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martes, junio 12, 2007
CITA A CIEGAS DE JUAN PAN Y CONCHI POSTIGO
CONCHI, LEYENDO SU RELATO " LA TÍA PACA", 2º PREMIO
Mi amiga Conchi Postigo, compañera del foro El Recreo, y el que escribe estas líneas, mostrando los premios conseguidos en el certamen literario de cuentos de El Gastor, (Cádiz)
Objetos típicos del lugar realizados artesanalmente en esparto y palmas
Leyendo el relato "El Relevo", galardonado con el 3º premio en el certamen literario
Gaita gastoreña, instrumento musical único en España y representativo de El Gastor
Interior del patio de una casa, ornamentada para el Corpus
Museo de objetos y herramientas antiguos del lugar
Maqueta del dolmen ubicado en las cercanías del pueblo.
Una casa del precioso pueblo de la sierra gaditana El Gastor
Paseo por las calles de El Gastor al medio día, hora del aperitivo.
Calle adornada para la procesión del Corpus en El Gastor.
Vista de una calle engalanada con motivo de la fiesta del Corpus en El Gastor, (Cádiz)
Conchi Postigo Casanueva y Juan Pan García, mostrando sus premios literarios: ella, un ramo de flores y un sobre con su cheque bancario; Juan Pan, un libro de los cuentos ganadores de años anteriores y el cheque.
CRÓNICA DEL DÍA DEL CORPUS
por
CONCHI POSTIGO (ATENEA41)
Ayer hice una cosa que no había hecho en mi vida. Me cité con un hombre al que había conocido por internet.
Imagino que eso para muchos de vosotros será una cosa normal, pero para mi era algo muy especial.
Muchos planes acudían a mi mente, muchas planificaciones, mensajes, llamadas telefónicas, dudas, incertidumbres, deseos, anhelos…
Eso se vio incrementado por el hecho de haber ganado un premio en un concurso de relatos literarios.
Aunque Juan tenia en mente la idea de venir a mi pueblo, el hecho de que él ganase otro premio en el mismo concurso aceleró el evento.
Así que ayer, domingo, día del Corpus Chisti en mi pueblo, nos citamos por primera vez.
Yo llevaba nerviosa varios días, pero cuando me llamó y me dijo:
"¡ Conchi, que estoy aquí, en tu pueblo ! las piernas empezaron a temblar y cogí a mi hija de la mano en un afán por sujetarme a algo para no caer."
Fuimos hasta donde me dijo que se encontraba y sentí una sensación rara, como si lo conociese de toda la vida pero sin conocerlo.
Entonces me presenté, luego le presenté a mi marido y a mi Cristina , y en ese momento me quedé muda, sin saber qué decir ni qué hacer.
¡¡¡ Estaba cortada !!!
Mi marido sin mirarme lo adivinó y comenzó a hablar con Juan, a preguntarle si conocía estos lugares si había estado aquí alguna vez etc.
Poco a poco me fui reponiendo y al cabo de diez minutos se me pasó y comencé a hablar con él.
Estuvimos viendo el museo de usos y costumbres, la plaza con una maqueta del dolmen famoso de nuestro pueblo, las calles adornadas con ramas y juncia en el suelo, sus altares, sus flores en los balcones etc.
Luego fuimos a mi casa, comimos , entramos en el Recreo para curiosear un poco y hablamos sobre su libro , la forma de edición , los amigos del foro, los conflictos que se crean en él …
Sin ofender a nadie hablamos de mucha gente.
Y poco a poco, sin darnos cuenta fue pasando el tiempo y llegaron las seis de la tarde.
La ganadora del primer premio, (con la que yo había contactado varios días antes y que me había dicho que tenia mucho interés en leer su relato) me llamó por teléfono y me dijo que no pensaba leer el relato pues el salón no estaba acondicionado para ello.
Entonces Juan y yo nos relajamos un poco porque ninguno de los dos queríamos leer los cuentos, yo porque me pongo muy nerviosa y él porque no traía las lentes.
