LA FORTALEZA DEL SOL
Dejando a un lado la alegría de ver a mi familia y los momentos
felices que he vivido con ella, si yo tuviera que hacer una crónica de mi
reciente viaje al levante español destacaría mi visita a Lorca, la ciudad del
terremoto.
Es la segunda vez que
la visito y la primera que subo a al
monte en que se haya la majestuosa Forlaleza del Sol y me intereso en conocer
su historia.
Es la señal de
identidad de la ciudad, el símbolo de la lucha continuada entre el reino nazarí
de Granada y el reino cristiano de Castilla. En el castillo se revive la historia a través de actos culturales durante todo el año. Tiene un teatro al aire libre donde se representan historias vividas en ese lugar. El día que fui no había programada ninguna.
Junto a ella se halla el Parador Nacional de Lorca, donde trabaja un amigo. Este me invitó a disfrutar de una sesión de Spa pero la rechazamos; no es la primera vez que pernocto en hoteles que obsequian con una sesión completa y gratis y no las aprovecho. Vivo en una ciudad con playas y no me he bañado este año.
Soy muy raro.
Apenas desayunamos, mi esposa y yo decidimos visitar el castillo. No pudimos verlo todo y quizás nos dejamos lo mejor: las entradas a la sinagoga y a la torre Alfonsina en visita guiadas. Pero el horario de la visita no cuadraba, pues a la misma hora de la entrada a ambos monumentos habíamos quedado con nuestra amiga Amor Hernández y su marido para tomar el aperitivo.
Nos conformamos pues con visitar el interior de la fortaleza y la torre del Espolón, que duró dos horas.
El castillo tenía en su origen dos partes separadas: una para la población civil, otra para la guarnición militar.
Según íbamos escuchando a través del aparato que nos habían prestado a la entrada, la fortaleza del Sol fue edificada el siglo XI y en ella han habitado diferentes reyes moros y cristianos. También tuvo un gran protagonismo en el siglo XIX en la lucha contra los franceses. En esa ocasión , las autoridades lorquianas negociaron con el invasor ofreciéndoles sus servicios a cambio de que respetaran la ciudad y a su habitantes y no destruyeran nada. Así fue.
A pesar de que cientos de edificios sufrieron daños con el terremoto y aún se están reconstruyendo, el castillo, con sus gruesas paredes de piedra y arcilla, apenas lo notó. Solo una piedra descentrada en el arco de una puerta da testimonio de la fuerza del seísmo.
Solo quedan las murallas y en su interior algunas aljibes convertidas en salas de exposiciones, y las caballerizas, actual cafetería y tienda de regalos. El lugar en que habitaba la gente es ahora un gran jardín.
Me llamó la atención una catapulta, es la primera que veo, y he visitado numerosos castillos. Ignoro su antigüedad, no decían nada sobre ello; pero sé bien que es una reconstrucción ya que la madera no hubiera resistido el paso de los siglos al aire libre sin descomponerse. En cualquier caso, recogía fielmente el modelo y la técnica que usaron los defensores de la fortaleza o sus atacantes.
Restos de una vivienda civil
Juan; hermoso lugar ese castillo y muy buenas fotos,
ResponderEliminargracias por compartir mario