Cuadro de Viktor Vasnetsov ( 1887)
VACACIONES DE SEMANA SANTA
"Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos."
Millones de personas en España y Europa disfrutan en estos momentos de la Semana Santa, otros han tenido que trabajar y solo disponen del puente desde el Jueves Santo hasta el domingo, o hasta el próximo martes en la Comunidad Valenciana.
Al mismo tiempo, el terror nos araña las tripas sabiendo que en cualquier momento y en cualquier ciudad podemos ser víctimas de una bomba asesina, pues a pesar de las medidas de seguridad, nadie es capaz de detectar a un terrorista a tiempo entre nuestros vecinos o compañeros de universidad para impedir que hagan explotar su cuerpo en un vagón de metro o en la sala concurrida de un aeropuerto o anden de trenes.
Los atentados en Bruselas han colocado en la segunda página de los medios informativos la terrible situación que sufren los refugiados sirios, que son echados de Europa por la puerta de atrás, Turquía, que intentará rentabilizar los 6000 millones de euros que han cobrado por hacer el trabajo sucio de Europa.
La Europa de las libertades y derechos que deslumbró nuestros ojos prometiendo bienestar para sus ciudadanos se ha quitado la máscara y se muestra con la crueldad de la antigua Revolución Industrial: la explotación del hombre por el hombre, eliminando libertades y derechos adquiridos y reforzando los cuerpos de seguridad, promulgando leyes contra las libertades y actualizando los medios de represión para usarlos sin piedad contra quienes disidan o protesten contra ellas.
La nave Europa hace aguas por todos lados: los países del norte, los más ricos, niegan asilo a los que lo necesitan. Los países del sur, en plena crisis económica y de valores, exigen que sean los países ricos quienes acojan a los refugiados.
Unos por otros la casa sin barrer; nadie quiere a los refugiados en sus casas. Al final, la UE ha acordado contratar a otro para que los recoja, sin preguntar en qué condiciones cumplirá su contrato
Es verdad que las redes sociales se han llenado de poemas reivindicando el derecho de las personas a ser recibidos, como lo fueron los españoles en su día.
Es fácil escribir un poema. Lo difícil es compartir una casa y una nómina.
Es verdad que existe un malestar general por la solución que está dando la UE, pero, insisto: nadie quiere a los refugiados en su casa; los quiere en la del vecino. El día en que un español ceda una casa o una habitación para darle techo a un refugiado saldrá en todos los periódicos. En Grecia son diferentes, al parecer la gente está albergando a los que pueden. Incluso los que están sin empleo, están decididos a compartir el hambre. Pero es que aquí ya hay cientos de miles de familias compartiendo las exiguas pensiones y los hogares con sus hijos y nietos.
¿Que nos depara el futuro?
Tras el paso del caballo rojo por el Medio Oriente, ¿el caballo negro del Apocalipsis inicia su andadura por Europa?
Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: "Ven". Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande.
Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: "Ven". Miré, y vi un caballo negro. El que lo montaba tenía una balanza en la mano.
Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: «Dos libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario, pero no dañes el aceite ni el vino»
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