No obstante yo me tomé una pastillita para los nervios que tenía mi madre, por si acaso…
Nos presentamos en el salón y empezaron a entrar gente y más gente y mis nervios a flor de piel. La presidenta de la asociación habló con Pepi y quedó en que no leyésemos los cuentos.
La piernas me temblaban y los dientes me castañeaban.
Cuando llamaron a Juan él subió muy seguro y cuando recogió el premio dijo la presidenta:
"Ahora nos va a leer el relato para que sepamos de qué va."
En aquel momento oí un trueno, relámpagos, un terremoto, miles de gusanos me comían por todos lados y yo solo tenia ganas de salir corriendo y meterme debajo de la cama.
Mi marido me sujetó por la muñeca y me dijo:
-Tranquila Conchi, esto no es nada. Limítate a leer lo que llevas en el papel y a mirar solo a los de la primera fila. Confía en ti, verás como te sale bien.
Juan estaba un poco nervioso, pero se defendió bastante bien.
Cuando me tocó el turno a mi, se me olvidó todo, menos mal que llevaba la chuleta.
Un escenario con tres o cuatro escalones para subir, un salón abarrotado de gente que habría por lo menos 100 personas y yo diciendo
¡¡¡ TIERRA TRAGAMEEEEEE !!!
El presentador buscó un atril que había por allí y lo colocó delante mía, menos mal, porque así no se veían mis piernas de temblar.
Así que puse el papel, el relato y me olvidé de la gente, de los focos y de todo.
Mi hija estaba sentada en la primera fila ¡¡ Y NO LA VI !!
Cuando terminé me fui a mi sitio y pude comprobar, con disimulo, que a Juan todavía le temblaban las piernas.
Luego nos fuimos a un bar y nos tomamos unas bebidas para celebrar nuestra victoria y comentar nuestros nervios.
Y como se hizo de noche rápidamente, mi reciente amigo se despidió de nosotros y se marchó, no sin antes desearnos un pronto reencuentro y salud para poder contarlo durante mucho tiempo.
jueves, abril 26, 2007
YA ESTÁ MI NOVELA EN FORMATO PAPEL Y FORMATO ELECTRÓNICO
http://www.todoebook.com/ficha-public.asp?cod=PUB0022194
http://www.circuloindependiente.net/
sábado, abril 21, 2007
Los frescos del torreón de Albalate de Cinca
Estas pinturas misteriosas me inspiraron para escribir el relato que sigue abajo, totalmente ficticio y producto de mi imaginación perversa. Toda similitud con la realidad es producto del azar.
viernes, abril 20, 2007
Relato dedicado a la familia propietaria del hostal CASA SANTOS, en Albalate, muy agradecido por sus atenciones.
EL MISTERIO DE ALBALATE DE CINCA
El todoterreno avanzaba rápidamente por la estrecha carretera, en dirección a Albalate, donde se celebraba la Semana Santa. Una de las curiosidades de este pueblo es que el Viernes Santo sacan el santo Entierro en procesión, y cuando llegan a la plaza lo colocan en el suelo y hacen pasar a todos los niños nacidos ese año en el pueblo por encima del ataúd santo, en la creencia de que serán protegidos durante toda la vida. Muchos niños nacidos en la comarca también son pasados sobre “La tumba”, tal como la llaman.
Albalate es un pueblo de 1200 habitantes. Está enclavado en la margen del río Cinca, al sureste de Huesca, Tiene una torre de construcción árabe en su plaza, junto al palacio medieval de los Eril, que luego fue de los Moncada.
El vehículo pasó junto al monumento a Fleta –nacido en el pueblo y primer tenor español que conquistó la Scala de Milán–, torció a la izquierda y se detuvo ante el hostal.
