Un día como ayer, 28 de marzo de 1942, fallecía en la prisión de Alicante el poeta Miguel Hernandez. Hace un par de años leí un libro sobre su vida que me impresionó: "Miguel Hernández: pasiones, cárcel y muerte de un poeta". Autor: Jose Luis Ferris. Editorial: Temas de Hoy.
En líneas generales, recuerdo de este libro lo siguiente:
MIGUEL HERNANDEZ
Nacido en Orihuela en el seno de una familia humilde, cuya única fuente de ingresos era un rebaño de cabras, Miguel estudia en la Escuela del Ave María, un colegio católico en que, al igual que en todos los colegios privados, existe una diferencia de calidad de enseñanza y trato hacia los alumnos según sean sus orígenes sociales.
Recuerdo que en el colegio religioso donde yo estaba en la década de los cincuenta había dos clases de monjas: las que al jurar los votos aportaron buena dote a la Congregación ocupaban los cargos superiores y realizaban tareas de enseñanza o enfermería; las pobres mujeres que habían ingresado en la orden buscando alimento y techo pasaban los días enteros trabajando en las cocinas, lavanderías o las granjas y huertas del convento.
La discriminación de los alumnos pobres aparece también en la novela "La rosa del viento" cuando describe la situación de uno de los protagonistas, hijo del conserje del colegio.
Miguel pertenecía a la clase del “alumno pobre”, prueba de ello es que al poco tiempo dejó los estudios por necesidades de la familia y se puso a trabajar, si bien nunca perdió su interés por aprender y se hizo asiduo visitante de la biblioteca del Vicario General de la Diócesis de Orihuela, don Luis Almachar. Le cae en gracia al canónigo y éste le ayuda a elegir los libros que lo llevan a conocer a los más afamados autores clásicos, místicos y posmodernos.
Miguel, un autodidacta inteligente y ansioso por aprender, se hace amigo de otros jóvenes del pueblo que como él aman la Literatura , entre los que destaca José Marín, que sería luego abogado y publicaría poemas y textos con el seudónimo de Ramón Sijé.
Miguel no tendrá nunca la suerte de otros, ni sus contactos ni poderío económico, y pasará gran parte de su vida intentando publicar sus poemas.
En 1931 realiza su primer viaje a Madrid y busca sin éxito quien le avale y proteja. Se siente extraño e ignorado por los grandes poetas del momento, nadie apuesta un céntimo por el pastor (Según el autor, Lorca, Cernuda y Alberti hicieron poco por él, y al que más critica es a Lorca, que siempre lo consideró como un poeta menor y pueblerino), que se ve obligado a regresar a su pueblo y buscar trabajo de escribiente.
En 1934 realiza su segundo viaje a Madrid. En éste cambiaron un poco las cosas: publicó en una revista, llamada 'Cruz y Raya', su obra 'Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras'. Acude a reuniones con grandes poetas: Alberti, Neruda, Rosales, Aleixandre. Al llegar el verano regresa a Orihuela.
Miguel conocía a una chica en Orihuela, Josefina Manresa, y formaliza su noviazgo con ella. Miguel sólo vive para un sueño: publicar.Regresa a Madrid, donde emprende la búsqueda de trabajo y editor. Pablo Neruda le ayuda a encontrarlo y Miguel comienza a trabajar para Alfonso Cossio, que lo contrata para escribir crónicas y reportajes de los toros en diversas ciudades españolas.
Su amigo José es un ferviente católico; Miguel, en cambio, se va introduciendo en un mundo completamente distinto, comprometido con los débiles. Es comunista, como Alberti y la Pasionaria, con quienes discrepa en la forma de demostrarlo ante las masas. Ellos, critica Miguel, van en traje a mitines y conferencias a insuflar ánimos y caldear el ambiente para que otros empuñen las armas; él prefiere dar ejemplo y acompañar a los combatientes en el frente.
Se casa en 1937. Luego va a Rusia con una delegación española. Cuando regresa, sus poemas son puñales lanzados contra la injusticia que impera por doquier, sus palabras están al servicio de los valores republicanos y el poeta toma el fusil y combate en Aragón, Andalucía y Extremadura.
Su primer hijo muere en el otoño de 1938, y Miguel le escribe un poema desgarrador.
Al acabar la contienda huye a Portugal para no ser encarcelado, pero las autoridades lusas lo extraditan y es condenado por un tribunal militar de Madrid a muerte por luchar en el bando republicano. Varios intelectuales y su jefe Alfonso Cossio interceden por el poeta y logran conmutarle la pena por la de cadena perpetua.
