacas, un lleno absoluto.
Hubo un tiempo en que se usaba el Teatro Villamarta como sala de cine. La
última vez que yo había entrado en ese teatro fue para ver el estreno de la película "El
vaquilla".
La obra de ayer, " El dúo de la Africana", estuvo bastante
bien, fue divertida y a veces nos reíamos con ganas; pero el hecho de que algunas
canciones y diálogos fuesen en italiano, y a pesar de que aparecía escrita la
traducción sobre el escenario, restó puntos a lo que pudo ser un enorme éxito.
La trama era simple: una compañía de teatro se prepara para ensayar la obra mientras se dedican a contar
los chismes de las aventuras del galán del teatro, el tenor, con la bella
protagonista, la triple.
La joven está casada con el empresario y dueño de la compañía,
quien alardea de lucrarse descaradamente del trabajo de los artistas sin coste alguno,
pues no le paga a nadie. Pero su mujer, la bellísima vedette de la obra, está
enamorada del tenor y se suceden escenas muy divertidas por los celos que
siente el marido al ver el aprovechamiento del tenor, un donjuan que sólo
desea tener una aventura sin compromiso, al mostrarse demasiado efusivo en los
abrazos y besos que requiere el guión. El marido lo quiere despedir, pero es el único que
consigue llenar el teatro y el negocio es el negocio. Hay un camello que cruza
corriendo el escenario un par de veces, seguido por unos árabes que le gritan. Ya
digo, fue divertida.
Son unas cuarenta personas las que trabajan en la obra, según
se ve cuando salen repetidamente a saludar al final. El vestuario era
espectacular.
Es una obra sencilla, de diálogos sencillos, previsibles,
ante las escenas que se desarrollan en el escenario, todas ellas muy bien
interpretadas.
La música que acompañaba la obra me gustó mucho. Al finalizar el director de la orquesta y el músico que tocaba el solo del violín subieron a saludar y cosechar merecidos aplausos al escenario.
La música que acompañaba la obra me gustó mucho. Al finalizar el director de la orquesta y el músico que tocaba el solo del violín subieron a saludar y cosechar merecidos aplausos al escenario.
Pasamos pues una hora y media muy divertida, y seguidamente
esperamos delante del teatro hasta que el autobús vino a recogernos.
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