Desde hacía cinco años, Carlos, un hombre de treinta años, soltero, bien parecido e hijo de un empresario de Huesca, acudía a pasar la Semana Santa en esta zona del Cinca Medio, y aprovechaba para visitar las Ripas –una montaña de trescientos metros de altura, cortada a cuchillo verticalmente en su vertiente Este, en cuya base se ubica el pueblo de Alcolea de Cinca–, y lanzarse en parapente desde la cima. En el todo terreno llevaba el equipo necesario para practicar este deporte.
Carlos había reservado una habitación en el hostal del pueblo, famoso por su exquisito plato “patatas de Casa Santos”, especialidad de la casa que muchos clientes venían a devorar desde Barcelona. Su receta había sido transmitida desde siglos antes, de generación en generación, y constituía un secreto guardado celosamente por los actuales herederos de la casa, Inés y su esposo Ramón.
Carlos se instaló en su habitación y durante los días que siguieron se lanzó varias veces desde las cimas arcillosas de Las Ripas con los miembros del club de parapente del pueblo.
También tuvo tiempo de entablar amistad con una de las camareras del hostal: Dorotha.
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La Luna llena reflejaba su luz en la pared y resaltaba las líneas oscuras del mural pintado tres siglos antes en la cal cubierta de humedades. Carlos, que permanecía desde hacía rato sentado en el suelo en un rincón, se quedó mirando las imágenes sorprendido: ¡Parecían cobrar vida! ¡Las figuras se movían y Carlos escuchó sus risas! Una mujer joven le vio y se adelantó a sus doncellas, vino hacia él con paso felino, sonriendo y abriendo con sus finas y largas manos el corpiño de su vestido. ¡No puede ser!, exclamó Carlos, que sabía que no había bebido tanto como para alucinar de esa forma. Sin embargo…
La joven bajó del muro e inició una danza muy sensual, que acabó de rodillas frente a él; entonces le acarició sus cabellos y la mejilla con dulzura; luego se sentó a su lado, se giró hacia Carlos, le sujetó la cara entre las manos y lo besó despacio, cogiendo sus labios entre los suyos, introduciendo su lengua en la boca, hurgando en ella, intercambiando fluidos… Carlos sentía un cosquilleo en su bajo vientre, mientras la abrazaba y respondía a las tiernas caricias. Pronto notó la presión de su miembro viril que forzaba por salir de su encierro. La chica posó suavemente su mano entre las piernas, moldeando el bulto que se había formado, notando su extremada dureza, y entonces se levantó y se quitó el vestido, quedándose completamente desnuda. Carlos se alzó rápido y se situó de rodillas ante ella, abrazándola y pegando la mejilla a su vientre, cubriéndola de besos y bocados tiernos. Pronto estuvieron desnudos y entrelazados en el frío suelo. La ninfa se arrodilló y separó sus muslos, quedando a horcajadas sobre su vientre y echada hacia delante; puso las manos a ambos lados de la cabeza de Carlos, mientras oscilaba con mágicos movimientos que le producían dulces sensaciones. Carlos admiraba sus senos, cálidos, que oscilaban sobre su cara y los tomaba entre sus manos y besaba; apresaba entre sus labios aquellos pezones endurecidos que se disputaban las caricias y sentía estremecerse al tacto de sus manos el cuerpo de la muchacha. Carlos sentía un placer inmenso, increscendo, que acabó sacudiendo su cuerpo con espasmos increíblemente placenteros que le sumieron en la nada, con la respiración agitada y descontrolada.
Al cabo de unos momentos volvió a la normalidad. Con los ojos cerrados, respirando quedamente, recordó lo sucedido unas horas antes…
Dorotha era una chica joven y rubia, con una trenza que le alcanzaba hasta media espalda; de grandes ojos de color azul claro, metálico, como el cielo raso de Albalate en los días en que azota el Cierzo.
Dorotha había llegado de Polonia dos meses antes, y esa noche del Sábado Santo se había citado con él. Ella, tal como habían convenido, esperó a que se apagasen las luces del restaurante, abrió la ventana de su habitación –ubicada en la planta baja, en la parte trasera del edificio–, y se descolgó hasta la acera. Luego se dirigió, cautelosa, hacia el coche todoterreno, un Suzuki negro y con los cristales tintados, que la esperaba en la calle con su motor encendido, calentando el habitáculo.