Su amigo José (Ramón Sijé) muere y Miguel le escribe una Elegía que asombra al mundo. Juan Ramón Jimenez se queda tan sorprendido por la calidad del poema que se la publica en el diario El Sol. Otros poemas, dedicados a sus dos hijos, también harán estragos y removerán las entrañas del mundo de las Letras.
Miguel cae gravemente enfermo en una prisión de Alicante, la tuberculosis ha hecho estragos en su cuerpo y necesita ser trasladado urgentemente a un hospital para ser atendido. El canónigo Almachar, que lo había favorecido y ayudado en sus comienzos de poeta cuando comulgaba con el catolicismo y se olvidó de él cuando abrazó el comunismo, lo visita y le ofrece el traslado al sanatorio que salvará su vida a cambio de... ¿qué le pide que haga? ¿Por qué no lo trasladan y lo dejan morir?
Ya dije que el libro me impresionó mucho. Muy diferente a las biografías del poeta que circulan por ahí. Os lo recomiendo
Hallándose en Madrid recibe una carta de su esposa que lamenta su lejanía, le habla del hambre y dice que su hijo sólo come cebollas. Miguel le escribe este poema a su niño:
NANAS DE LA CEBOLLA
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
Miguel Hernández, 1939
Y cuando se entera de la muerte de su amigo Ramón Sijé le dedica este poema:
.
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha
muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien
tanto quería.)
.
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
.
Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
.
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
.
.Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta
.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte
a parte a dentelladas secas y calientes.
.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte
.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera
.
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
.
A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
.
(1 0 de enero de 1936)
Las nanas de la cebolla, una de las poesías más desgarradoras -y aún más sabiendo cómo, dónde y a quién se la escribió-.
ResponderEliminarUn saludo.
Miguel Hernandez fue uno de mis iconos de adolescencia.
ResponderEliminarGracias por recordarlo.
Saludos.
Cierto, Miguel, un poema desgarrador.
ResponderEliminarGracias por tu visita. Un saludo
Lola, gracias por venir.
ResponderEliminarEl libro del que hablo es algo diferente a todas las biografías publicadas de Miguel Hernandez,casi siempre azucaradas, por ello me impresionó tanto. Yo no sabía que pudo curarse de su enfermedad y se lo impidieron, ni que tantos poetas famosos que hoy mencionan como amigos suyos le dieron la espalda, lo despreciaron y discriminaron por su condición de pastor, especialmente Lorca, quien siendo de posición adinerada no quería que Miguel se integrase en su círculo.
Un beso.
Hola, Juan. Un gran poeta Miguel Hernández. Esa nanas de la cebolla es tremenda, me
ResponderEliminarsobrecogió, “escarcha de tus días/
y de mis noches.”. Que manera de transmitir sentimientos y que vida más dura le tocó. Y que injustos fueron con él. Juan, en esa época predominaba las clases…Ojalá no volvamos a ver nada ni remotamente parecido en nuestro país.
El poema a su amigo Ramón Sijé está cargado de tanto amor y dolor que es impresionante. “A las aladas almas de las rosas... /de almendro de nata te requiero: /que tenemos que hablar de muchas cosas, /compañero del alma, compañero” Ese final es hermosamente melancólico y un canto a la amistad.
Un beso,
Margarita
Hola, Margarita. ¡Qué agradable sorpresa!
ResponderEliminarMe alegro de que te gusten esos dos poemas, a mí también me impresionan, por eso los he elegido de entre tantos del cabrero-poeta.
Esperemos que nunca se repitan esas cosas, pero tal como van las cosas, las soluciones que proponen los ricos y la atmósfera de odio que se respira en el Parlamento...
Muchas gracias por tu visita e interesante comentario. Besos para ti y saludos a los tuyos.
Ciertamente conocía estos dos poemas. Ambos tristes, degarradores, tanto más cuando sabes de donde vienen y lo que arrastran. Muy bueno este homenaje a uno de nuestros mejores poetas.
ResponderEliminarMuchas gracias, amigo Manuel, por tu fidelidad a este blog. Me alegro de que te guste el homenaje a Miguel, un hombre de grandes y nobles principios que se lo merece todo.
ResponderEliminarEn la columna izquierda de mi blog, en Poesías en Español, tengo varios poemas de él y de otros muchos poetas, y elegí estos por que son representativos de su lealtad y solidaridad con los suyos.
Un abrazo.