
La pasada semana me prestaron este libro de 190 páginas, que sólo se encuentra en el mercado del libro usado a un precio que ronda los 20 euros + gastos de envío. Se trata de un valioso documento que derriba al mito legendario de la Guerra Civil Española, Valentín González, “El Campesino”.
A veces el autor lo ensalza; otras lo fulmina con las más graves acusaciones, según que las afirmacionnes del protagonista sean a favor o en contra del comunismo.
Y es que la historia de El Campesino es un conglomerado de traiciones a su Causa y de actos terroristas salvajes llevados acabo contra el enemigo pero también contra sus mismos soldados, sazonados con la gloriosa odisea de resistir durante nueve años el castigo y la tortura en los más inhumanos campos de concentración rusos, de los que consigue escapar dos veces.
Si bien el libro hay que leerlo con extremada cautela (Ha sido publicado en España durante los años más intensos del franquismo), teniendo cuidado de no dejarse influir por la sutil propaganda y las justificaciones del Régimen que contiene, los datos que aporta basados en los apuntes del Archivo Nacional y en las Memorias publicadas por el propio Campesino, constituyen documentos históricos escasamente conocidos por la opinión pública.
Por ejemplo: El diario "C.N.T." de Madrid explica que cuando trabajaba en la mina e intentaba afiliarse a los grupos anarquistas, éstos le dijeron que aún era muy joven y no tenía agallas para hacer lo que hacen los hombres. Y para demostrar su valía los citó a una determinada hora en la noche en que su padre llegaría a la mina conduciendo un camión cargado de dinamita y cuando llegó el camión lo hizo saltar por los aires con su padre dentro."El Campesino" contaría muy jactanciosamente lo que hizo para merecer ser contado entre los terroristas:
"—Bueno, le dije, mañana por la noche yo os probaré que ni soy un cobarde ni ando de acuerdo con mi padre. Que vengan a la carretera después de cenar unos cuantos compañeros. Cerca de mi casa habrá un camión de mi padre cargado con materiales.
-Y, en efecto, cuando vi a los compañeros que se apostaban a cierta distancia para observarme... ¡Hice saltar el camión de mi padre a la dinamita!
Y lanza una carcajada que hace retumbar la estancia."
Tras esa prueba de valor fue aceptado y le nombraron jefe de una división de soldados.
También se hizo famoso en el Ejército Republicano porque llevaba siempre a su espalda la “Despanzaburros”, una ametralladora que usaba para asesinar a cualquiera de sus soldados que retrocediera o se asustase. Algunos jóvenes milicianos, reclutados a la fuerza y conducidos al frente, sentían pánico al ver los aviones y tanques enemigos, y eso bastaba para El Campesino los acribillara por la espalda. Cuentan algunos historiadores que hubo más bajas milicianas en la batalla del Ebro muertos a balazos por la espalda, que muertos por disparos de frente, realizados por el Ejército Nacional.
A los que se destacaban en el frente los premiaba entregándoles un documento firmado por él que decía: “vale para acostarte con la mujer que quieras”. Miles de mujeres del lado republicano fueron violadas por sus mismos soldados “defensores”.
Las memorias son tan fantásticas como increíbles; fueron escritas por su lugarteniente Gorkin en México, y hay quien dice que son inventadas y escritas bajo encargo de los EE.UU para socavar la credibilidad del sistema comunista, que en aquellos años conseguía adeptos en todo el mundo. Por que, ¿puede un hombre enfermo y famélico escaparse de un campo en el norte de la Siberia a 50º bajo cero y atravesar toda Rusia huyendo de la policía y servicios secretos asistidos con perros entrenados y llegar a Irán?
El Campesino vivía con la obsesión fija de escapar de las horrendas cárceles rusas, y lo único que conseguía cada vez que lo intentaba es que los guardias lo descubrían y aumentaban la condena.
Dos veces logra escapar de las cárcerles del norte e intenta llegar al sur de Rusia para salir por Yugoslavia o Irán; pero las dos veces es detenido, torturado y condenado a trabajos forzados en minas y en el Metro de Moscú. Milagrosamente, sobrevive a todas clases de torturas y a trabajos durísimos durante los casi diez años que permanece en esos campos, hasta que ocurre un terremoto que destruye la ciudad y el campo de concentración y así escapa logrando llegar, tras muchas penalidades, hasta la línea fronteriza con Irán.
Lo curioso es que fueron sus propios compañeros españoles quienes lo acusaron y provocaron que fuera condenado.
El Campesino vuelve a Francia, donde intenta recuperar en el Partido Comunista el prestigio que alcanzó como general en la Guerra Civil, pero sus mismos camaradas, Dolores Ibarruri “La Pasionaria” y el general Lister, se han encargado de desenmascararlo como el cobarde que huyó en la batalla del Ebro abandonando a sus soldados a la merced del Ejército de Franco. Entonces publicó sus memorias y ello le reportó unos ingresos importantes que le permitieron vivir en un palacete en la Rue Truffault, nº 53, en París.
Entonces la editorial del libro y el semanario París Match le proponen provocar escaramuzas en el norte de España y venderles la exclusiva. Alegan que eso aumentaría la tirada de su libro y además, al publicar sus aventuras en la guerrilla su fama como militar revolucionario llegaría a los confines de la Tierra.
Así lo hace: Montan un campamento en el sur de Francia donde entrenan a los jóvenes simpatizantes del comunismo y algunos antiguos refugiados políticos españoles, que están dispuesto a morir por reinstalar la República en España. Cruzan la frontera y se enfrentan a la Guardia Civil, destruyen postes eléctricos y atentan contra los trenes. Ignoran que El Campesino no actúa por convicciones políticas; lo único que le mueve es el dinero que le pagan las editoriales por entregarles la crónica en exclusiva. Y así, poco a poco, El Campesino va enriqueciéndose a costa de la vida de todos los que ingenuamente le siguieron. Fracasado el intento de entrar en España, se va a luchar en Cuba y en Marruecos, como mercenario. Las editoriales publican las exclusivas y él se enriquece.
En 1977 llega a España y en 1982 sale en televisión contando sus azañas y pidiendo el voto para Felipe González. Éste es el hombre que la izquierda española ensalzaba y presentaba como un héroe, usándolo para conseguir los votos de los que sueñan con la 3ª República.
En sus memorias denuncia a las grandes figuras del Partido Comunista Español (La Pasionaria, Líster, Carrillo…).
Se le conoce un matrimonio del que nacieron tres hijos, desaparecidos durante la Guerra Civil.