
DIVINA ASAMBLEA
Aquella tarde, nos extrañó a Eva y a mí, que nos convocasen a una asamblea en el centro del Paraíso, justo donde se cruzan los ríos Éufrates y el otro, ¡vaya, no me acuerdo el nombre!, ya no soy perfecto desde aquel día en que probé la manzana de Eva, quiero decir: la que había cogido ella del árbol, no seáis mal pensados. ¡El Tigris, ya me acuerdo!
Cuando Eva y yo llegamos al lugar de la reunión, Dios estaba sentado y rodeado de una miríada de ángeles, que le hacían la pelota volando alrededor y riéndole todas las gracias. Abajo había una representación de algunas especies de animales de pie ante el trono. Dios nos vio enseguida y mandó callar a todos; luego, mirándome muy serio a mí (no sé por qué a mí, si la culpable era Eva), me dijo:
Voy a dictar las normas por las que se regirán a partir de ahora todos los seres que viven en la Tierra. Comenzaré por la vaca. Vaca : "Tendrás que ir a los campos de los campesinos, sufrir todo el día al sol, parir continuamente y dejarte exprimir cuanta leche sea posible. Tus hijos morirán en las plazas de toros Así pues, te concedo una esperanza de vida de 60 años". La Vaca contestó: "¿De verdad quieres que viva una vida así de desgraciada durante 60 años? Mira, creo que con 20 tengo más que suficiente, así que quédate tú con los otros 40". Y así fue. Luego, Dios se dirigió al perro y le dijo:"Tendrás que estar sentado todo el día detrás de la puerta de entrada de la casa del Hombre, ladrando a cualquier persona que se acerque. O cazando para que el Hombre se coma el fruto de tu caza. Así pues, te concedo una esperanza de vida de 20 años". El Perro contestó: "¿De verdad quieres que viva 20 años tocándole los huevos a los demás y dejando que los demás me los toquen a mí? Mira, creo que con 10 tengo más que suficiente, así que quédate tú con los otros 10". Y así fue. El tercer animal que llamó Dios fue al Mono. Dios lo miró de arriba abajo y le dijo: "Tendrás que divertir a la gente, hacer el tonto y adoptar las expresiones más idiotas que te puedas imaginar para hacerles reír. Así pues, te concedo una esperanza de vida de 20 años". El Mono objetó: "¿De verdad quieres que viva 20 años haciendo el tonto? Mira, me agrego a la opinión del Perro y te devuelvo 10 años". Y así fue. Al final, Dios se dirigió a mí y me dijo: "Tú no trabajarás, no harás otra cosa que no sea comer, dormir, hacer el amor, divertirte y emborracharte. Así pues, te concedo 20 años de vida".
Yo me puse a temblar, y no de frío precisamente (en el Edén no hacía frío ni calor, aunque no salía nunca el Sol y sólo llegaba la claridad a través de la capa de nubes que rodeaba la Tierra, produciendo una neblina húmeda que bastaba para hacer que las plantas crecieran tan maravillosas como en un invernadero. Ver Génesis). Como de todas formas ya estaba condenado, me atreví a quejarme:
–¿De verdad quieres que disfrute sólo 20 años de esta bendición? Mira, me he enterado de que la Vaca te ha devuelto 40 años, el Perro 10 y el Mono otros 10, sumados a mis 20 serían 80, ¿por qué no me los das todos a mí? Y así fue.Dios me dijo:
"Adán, hijo mío: De ahora en adelante, podrás comer de todo, hacer deporte, jugar, hacer todo lo que te dé la gana, sin límites. Puedes criar, amar o matar a los animales; nadie te pedirá cuentas; lo mismo puedes hacer con la vegetación: cuidarla o aniquilarla. Pero no pasarás de los 80 años". La asamblea se disolvió alegremente y cada cuál retornó a sus quehaceres. Ahora ya podéis entender porqué los primeros 20 años de nuestra vida no hacemos otra cosa que comer, dormir, jugar, joder, disfrutar y no hacer una mierda. Durante los sucesivos 40 años trabajamos como animales para mantener la familia, los siguientes 10 hacemos el tonto para divertir a los nietos y los últimos 10 los pasamos tocando los huevos a todos los que están a nuestro alrededor.
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