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sábado, octubre 15, 2016

EL OTOÑO



Comenzó el otoño y llegaron las primeras lluvias con un buen catarro como regalo para este viejo soñador, ordenador de letras, ya con demasiadas teclas.
Rodeado de pañuelos, antibióticos y jarabes, observo desde la ventana como el mundo sigue girando bajo un sol espléndido: los niños juegan en la plaza mientras su madres hablan entre ellas y un par de hombres pasean a sus perros. Los bares lucen llenos, de gente con problemas desayunando.
Me pregunto si hace falta el Gobierno, dado que desde hace un año la vida sigue sin él, mientras nosotros pagamos sus elevados sueldos más dietas. Los diputados siguen de vacaciones en el Parlamento.
Aquí no se pone de acuerdo nadie. Vamos a las terceras.
 Y ante esa posibilidad me vienen a la mente los versos del poeta:

" Volverán las golondrinas a tu balcón"

 Y no, no son golondrinas lo que vuelven, ¡que son cuervos!
Cuervos que nos han despojado de valores y derechos, de salarios y pensiones dignas. Cuervos que esperan ganar con mayoría para apretarnos aún más el cuello y no podamos ni respirar.
La victoria convalida sus recortes: " Si la gente nos ha votado es porque confía en nosotros y nuestro programa", dirán.
Nuestros derechos son el fruto de largos años de luchas de toda una generación, doblegada y vencida por los militares en 1936, y de sus descendientes.
Y ahora han vuelto los retoños del Dictador  a arrebatárnoslos, y mientras ellos se asignan sueldos de 80,000 euros  más dietas y comisiones, aparte de escribir y publicar sus memorias y jugar con la tableta durante las sesiones parlamentarias, al ciudadano le recortan servicios sanitarios y educativos y por otra parte les suben escandalosamente los precios de energía, transporte y agua.

Y sin embargo, la gente sigue votando al equipo que la ha sometido.

Se equivoca, creo yo, se equivoca. Es como  tirar los muebles adquiridos con tanto sudor sin tener posibilidades de comprar otros.
Es vivir a crédito y ser esclavos de los bancos toda la vida.
Es admitir recomenzar de cero, de someterse al capricho de los caciques, quienes deciden el salario y la duración de la jornada de trabajo. Quienes contratan sólo a los sumisos y a bajo precio.
Es admitir volver a una época en que solo los hijos de los ricos podían estudiar.
 Es tener que ir al médico de pago porque el seguro no te atiende en condiciones.
¿Se han dado cuenta de que los médicos recetan menos?
Volvemos a la Medicina de la Abuela. El pasado martes fui al médico a que me enviase al Otorrino por un eczema recurrente que sufro desde hace un par de años y no lo hizo, ni siquiera me recetó medicinas. Me dijo que me untara aceite de oliva.
Al pensar que si hay elecciones volverán a ganar con mayoría absoluta los que nos han retrotraído a los años cincuenta, me desespero. Los votantes de las clases medias y humildes se equivocan, como presagia el poema de Alberti:
" Se equivocó la paloma, se equivocaba...
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era agua

Se equivocaba , se equivocaba..."

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