Soy consciente de que nadie me ha echado de menos durante estas dos semanas de ausencia y que para muchos ésta ha sido un alivio, porque me precede mi mala reputación: dicen que soy un hombre conflictivo, que cuando no tiene un problema se lo inventa, que si tengo un pasado lleno de borrones, que observo a la gente con los cristales opacos del orgullo y la soberbia, que miro debajo las alfombras… ¡Vaya tela! ¡Si hasta mi mejor amiga, antes de abandonarme, dijo de mí que era la persona más difícil que había conocido!
Y todo por reclamar mis derechos.
Ya no sé cómo actuar con la gente.
Por ejemplo, sin ir más lejos, lo que me sucedió hace poco con una mujer rica que regresó de las vacaciones:
Resulta que desde hace cuatro años, como no me alcanzaba el subsidio de desempleo para llegar a fin de mes, yo me colocaba cada día en la puerta de una casa señorial, situada junto a la iglesia, y la dueña salía cada mañana a eso de las doce, me saludaba con un escueto “Buenos días” y me entregaba un euro, con el cual yo me iba al Mercadona y compraba una bagueta de pan y una lata de atún, o un litro de leche, o de vino, por qué no, para echarle ánimo y perder la vergüenza.
Pero hete aquí que el día que regresó la señora de pasar un mes de vacaciones en Canarias, y tras mi saludo amable interesándome por su estado y el de su familia, ella me entregó el acostumbrado euro. Yo miré la moneda sintiendo como una mala sensación en el pecho, y escuché dentro de mí una voz que decía: ¡No lo permitas!, son cuatro años de antigüedad; tienes derechos adquiridos.
—Señora, disculpe, pero ésa no es la cuenta —le dije.
Y ella lanzó su mirada contra mí con los ojos saltándole de las cuencas y los labios estreñidos con tanta rabia que me asusté y me cubrí la cara con los brazos.
— ¿Pero cómo se atreve? ¡Encima que le doy un euro cada día…! — me espetó
–Pues a eso me refiero, señora —alegué yo muy serio y compungido—, que me falta el euro de cada día que ha faltado usted. Yo he estado en mi puesto, clavado como una farola, iluminando su puerta con mi presencia. Según mis cuentas, usted me debía haber dado treinta y un euros con el de hoy…
Y ella con los ojos encendidos como los faros de un camión, y las venas del cuello hinchadas como rabos de lagartos, las tetas bajando y subiendo como las montañas rusas, y respirando fuerte y agitadamente, ¡HAAA, HAAA…! Yo la miraba con los ojos como platos, creyendo que la dama tenía un orgasmo; pero de pronto exclamó:
— ¡¿Habrase visto?! Pero qué te has creído, imbécil! ¡Anda y que te den!
Y me dejó plantado.
¡Joder, qué modales!, pensé. ¡Yo, que creía que la riqueza iba acompañada de la educación y cultura...! Y la vocecita interior insistía: ¡No te cortes, díselo! Y grité: ¿Sí?¡Pues entonces búscate a otro pobre, que con éste no presumes más de riqueza ni de buenas obras ante los vecinos! Ea, ya está dicho.
Y me fui.
Pero cuando me acercaba a mi casa, la Depresión salió de detrás de un contenedor de basuras y se aferró a mi garganta, ahogándome y dejándome sin fuerzas, encogido, angustiado y lagrimoso. Y la vocecita que antes me azuzaba ahora se pasó al otro bando, la muy p..., y me reprochaba: ¿Pero qué has hecho, idiota? ¿Adónde vas a ir ahora, quién te va a dar de comer, quién te dará trabajo? Llegué a mi casa arrastrándome sin fuerzas y deprimido (¡Claro, si llevaba a cuestas a la Depresión!) y entré y me dejé caer en una silla en la cocina, colocando la cabeza hundida en los brazos para disimular mi pena.
Pero mi mujer, que es muy lista, se dio cuenta enseguida de que me pasaba algo, y me preguntó:
— ¿Qué te pasa, cariño? Nada. Venga, cuéntamelo. Que he perdido mi puesto de trabajo,¡joder! Cómo ha sido eso. Pues ya ves: mi genio. Bueno, cada uno es como es, y a estas alturas no vas a cambiar. No te preocupes, ya encontrarás otro. ¿A mi edad? Soy un desgraciado, si supieras cuánto lamento no poder darte todo lo que quisiera ... Me gustaría ser una persona rica y famosa, algo así como Etoo, Iniesta, Casillas o Zapatero… O el Rey, para darte un palacio donde vivieras como la Reina.
Y ella, que me acaricia la mejilla y dice: No seas tonto, ¡pero si yo te quiero así!
¡UF! ¡UF...! ¡Esas cosas no se pueden decir así de golpe en un día como este! Mira, mira cómo me has puesto: la piel tengo como el papel de lija, los vellos como puntas de alcauciles.
Entonces me levanté, la abracé y le di un par de sonoros besos, y luego, recordando una frase que leí paseando por la Feria del Libro, le dije al oído: Mi niña, no te quiero por cómo eres, sino por cómo me siento yo cuando estoy contigo.
