Hoy me levanto con alegría por dos razones:
1ªHe vencido al catarro que desde el jueves me mantenía postrado y desde hoy voy a volver a mi rutina.2ª Acabo de comprobar una vez más que el Karma existe. De la Justicia tengo mis dudas.
Acaban de acusar como involucrada en la trama Gurtel a Carmen Cafranga, una señora que mostraba en la puerta de su despacho un poster con una mujer con el dedo en la boca mandando callar y la frase " Ici c´est moi le chef" ( Aqui soy yo el Jefe).
Ha sacado 178,000 mil euros con su tarjeta blak siendo consejera de Caja Madrid, además de beneficiarse de contratos a dedo que beneficiaban a su negocio "humanitario y sin ánimo de lucro."
Esta señora es la nieta de doña Carmen Pardo Valcárcel de Cabestany, presidenta y fundadora de la Fundación del mismo nombre, a quien menciono en el libro que estoy escribiendo. En la actualidad dedica sus esfuerzos a ayudar a niñ@s con deficiencias mentales enseñándoles un oficio para que puedan ganarse la vida en el futuro.
La realidad es que los explotaba trabajando. Las niñas pasaban el día en la lavandería lavando las bolsas que utilizan en Correos; los niños montando bicicletas para las grandes superficies y cultivando flores y plantas que luego compraba el Ayuntamiento de Madrid para reponer sus parques y jardines. Los niños no cobraban nada: aprendían un oficio.La señora Cafranga acudía al colegio en un Mercedes blanco descapotable.
Foto de el Diario El País
A mediados de los ochenta fui al centro educativo a ver a un amigo que trabajaba allí de celador y conductor de la furgoneta del colegio para pedirle que intercediera ante la Señora para ayudarme a encontrar un trabajo. Pero tanto él como las maestras que conocí mostraban temor a la hora de hablar con la Jefa. Le tenían pánico.
Por aquel entonces yo estaba desesperado, tenía un grave problema laboral: había denunciado a mi empresa, una auxiliar de Dragados y Construcciones,porque me debía trescientas cuarenta mil pesetas de atrasos en horas extras y destajos. Intervino la Inspección de Trabajo. Me pagaron, pero Dragados me puso en la lista negra de la Patronal por causar conflictos. Ni Dragados ni ninguna empresa contratista de ésta me daba trabajo en Cádiz ni en Santander, ni en Almería. Así pasé 12 años.
Finalmente me decidí y llamé a la puerta del despacho. Le comenté el problema a la señora Cafranga y me dijo que haría lo posible por ayudarme.
Al cabo de un par de semanas me escribió y me dijo que me buscase la vida porque el director de Dragados, un tal Sr. Duran,que además era amigo de la familia, le había informado de mi actividad sindical y revolucionaria, que perjudicaba a la empresa y que por tal motivo jamás tendría un puesto en ella.
"La indecencia se paga", me dijo.
¡Ea!, pues vamos a ver si es verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario