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miércoles, noviembre 23, 2016

ESTAMOS MALITOS




Buenos días. Lo tengo, lo he cogido. Como Pan que me llamo debo ser un manjar exquisito, pues desde hace casi dos meses no me abandonan los catarros malditos.
¿Que cómo he pasado la noche? A ver, ¿ cómo lo explico?:

¿Recuerdan ese anuncio del rollo de papel higiénico que lleva un perrito precioso color canela por todo el pasillo?
Pues se queda corto el anuncio: yo he gastado más papel esta noche secándome los mocos.
Venían en oleadas, cual tsunami asesino. Me impedían respirar y me ahogaban, hasta que ya bien entrada la madrugada mi cuerpo, vencido y rendido, se ha entregado y se ha quedado dormido.
¡Mi cuerpo, no yo!
Porque si así fuera no estaría ahora mismo chateando contigo, que yo soy muy responsable y no olvido saludar a mis amig@s.

Mi Carmen está peor que yo. La probe no se pué aguantá. Ella es tan generosa que comparte conmigo todo lo que ella tiene, incluidos los catarros, cosa que yo caballerosamente correspondo con un obsequio similar en calidad y precio.
Y así estamos, el uno se lo pasa al otro y viceversa.


Yo estoy convencido de que empezó ella, pues cogió frío una tarde hablando en la esquina con un vecino guardia civil, marido de una amiga suya, que se quejaba de lo torpes que son los ciudadanos de a pie.

Resulta que una pareja de guardias paraban a la gente por la calle y les mostraba una foto de un delincuente que andaban buscando:

- ¿Conoce usted a este hombre? ¿Nos avisaría si lo viera?

- No señor.No lo conozco. Si lo viera lo reconocería enseguida porque solo tiene una oreja.

- ¡Pero hombre, es usted gilipollas! ¿No ve que es una foto de perfil?

Y cabreado el cabo se acerca a otro peatón y le hace la misma pregunta:

- Usted lo conoce?

-¡Que va, mi cabo. No se me olvidaría esa cara: solo tiene un ojo.


El cabo saca las esposas y detiene a los dos por resistencia a la autoridad. En esto se fija en un viejo jubilado (No era yo, lo juro) que estaba tomando el sol echado contra la pared y le pregunta:

- ¿Usted reconocería a este hombre? ¿Nos avisaría si lo viera?

- No le quepa a usted la menor duda, señor guardia. Ya me he dado cuenta de que el sujeto lleva lentillas.

- ¡¡¿LENTILLAS?!! Pero cómo lo sabe usted, ¿es amigo suyo?

- ¡Nooooo, qué va! Pero debe llevar lentillas porque solo tiene una oreja y no se puede poner gafas.

Y así fue, intuyo, como escuchando tantas pamplinas mi mujer cogió frío.

Y a raíz de eso, mi Carmen y yo estamos tomando medicinas y leche calentita con miel. Eso sí, ahorramos luz, pues tenemos dos semáforos rojos en la narices

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