Y entonces fue ella la que perdió los papeles: mirándome a los ojos dejó caer al suelo el vestido, lanzó el sujetador al aire, que vino a caer sobre la olla exprés, las bragas volaron sobre el frigorífico y dejaron a San Pancracio sin perejil... Total, que tuve que hacerle el amor allí mismo.
Luego le prometí buscar trabajo, y al día siguiente, para que no se repitan los abusos, me afilié al PRANT (Pobres Respetuosos y Amables, pero No Tontos), un sindicato humilde integrado a CC.OO. Esos, con tal de tener más representación que la UGT, arramblan con todo.
El próximo día 29 iré a participar en una fiesta cultural en Puerto Serrano porque me han asegurado que si leo unos cuentos me darán un certificado, diploma o algo que me sirva para mi currículo. Lo tengo por escrito en un documento firmado por mavelotudo@hotmail.com, para que no haya engaños.
¿Se imaginan la cara hinchada de orgullo de mi nueva jefa mostrando a sus amigas a “su pobre” con un Diploma o una placa en las manos que diga “A Juan. En premio a su colaboración”?
Sí, ya sé: pensarán ustedes que carezco de dignidad, de orgullo, que es una vergüenza tener a mi familia así… Pero qué quieren que haga, siempre ha sido así. Nada ha cambiado: con la Monarquía, la Dictadura, o con la Democracia, gobierne la Derecha o la Izquierda…, el pobre andaluz siempre ha sido humillado y obligado a vivir de las limosnas.
Y todos tan contentos; nadie se levanta...
Y no voy a ser yo, a mi edad, quien cambie eso.
Bueno, pues me alegro de haber regresado tras dos semanas de ausencia, ya les explicaré cómo fue la fiesta cuando tenga el diploma y encuentre un trabajo. Buen fin de semana
Ja, ja , ja. Un documento firmado por mavelotudo, eso va a ser que no vale para nada. He oído que ese mismo tipo engaño al mismísimo Walt Disney y lo tiene congelado en una nevera para polos.
ResponderEliminarOtra cosa, ¿para qué quieres tú un trabajo?
Dios mío, como está la cosaaaa.
JUAN dijo...
ResponderEliminarVaya, hombre, ni siquiera la firma de ese hombre tiene valor.¡Qué mala suerte, dios!
Pues sí, la cosa está muy mala,y hay que ayudar a la familia.
¿Ese Walt Disney es el que juega en el Real Madrid?
Veo que tú no vas a leer en la fiesta,no estás en la lista, y eso no vale.
Abrazos.
Muy bueno, Juan.
ResponderEliminarSabes echarle humor a una situación dramática.
Si, más vale tomárselo así.
Saludos.
Lola, y qué otra cosa puedo hacer, si todo está amañado.
ResponderEliminarLo que sucede en España es de película:
Imagino un combate de boxeo, donde dos contendientes se disputan un botín y los espectadores hacen apuestas en favor del uno o del otro.
Los contendientes son los partidos políticos formando dos bandos mayoritarios; el botín significa el dinero de todos los españoles y carta blanca para disponer de él; las apuestas son los votos de los ilusos que creen en los programas electorales.
Al final te das cuenta de que ha habido tongo, que han simulado que se pelean y que uno parece estar más tocado que el otro, pero lo que han hecho en realidad es repartirse el botín.
Y cuando perciben que el público se les echa encima encolerizado, los que organizan el espectáculo los protegen, enviándolos a Bruselas para que hagan turismo y disfruten el dinero ganado.
Y uno, impotente y rabioso por no poder recuperar el dinero de su apuesta, se acuerda de los muertos de todos ellos y no vuelve a apostar más.
Fíjate que el presidente Chaves ha abandonado Andalucía con el mismo número de desempleados que se encontró al llegar, después de pasar veinte años controlándolo todo.¡Él y sus allegados sí que se lo han montado bien!Mientras los andaluces ven peligrar sus pensiones o viven humillados de la limosna del PER o del subsidio, quitándose el hambre a tortazos o emigrando a otras comunidades para sobrevivir, él ya tiene la pensión máxima y vitalicia asegurada.
En fin, esto da tema para varios días.
Un beso, y que la semana que comienza sea amable contigo.
No tiene desperdicio el artículo sobre las dietas y gastos de los políticos. La dieta de tres días equivale a los ingresos mensuales de más un millón de españoles(Viudas y desempleados con o sin subsidios, por ejemplo). Y aparte cobran su sueldo íntegro, y son consejeros en empresas y cajas de ahorro.
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/articulo/sociedad/Cortes/tarifa/plana/oscura/elpepusoc/20090525elpepisoc_1/Tes
Querido Juan, el sentido del humor nos salva de la tragedia de soportar los vaivenes de nuestros paises...
ResponderEliminartenés un costado irónico muy interesante!
Un abrazo inmenso
Bienvenido, la sombra.Un placer recibirte en mi espacio.Gracias por tus amables palabras, y te prometo que iré e visitar tu blog para disfrutarlos.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, amiga Claudia. El humor no impide decir las cuatro verdades, ¿cierto?
