Preguntábase
el anciano
si de algo había servido
el
haber luchado tanto
por un mundo mejor
para él y para sus hijos.
para él y para sus hijos.
Sentado
ante el televisor
escuchaba las noticias
y apretaba,
impotente,
sus manos sarmentosas
huesudas, cuarteadas,
temblorosos
los labios,
rojo el
rostro por la ira,
húmedos
los párpados
corazón roto, deshecho
ante el
robo perpetrado
de todos sus derechos
por la
misma ideología
que setenta
años antes
arrasó todos los sueños
sembrando
los campos
con un millón
de muertos.
Por su
mente desfilaron
aciagos años de la infancia
en que
para comer nada tenía
y
rebuscaba en la sierra
tagarninas y
cardos borriqueros
que su madre luego hervía.
Media telera de pan
y
cuarto litro de aceite:
salario de todo un día.
Y al que
por desgracia
le tocaba
caer enfermo
por la
dureza de la vida
mejunjes caseros bebía.
Ni médicos ni boticarios,
Ni médicos ni boticarios,
¡para eso, dinero no había!
Un hombre escuálido, desarrapado
Con más
hambre que un galgo viejo
que afirmaba
ser maestro
visitaba las chozas y se ofrecía
a
enseñar a leer por unos chavos.
«¿Para
qué queremos leer
si para comer no tenemos ?
–le respondían
los esclavos—
El Saber es manjar para ricos;
los pobres,
suficiente tenemos
con trabajar de sol a sol
por un
poco de pienso,
al
igual que los borricos».
Y ahora
que tras tantos sacrificios,
sus hijos son libres ciudadanos,
que sus nietos son
universitarios.
Ahora
que su cuerpo no puede consigo
y de todos los demás necesita.
Ahora
que deberían ayudarle
tal
como está escriturado
en el
seguro que toda su vida
ha estado pagando…
¡Llegan
estos salvapatrias
y
rompen el contrato!
No descansa el Señorito
de incordiar y hacer daño
demostrándose así mismo
que es superior al rebaño
Juan... En tus versos dolorosos, vi el rostro de mi padre...
ResponderEliminarOtro Juan, llorando desahuciado, algunos anios atras.
Una realidad plasmada triste pero magistralmente
Duele... Pero prefiero el dolor y la rabia antes
Que la indiferencia
Un abrazo (aguamarina)
Muchas gracias, aguamarina. Ojalá y todos olvidásemos nuestra indiferencia ante los problemas que agobian a la sociedad, pues navegamos en el mismo barco y el hecho de que algunos tengan botes salvavidas no asegura que salgan ilesos del temporal.Un beso y gracias por tu visita
ResponderEliminar"Removerlo todo para que nada cambie", eso es lo que ha pasado.
ResponderEliminarGracias, María.
Sólo falta que nos vendan como esclavos.
ResponderEliminarQue pena ver como todo se va a hacer ppuñetas.
(las dos pés de ppuñetas no es ningún error).
Saludos.
Esclavos ya somos, Toro salvaje, y nos han vendido a los mercados. ¿Quién ha les ha votado a ésos?
ResponderEliminar¡Pena negra, pena negra!
Saludos, amigo
Este poema despierta hasta el alma más dormida. Conmueve. Además, por más difíciles que sean los tiempos que vivimos, la poesía, por sí misma, es un aliento divino, un soplo del fuego que alimenta la vida. Millones de besos sisifianos.
ResponderEliminar¡HOLA, SISíFA, ME HAS ALEGRADO EL DÍA!
ResponderEliminarQué bonita definición haces de la Poesía.Me encanta.
Hace ya semanas te dejé comentarios en tu blog que luego no he visto. Puede ser que los tengas en la carpeta de spam.
Un beso enorme.Feliz semana
Hace unos días fui al médico y mientras esperaba en la sala de espera, había una señora muy mayor contándome que acababan de echar a la calle a su hijo de 50 años. Estaba de baja por accidente y el día que se incorporó, le dijeron que era su último día (baja por un accidente laboral, ojo,). Y la mujer me decía:quién iba a decirme a mí que iba a venir un primo hermano del "menuillo" a hacerme ésto. Yo, por respeto, no quería preguntarle quien es el menuillo, me imaginaba que era Aznar. Hasta que me dice: el menuillo es Franco ¿eh? es que yo a ese no quiero ni nombrarlo, no vaya a ser que aparezca.
ResponderEliminarEn medio de la tragedia que me estaba contando, tuve que reírme con su ocurrencia. Le daba miedo hasta nombrarlo. Y en el final de su vida, a la pobre le parece que vuelve a la pesadilla de la esclavitud, del señorito y el pobre, del que tiene acceso a la cultura y el que no...
He leído tu poema, Juan, y me ha venido esta señora a la memoria porque es la representación real de tu preciosa literatura.
Ojalá ésto no vaya a más. Un beso
Ojalá no vaya a más, Mamen; pero ya suenan como tambores de guerra más recortes cada viernes.
ResponderEliminarGracias por tu visita y generosas palabras. Un beso