Esta mañana, al igual que el pasado año por estas fechas, se ha celebrado en mi ciudad la manifestación contra la violencia de género. Uno colabora asistiendo, pero no dejo de preguntarme si esto sirve para otra cosa que para justificar los sueldos de la Concejalía de la Mujer en los ayuntamientos, que es la que lo organiza.
Yo no soy experto en estas cosas, pero creo que habrá otras formas de atajar la situación, pues en lo que llevamos de año son 45 mujeres asesinadas: condenas más fuertes para los maltratadores/as. Que estas sean efectivas, y no como ahora que se las saltan a la torera. Educando a la juventud en las escuelas desde la primera enseñanza a ser respetuosos con sus compañeras, etc...
El tema es doloroso y complejo, puesto que parece que cuanto más se habla de maltrato, más mujeres asesinadas hay.
Y después está el tema de la colaboración ciudadana: mucha gente es testigo de los maltratos y mira para otro lado y se quita de en medio para no verse en problemas. Otros escuchan a través de las paredes los gritos de su vecina cuando la azotan y no intervienen ni llaman a la policía por lo mismo: evitar problemas.
Pero a veces uno no sabe qué hacer. Hace tres años, desahuciaron a mis vecinos de al lado. Durante el año anterior al desahucio, los problemas económicos que sufrían producían frecuentes discusiones y peleas en el matrimonio. La cosa iba a peor y una noche, al sentir chillar y quejarse a la mujer, llamamos a la policía. Ni diez minutos tardaron en llegar.
Pero he aquí que la señora nos contradijo delante de los agentes, afirmando que no había pasado nada y que ellos se llevaban muy bien y se amaban mucho, que una discusión lo tiene todo matrimonio y que mi mujer y yo haríamos bien en meternos en nuestras cosas.
Al poco tiempo volvieron a pelearse y pegarse. Pero allá ellos, nosotros no llamamos a nadies esa vez.
Mientras esa actitud no cambie, no veo yo que la situación mejore.
Pero a veces uno no sabe qué hacer. Hace tres años, desahuciaron a mis vecinos de al lado. Durante el año anterior al desahucio, los problemas económicos que sufrían producían frecuentes discusiones y peleas en el matrimonio. La cosa iba a peor y una noche, al sentir chillar y quejarse a la mujer, llamamos a la policía. Ni diez minutos tardaron en llegar.
Pero he aquí que la señora nos contradijo delante de los agentes, afirmando que no había pasado nada y que ellos se llevaban muy bien y se amaban mucho, que una discusión lo tiene todo matrimonio y que mi mujer y yo haríamos bien en meternos en nuestras cosas.
Al poco tiempo volvieron a pelearse y pegarse. Pero allá ellos, nosotros no llamamos a nadies esa vez.
Mientras esa actitud no cambie, no veo yo que la situación mejore.
Ojalá me equivoque.
DÍA CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO from Juan Pan García on Vimeo.
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