
Hace cinco meses, cuando mi hija me llamó por el móvil y me dijo: “Papá, estoy embarazada”, creí que el cielo se me caía encima.
La noticia de una hija soltera, sin empleo estable, residiendo con unas amigas a ochocientos kilómetros de mi casa me aplastó. Luego pensé en la criatura y comencé a hacerle un sitio en mi corazón: la pobre no tenía culpa de la mala cabeza ni de las imprevisiones de su madre.
Mi esposa, llena de alegría desde un primer momento, comenzó a comprar lanas y a hacer trajecitos de color rosa y azul, mantillas y jerseys de diferentes tamaños, previendo su rápido crecimiento.
De vez en cuando se cruzaban los mensajes y las llamadas al móvil buscando la información deseada: ¿Cómo está la mamá?, ¿te hace falta algo, hija? Te he comprado un canastito para el transporte. ¿Por qué lo has hecho, mamá?, todavía es muy pronto y eso trae mala suerte. ¡Bah, no hagas caso de las supersticiones! Será una niña, ya lo verás. ¿Y por qué lo dices? Por que yo lo sé; será una niña.
A los tres meses nos llega la noticia:
– Mamá, es una niña
– ¡Ya lo sabía, nunca me equivoco!
–Eres una bruja, mami.
–Bueno, y ¿cómo está ella?
–Muy bien, se parece al papá en la boca: tiene el labio superior reboleao.
Y llego yo del trabajo y me lo cuentan. Me pongo muy contento y los ojos se vuelven lagrimosos. No sé por qué. Qué tontería, ¿verdad?
Nos alegramos todos, olvidando que esa niña es un problema añadido a los que ya tiene mi hija: se le acabó el contrato hace dos meses y como ahora está embarazada no se lo renovarán. No podrá pagarse los gastos, aunque sus compañeras de piso le han dicho que no se preocupe, que cuando encuentre trabajo ya les pagará. Le dije que se viniese a su casa, que su habitación permanecía a su disposición tal como la dejó ; que los abuelos criarían a la niña. Pero ella no quiere volver: no quiere ser una carga para nosotros y dice que, como aún le queda paro, espera encontrar algo antes de que se le agote la ayuda.
Y ayer, domingo 16 de octubre, me suena el móvil y me avisa de un mensaje MMS. Lo abro y me encuentro una mancha clara-oscura y un texto: “Papi, esta es tu nieta. Se parece a ti.”
Y la miro y remiro, le doy vueltas al móvil buscando la mejor posición para ver eso que me dice la niña que se parece a mí. No entiendo nada de ecografías, pero al final sí creo ver una cabecita donde se distingue una carita, los ojos y la boca, o es que es tanta la ilusión que tengo que lo adivino mejor que verla.
¡Qué alegría siento! La miro y le hablo dándole la bienvenida, animándola a portarse bien y a no darle muchos problemas a su madre, que se queja de que no la deja dormir con sus pataditas.
– ¡Bienvenida seas, nietecilla!- , le dije. Y la besé.
Me has emocionado.
ResponderEliminarSaludos.
y de nuevo vulevoa llorar y en forma! es que me has emocionado andaluz divino de alma!!! me has emocionado!. mi hija también quedó embarazada tenía novio pero nopodía ni habrar de esta ni siquiera juntos. Me pasó como a tu esposa, me puse feliz pero no pude tener ami nietito o nietitas en mis brazos, perdió el embarazo a los 5 meses- estaba detenido a los 3- ya su novio no es más su novio ella sigue viviendo con nosotros.
ResponderEliminarCreo que la vida sabe lo que te manda amigo, tu nietita debía llegar el mío o mía no era le momento. Juan querido porque me has hecho llorar a si ajajaja!!! me debes una, te tengo que hacer llorar a ti!! un besote mi buen Juan un besote inmenso inmenso!
Asi es la vida amigo Juan.
ResponderEliminarUna sucesión tras otra.
Yo ya tengo ganas de que me hagan abuela, estaré tan orgullosa como tú.
Dicen que alos nietos se les quiere mucho y de diferente manera que a los hijos.
Ya veo que llevas cinco años con el blog abierto. ¡Qué alegría!
Besos
¡Vaya, Toro Salvaje! No eres tan fiero como tu nombre indica: tienes sentimientos.
ResponderEliminarUn placer tu visita, amigo. Un abrazo.
Querida amiga, María Susana, siento mucho lo que sucedió a tu niet@ y a tu hija.Y haberte hecho llorar, no me gusta ver tristes a las personas.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Hola, Marian Gardi. Es verdad: se ama a los nietos tanto o más que a los hijos, quizás porque nos recuerdan a éstos cuando los criamos, y porque ahora revivimos los momentos que vivimos hace muchos años con ellos.
ResponderEliminarEl blog lo inicié cuando dejé de trabajar.Me ha entretenido mucho en estos años.Y he conocido gracias a él a bellísimas personas, como tú, a quienes admiro y quiero.Un beso, amiga.