Al entrar en el coche, Dorotha sonrió y dijo: “Perdonar, yo no puede venir antes; yo no estar segura de jefa acostada.”
Carlos la abrazó y besó con ansia; ella rechazó el abrazo y dijo: “No; no aquí, poder ver alguien.”
El vehículo arrancó con rapidez, lanzando con fuerza gravillas hacia atrás, y se dirigió hacia Alcolea, al otro lado del río, cruzando el puente construido en medio de un bosque de altos árboles y espesa maleza, reserva de jabalíes y corzos, alegría y despensa de cazadores.
Nada más cruzar el puente, el conductor salió de la carretera y dirigió el vehículo por un camino que lo llevaba al interior del bosque.
– ¿Adónde ir? Aquí no es Alcolea, no hay hotel –exclamó la rubia
–Luego iremos, cariño, antes quiero hacerte el amor en pleno bosque.
– ¡No, no! Tú llevarme a casa, esto no gustarme
– Tranquila, verás como te gusta; luego te llevo al hotel.
La chica estaba asustada y negaba con la cabeza; intentó abrir la puerta del coche en marcha, pero no pudo: el conductor la había bloqueado desde su lado.
Al ver que Dorotha estaba asustada y comprender que ya no podría convencerla, detuvo el vehículo.
Al cabo de unos segundos abrió los ojos, justo el momento preciso para ver el destello de la espada brillar a la luz de la Luna.
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Inés, la dueña del Hostal Casa Santos, marcó el número de Urgencias. Al cabo de unos segundos cogieron la llamada en el cuartel y diez minutos más tarde llegaba ante el hostal el Land Rover de la Guardia Civil. De él descendieron un sargento y un guardia. Isabel salió a recibirlos
– ¿Qué ocurre? ¿Aún no ha aparecido? ¿Han mirado bien en su habitación? ¿Saben si salió con alguien?–el sargento de la Guardia Civil no cesaba en sus preguntas, mientras entraban en el edificio.
–La chica no está en la casa, la hemos buscado por todas las habitaciones y no hay rastro de ella. Ayer acabó su jornada y se fue a su habitación para acostarse. Hoy debía madrugar para preparar los desayunos de unos clientes que se levantan muy temprano para ir a pescar al río. No sabemos de nadie del pueblo que esté relacionado con ella, no tiene amigos: hace poco que trabaja aquí y aún no conoce a nadie, exceptuando a los clientes habituales y sus compañeras de trabajo.
La voz de la desaparición de Dorotea, “la polaca”, se extendió como la pólvora y en poco tiempo la gente se congregó delante del hostal para colaborar en la búsqueda. Un nutrido grupo de hombres se dirigió al río, allí repasaron cada palmo de terreno antes de cruzar el puente y pasar al otro lado. No tardaron en descubrir las huellas de un vehículo pesado, que los condujo hasta un cuerpo medio oculto entre un matorral: era Dorotha.
La Guardia Civil encontró el todoterreno manchado de barro y con restos de hojas y matojos aparcado delante del palacio de los Eril, en la plaza. No había rastro del conductor. Siguieron con la mirada las huellas de las pisadas de barro que comenzaban en el coche y seguían hasta la torre árabe. Se dirigieron a ella.
La torre es conocida por sus frescos medievales de la tercera planta. Ésta consiste en una habitación de 4´50 x 3´80 metros con una única ventana, y cuyas paredes están adornadas con unas pinturas en tonos grises que relatan la historia de Judit y Holofernes –el general enviado por Nabucodonosor en el siglo llV antes de Cristo –, sacada del Antiguo Testamento, donde se narra cómo Judit conquistó al general asirio y lo venció: Cantaba y danzaba para él en su tienda, y le ofrecía vino. Cuando estuvo ebrio y se quedó dormido le cortó la cabeza y la pinchó en una vara; más tarde la plantó ante la puerta de la ciudad sitiada. Esto produjo tal desconcierto en los invasores, que aterrorizados huyeron, abandonando máquinas de guerra y animales. Judit fue ejemplo durante siglos para los débiles: les enseñó a emplear astutamente cualquier medio para lograr la victoria ante el poderoso.
