"A las dictaduras les pasa como a las bicicletas, si se paran, se caen". Maruja Torres.
Eso es lo que le ha debido pasar al Partido de la Corrupción Española, que durante muchos años se ha estado enriqueciendo a costa de esquilmar el erario público y cuando se han parado por la acción de la policía y de los jueces, se cae día a día.
Ya no vale decir que el vivir por encima de nuestras posibilidades ha originado la crisis que nos agobia, impidiendo que respiremos con normalidad al llegar a la última semana del mes.
No vale decir que ha sido nuestra culpa el que se haya recortado el poder adquisitivo de los salarios y pensiones, la calidad de la Sanidad, la de Educación y el gasto en obras públicas que dan empleo.
Lo que ha pasado es simplemente que un funcionario público se ha llevado el dinero de la caja con guante blanco pero a cara descubierta. Se ha llevado varios millones a paraísos fiscales, los ha lavado y los ha puesto a secar en sus cuentas particulares, logrando hacer llorar a la inocente dama que le dio el cargo. La pobre vivía " sin enterarse de nada", dedicada como estaba a hacer lo mejor para lo madrileños.
¡Pobre mujer, con lo buena persona que es! Una presidenta entregada a su Comunidad, capaz de chulear a la policía y mofarse de la Ley aparcando donde le daba la gana y desafiando a los guardias que le amonestaban segura de su impunidad. ¡Ella, que miraba para otro lado y ponía la mano en el fuego por su amigo!
En fin, qué les voy a contar que ustedes no sepan ya.
Como dice el proverbio: " Siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo". Y cada día el españolito de a pie ve pasar un féretro al asomarse a su televisor.
Pero de nada valdrá el esfuerzo de los investigadores ni el trabajo de los jueces instructores si después alguien en las altas esferas ordena archivar las causas y permite que nadie devuelva un solo euro robado y pueda pasearse libremente por las calles.
¿Cuántos delitos criminales van a ser archivados por haber prescrito?
— Sancho, con la Iglesia hemos topado
— Y la Justicia nos ha follado.
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