ResponderEliminarUn placer tu vista. Mil besos, poeta.
Hola, Juan. Oye pásate un moemnto por prosofagos, q te he dejado un mensajito.
ResponderEliminarBesoooos
¡Hola, Ñam! Voy corriendo.
ResponderEliminarEspero verte de nuevo por aquí. Un beso.
Pues yo no veo el sentido del humor al que alude algún comentario. Yo veo una vehemente crítica a la estructura social que nos arropa desde tiempo inmemorial, pero eso es otra cosa, la interpretación justa la debe hacer el emisor del mensaje; o sea, tú.
ResponderEliminarVeamos, con tu permiso Juan: La caridad es la clave de la perpetuación de la injusticia, como he mantenido en alguna de mis reflexiones. Se la inventaron los poderosos, al amparo de los valores religiosos, para limpiar conciencias. Es la lavadora del atropello. La disonancia cognitiva no es sostenible y es necesario algún mecanismo que la regule. Yo abuso, robo a los trabajadores, a los impositores, a los… y tengo mecanismos para limpiar mi mente… confieso y se me perdona, hago caridad y satisfago a mi espíritu… Bueno, me viene a cuento porque estaba gestando el desarrollo de esta idea, que sigo alimentando, para parirla y colgarla en mi blog próximamente. Es una crítica a los valores clásicos que han permitido la subsistencia de un orden social injusto.
Un afectuoso saludo y tu escrito me ha parecido genial.
Bienvenido a este humilde rincón, don Antonio. Es un lujo recibir su opinión en un texto mío, y le estoy enormemente agradecido.
ResponderEliminarComo no podía ser de otra forma dada su profesión de Psicólogo, usted ha acertado en mis intenciones al colgar este escrito: es una crítica o queja ante los crónicos problemas sociales que conviven con nosotros desde tiempos inmemoriales.La línea subrrayada al final lo resume todo:el pobre andaluz(léase obrero andaluz) siempre ha sido humillado y obligado a vivir de limosnas.
Y esa actitud común de reciclar sus conciencias con buenas obras persiste:comenzando por la Casa Real, vemos a los reyes y príncipes el 5 de enero, día de Los Reyes,y también a actrices y deportistas famosos y multimillonarios visitando hospitales y orfanatos o misiones lejanas en lugares podridos de miseria, rodeados siempre, cómo no, de una legión de fotógrafos y cámaras de video que mostrarán al mundo su "caridad" con los desfavorecidos, como si su sola presencia los fuese a sanar y alimentar, y los pobres seres se ven en el compromiso de olvidar por un momento su hambre y enfermedades y mostrar su agradecimiento sonriendo o tocando palmas, cuando lo que procede es repartir entre ellos los enormes e injustos ingresos económicos que reciben, por una actividad escandalosamente sobrevalorada con respecto al salario de los demás ciudadanos.
Volviendo al tema andaluz,se puede afirmar, sin temor a errar, que Andalucía es una región llena de gente pobre pero bien preparada con cientos de miles de títulados universitarios y de FP que no encuentran trabajo y viven de la limosna de los subsidios y ayudas del PER o de las chapuzas.
Un orgullo para los empresarios, quienes, para hacerles un favor, los acogen caritativamente con contratos en prácticas que se tornan eternos bajo la amenaza de que "si no estás conforme, ya sabes: en la puerta tengo mil personas para ocupar tu puesto".
Un tema que da para mucho más.
Un placer verle por aquí, profesor, espero que vuelva a menudo.Estaré pendiente de su blog para leer ese trabajo que prepara sobre este tema.
Saludos.
7:44 AM
Juan, yo provengo del pueblo llano, de la clase baja, trabajadora y explotada secularmente. Mi padre fue campesino, hortelano y manijero en un cortijo hasta los años 60, aprendió a leer y escribir con 18 años, mi madre es analfabeta, empezó a trabajar con 6 años sirviendo en casa de un familiar. Yo empecé a trabajar con 14 años en la aceituna, la obra o cavando pies de olivo… Dios! qué tiempos aquellos… Había estudiado dos años en el seminario y ya tenía la semilla del estudio dentro. Mi vida ha sido de sacrificio, trabajo y estudios. Una vez se me ocurrió hacer un diagrama acoplando mis actividades a lo largo de una línea continua y ya tenía acumulado, a los 54 años, la actividad de un sujeto de 78 años. Eso puede dar una idea de cómo ha evolucionado mi pensamiento, de lo crítico que soy y de la tendencia a ser un librepensador que busca comprender y diagnósticas las situaciones libremente, desde la tolerancia el raciocinio y la empatía, eso sí…
ResponderEliminarUn afectuoso saludo y si te apetece me mandas vía e-mail al correo de mi blog apcblog@gmail.com tu dirección y te mandaré una foto de la excursión de Antonio López y su grupo al Chorro, a ver si estás tú entre ellos.
Será un placer, Antonio. Muchas gracias por tu confianza.
ResponderEliminarUn cordial saludo.