Los guardias encontraron la puerta del torreón cerrada. Cruzaron la plaza y preguntaron en el Ayuntamiento por la llave. El conserje comprobó que ésta no estaba colgada en su lugar y ninguno de los presentes en el Consistorio sabía cómo había desaparecido. Los Guardias volvieron a la torre, forzaron la puerta y subieron las estrechas escaleras. No se escuchaba nada, ni un murmullo, el silencio era doloroso.
El edificio olía a humedad, parecía abandonado, y el hecho de encontrarlo cerrado les hacía pensar que allí no había nadie. Ya desconfiaban de encontrar lo que buscaban allí y decidían regresar, cuando al alcanzar la tercera planta vieron que se filtraba sangre por debajo de la puerta. Le dieron una fuerte patada y ésta se abrió de golpe, mostrando la escena:
Todo el suelo estaba anegado de sangre, y sobre el pavimento de piedra yacía el cuerpo desnudo de un hombre… ¡decapitado!
Su cabeza estaba colocada sobre una columna partida de mármol. Tenía los ojos muy abiertos y miraba con expresión de horror hacia los dibujos de la pared de enfrente.
Sobre ésta, escrito con sangre, que chorreaba de cada letra hacia el suelo, aparecía un nombre: JUDIT
FIN
miércoles, abril 11, 2007
YA ESTÁ MI NOVELA "LA PISTA DEL LOBO EN VENTA". PODÉIS VERLA EN: http://www.todoebook.com/ficha-public.asp?cod=PUB0022194 Soy miembro del Grupo CIÑE y tengo mi propia página de escritor en: http://www.circuloindependiente.net/Juan_Pan_Garcia.htm Reseña del editor: | |
Miguel sufre un accidente de tráfico, provovado por un conductor suicida, en el que muere su yerno. Desde entonces vive con su hija Lucía y su nieta Rebeca, quienes, un verano, le ofrecen irse con ellas de vacaciones a su pueblo, Algar, en la ruta de los pueblos blancos de Cádiz. Miguel le cuenta a su nieta, a lo largo de diversos capítulos, la historia que le impide acompañarlas: la aventura de los maquis huidos a las montañas y perseguidos por la Guardia Civil, los atracos, secuestros, contrabando, asesinatos y el hambre que siguió a estos hechos obligaron a su familia y a muchas otras a abandonar el pueblo y emigrar hacia el Norte. Una historia dura de la época negra de España narrada con el ritmo de lo confidencial que llega directamente a la sensibilidad del lector y le hace reflexionar sobre los hechos acontecidos sin buscar culpables. | |
Breve biografía del autor: | |
Juan Pan García, Algar (Cádiz) 1943. Cuando alcanzó su mayoría de edad, emigró a París, y su empresa le llevó a otros países como profesional de control de calidad de soldaduras. De regreso a España, se instala definitivamente en El Puerto de Santa María, como empleado de la industria naval auxiliar. "La pista del lobo" es la primera novela que publica. Otras obras del mismo autor: "Mariluz", "Nostalgia", "Cuentos de la vida" y "Cuentos del abuelo". |
domingo, abril 08, 2007
LA LEYENDA DEL "ZAMARRILLA"
Maria Santisima de la Amargura Coronada (Marzo 2007) Bernardo By Lober
Cristóbal, el jefe de la banda, tenía puesto precio a su cabeza. Pero todo el mundo sabía que él repartía generosamente el dinero robado entre los más necesitados. También sobornaba a muchos otros, para que mirasen a otro lado o guardaran silencio.
Los recuerdos le provocaron sollozos y gemidos, y las lágrimas afloraron libremente de sus ojos…