miércoles, junio 08, 2016

VA DE CINE.



El pasado sábado fui a ver dos cortometrajes de cineastas africanos en versión original.

En una hora vi dos películas, y aunque técnicamente no le encontré ningún fallo, no me gustaron porque los temas estaban trillados, "dejá vu".
La primera película  muestra a un matrimonio de ancianos que se odian y se hacen la vida imposible entre ellos, duermen en habitaciones separadas, y entre escena y escena recuerdan tiempos felices.
La segunda, muestra a un joven que se gana la vida en una sala de cine abordando a los hombres.
Nada nuevo: cuando yo estuve trabajando en París, era normal en los cines de sesión continua ver sentarse a tu lado a una mujer o a un hombre y que te ofrecieran sus servicios sexuales en en el mismo asiento o en los WC.

Soy muy observador. En el cine los fallos vienen a buscarme. En las series, también.

 Por ejemplo, anoche en la serie "El Caso" que emitió TV1, vi dos cosas tan increíbles, que me llevé las manos a la cabeza:
En la escena se ve al policía y al periodista de El Caso en el campo mirando al supuesto asesino mientras éste cava en el lugar donde enterró a su víctima, una joven desaparecida a la que la familia y la policía buscaban desde hacía muchos años.
Cuando aparece el ataúd, se ve un hoyo de un metro de profundidad y al lado la verdadera montaña de tierra que había sacado del mismo.
Pues bien, en un momento dado, el asesino coge del suelo una astilla de madera podrida y sucia y se la clava al comisario en el costado. Éste cae al suelo gravemente herido, pero le da tiempo a disparar al asesino.
Primer fallo: el periodista, en vez de llevar al comisario urgentemente al hospital, se entretiene en enterrar al asesino echando a paladas la enorme montaña de tierra extraída del agujero en su sitio, y luego alisa el terreno para que no se note nada.

No es creíble. En tiempos de Franco, cualquier policía estaba protegido y no hacía falta que enterrasen al asesino para ocultar que lo habían matado; la Ley de Fugas estaba en vigor y nada le hubiera pasado al comisario por pegarle un tiro y declarar lo sucedido.

Segundo fallo: el comisario debía casarse al día siguiente, y aún gravemente herido acude a la boda, perdiendo el conocimiento delante de todos en el momento de intentar besar a la novia.
Yo creo que para entonces la herida causada por una madera llena de tierra húmeda y podrida ya le habría producido cangrena. No es creíble que un comisario de policía impelido por el mismo Ministro del Interior a obligar al asesino a señalar el lugar donde había enterrado a su víctima, acuda a la iglesia gravemente herido ocultando su estado incluso a la novia, como si una boda no pudiese aplazarse dado la gravedad del novio.
Lo lógico es que el periodista, tras realizar una llamada a la policía para explicar lo que había pasado y acudan al lugar del suceso, hubiera llevado al comisario urgentemente al hospital. 
¿Qué temían?
¿Quieren decir que un Gobierno capaz de requisar toda una edición del periódico, obligando a toda la Prensa nacional a guardar silencio sobre un caso de malversación de fondos de un familiar de un ministro, no puede cambiar la agenda del cura para que la boda se celebre cuando el comisario se haya curado?
¿Y esta era la mejor serie de TV1?
¡Venga ya!
Reconozco que me gusta la periodista y la serie está muy entretenida la sigo desde que comenzó; pero creo que a veces nos toman por críos.

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